RAUL ANTONIO CAPOTE
“Solo lo desnudo provoca la caridad de los dioses
fecundadores”
José Lezama Lima
“Yo soy el que soy”
L.C.F.
La capucha oculta a medias el rostro de grandes ojos melancólicos, fisonomía marcada por muchas pasiones, sonrisa de mofa . Avanza envuelto en el negro hábito. Desnuda su flagelo de cola de manta, los dedos largos, cubiertos de sortijas se enroscan en torno al falo. El tiempo es propicio y el no escatima su polución, una y otra vez se masturba sobre la ciudad.
Se abre las venas. Contempla a la muchedumbre que avanza a ritmo de conga, sonríe y dice con voz apenas audible “ ¡Ah Isla de paradojas, cuanto me gustas!” Acaricia el borde de la capucha y se marcha envuelto en cientos de pájaros negros. De su sangre y de su esperma nacen los demonios.
PRIMERA PARTE.
UN SITIO MUY EXTRAÑO
“Maldito sea quien mal piense”
Orden de la Jarretera.
El Carpintero dio los últimos toques a la nueva marioneta, hecha con madera olorosa y fuerte, cabellos de nylon color oro viejo, ojos de cuentas azules.
-Serás Kundry.
Le puso una banda de seda azul en la que se leía bordado en oro “Shou” (larga vida).
- Serás Kundry, la beneficiada por los efluvios del Grial.
La bautizó sumergiéndola en el agua del grifo.
- Cosa nacida del agua, mujer-tronco-que-no-teme-al-agua, mujer-pez, Ixquis, Innina, Istar, Nekbet, el curso de la luna guiará tu vida, tu licor será el Soma, brebaje del ensueño, tu arma será la Harpe, hoz con la que Cronos mato a su padre dormido. Tú, creada por mis manos con la madera del árbol Eridu, el emblema mas secreto de Sumeria, con corteza y savia de Ukano Beconsi, Palorosa, Bejuco Péndola, Ambarina, Caoba, Cedro y Canela del monte. Amarás y serás amada por el Dios–luz, reinarás en la frontera entre Ovapara y Kali, equilibrio entre la virtud y la podredumbre.
Satisfecho de su ocurrencia depositó a la recién bautizada muñeca sobre la mesa de trabajo, la besó en los ojos y se acostó a dormir. En la semipenumbra de la habitación, dormitorio y taller, los muebles viejos y ruinosos semejaban amenazadores monstruos, en las paredes raídas por la humedad vegetaban abortos infernales: Hipocentauros, Gorgonas, Grifos, Leucrotas, Hipnales, Présteros, Dipsados, Rémoras. En un rincón, alumbrados por una lámpara de aceite, los Santos que hace por encargo, con sus trajes de colores y su belleza folklórica, sobre un banco de madera recostado a la pared, sus muñecos favoritos: Merlín, la vieja Baubo, Zai - sheng (dios de la riqueza), Cassandra, Jasin “El Emasculador”, Catbach “El Druida”, Scaramuzza, Pulcinella y Arlechino. Encima de los muebles, en el suelo, regados por todas partes, decenas de relojes de todas las épocas, de todas las marcas, de todas las formas y tamaños posibles.
Apenas había conciliado el sueño cuando despertó asustado por el golpear de unos pájaros en el cristal de la ventana y el ruido de unas motocicletas en la calle, alguien aceleraba sin misericordia las máquinas y el ruido ensordecedor de los motores se mezclaba con el aleteo y las embestidas de las aves contra el ventanal. Armado de una escoba se asomó a la avenida, los pájaros enloquecidos chocaron con los muebles y las paredes, derribaban los muñecos y los relojes. En la calle, envuelta en el humo de los escapes, estaba Kundry. Varias ventanas se iluminaron, un vecino airado amenazó con quejarse “bien arriba”, dos motociclistas vestidas de cuero negro adornado de púas metálicas, viraban los tanques de basura y chillaban como demonios. Luego, como obedeciendo a una orden, las motos se alinearon junto a la acera. Kundry, a horcajadas sobre una de las maquinas, se despidió con las dos manos en alto y las motos partieron raudas por la calle mal iluminada.
La calle luz de noche es otra calle, suma de encrucijadas donde reinan Hermes, Janus, Eshu, frontera entre el caos y el orden, punto de intercambio de energía, zona que marca el recorrido del sol. Incansable vigila Hermes “El Merodeador”, “El que acecha en la noche”, “El ladrón”, camina oculto en las sombras, se desliza como un felino.
No puedes confiarte, a veces en esta vía surge el caos y se comporta como un calidoscopio en manos de un dios-niño juguetón y caprichoso. Pasas de un mundo a otro, de un tiempo a otro, sombras, luces de un tapiz mágico, donde eres una figuración, un dibujo, un punto.
Once de la noche es una hora límite, transito a la hora demonizada. No es extraño escuchar un batir de cobres esmerilados, no es raro sentir el hervor del cinabrio en la retorta de los alquimistas. Paracelso, Rogelio Bacón, Grillot de Givry, materializados, fortalecidos sus ectoplasmas por la encrucijada. Caballeros del Águila, Hermanos del Zodiaco, Caballeros del Cisne, del Perro, del Caballo, a esta hora rotunda, llena de confluencias “Nuestro lenguaje es parecido al de Adán y Enoch antes de la caída”, proclama Eneas el Rosacruz frente al Colegio de Belén mientras toma por la cintura a un mulato erotizado y vulgar que aplaude sin entender. Hemingway asido a una copa de Brillos luciferinos, clava sus ojos en la grupa de una Mesalina de cabellos azafranados y la invita a cazar lechuzas con su famosa escopeta. Caminan tambaleantes entre tenderetes y casuchas, cajas de madera y restos putrefactos del Mercado Agropecuario.
Un grupo de iniciados se reúne en el patio del Convento de Santa Clara, sentados en círculo leen el Amduat y el Génesis hebraico. Rostros ennegrecidos a base de carbonilla, llevan collares y abalorios de piedra negra, leen a la luz de cirios robados en las iglesias, beben agua bendita mezclada con el semen del “Maestro” y dicen preparar la llegada de un nuevo dios.
A esta hora Luz tiene el color de las murallas de Ecbatana, de los templos de Babilonia y Persépolis. Tapicería mística esotérica, Hermópolis, Tebas, Umma, Lagash. Envueltos en sus mantos negros caminan junto a sus muros: Zozimo, Martha “La Judía”, Erichto –capaz de hacer violencia a los dioses- , Medea, Simón “El Mago”, Simeta, Canídia, Sinesio, Olimpiodoro, seguidos de espectros sofocados y sofocantes de Safaítas y Nabateos.
Simurgo, antiguo Rey de las aves, tiene aquí su refugio, Gazalí dibuja su eterna rosa de la que brotará agua toda la noche y que desaparecerá con el sol.
Los alquimistas mezclan el azufre, el mercurio, la sal. Buscan la fusión del azufre y el mercurio bajo la acción del tercer principio. “Después del Purgatorio”escribe Ripley sobre la espalda de una jacarandosa puta que le confunde con un turista “Después del Purgatorio aparece el sol blanco y radiante” Kuvath embelesado por la grupa de la meretriz, aparta al sabio Ripley de débil ectoplasma y pega su asta de buey famosa en lupanares y callejuelas de Europa en las nalgas de la jinetera, membrum in anum inmittitur, jadea y resopla sobre la espalda desnuda “Cuando la obra. pase... del color ceniciento al blanco... y al amarillo... verás la piedra de los filósofos... nuestro rey... dominador y dominante”Kurvath embiste con su cuerno espiralado, muerde la espalda brillante de sudor, palmea las ancas, busca con los dedos el sexo frutado, “Ascender... a su... tronooo... rojo como el rubí en masa antigua” La mujer le arrincona para impedir la salida, le aprisiona con sus bien entrenados círculos, lo hace desaparecer dentro de ella, se lo traga entero y busca a Ripley que se vaporiza en un inesperado estallido y salpica con una pasta verde amarilla la acera.
Luz 162, subo entre aleteos y caricias furtivas. Vivo en el cuarto piso, en un apartamento pequeño con balcón a la calle –todo un privilegio-, sin barbacoa. En esta ciudad todo lo compartimos, las peleas, las celebraciones, los discursos, la rabia, el sexo, las radios, los televisores. Es una urbe de sonoridad indiscreta, desfachatada, de noche si alguien volara sobre ella podría escuchar el concierto de gemidos, gritos, el roce de los cuerpos, el frotar de los sexos. En mi edificio la madrugada esta llena del lenguaje de la carne, lenguaje que he llegado a clasificar:
- Por pisos.
- Por apartamentos.
- Por el volumen.
- Por el ritmo.
- Por la esplosividad.
- Por la duración.
- Por la frecuencia.
- Por la intensidad.
Se desarrolla en todos los pisos, en todos los cuartos, en todos los rincones, en la azotea, en la escalera, en cada centímetro aprovechable, en cada espacio posible, recorren todos los rangos del volumen, todos los ritmos, de conga, de vals, de guaguancó, de pasodoble, de zamba, de salsa, de son, de be-hop, de rock and roll y sin ritmo alguno, largos y breves, incansables, diarios, semanales, cada hora, cada minuto, cada segundo -pude identificar uno indetenible, permanente- los hay de baja intensidad, media intensidad, los hay huraños, efímeros, contagiosos.
Todo lo compartimos, sobre todo los televisores, en mi manzana con uno solo seria suficiente. Los cubanos permanecemos un promedio de noventa minutos diarios frente al televisor, nada si lo comparamos con otros ciudadanos.
Los portugueses: 170 minutos.
Los alemanes: 180 minutos.
Los griegos: 185 minutos.
Los ingleses: 215 minutos.
Los turcos: 220 minutos.
Los españoles: 230 minutos.
Los italianos: 250 minutos.
Los norteamericanos: 255 minutos.
Los japoneses: 290 minutos.
Después de todo doy las gracias por estar entre los menos afortunados en cuanto a horas de transmisión
El edificio de enfrente está tan próximo que a veces pienso que podría saltar sin mucho riesgo hasta su azotea, es un inmueble vetusto, balcones de madera, cristales ennegrecidos por el polvo, plantas que nacen de sus resquicios y le aportan un aire natural, a mole de piedra, a montículo, a colina. En uno de sus balcones cubierto de plantas exóticas y jaulas con pájaros -justo a la derecha, un piso más bajo que el mío- tres muchachas sentadas en una poltrona cubierta de cojines esperan cada noche la llegada del tipo más estrafalario y diabólico que ojos humanos hallan visto. Sumergidas en el vapor de olorosos sahumerios, apenas cubiertas por la fantasía de sus encajes y ligueros, una de las jóvenes se lima las uñas, la otra fuma de una larga pipa de agua, la tercera lee una revista.
Sopla una leve brisa. Una muchacha rubia, hermosa acompañada por dos chinas, se detiene frente al edificio, verifican el número sobre la puerta y penetran en el inmueble. L a bombilla de un cuarto que permanece vacío desde hace meses -sus dueños se fueron del país en una balsa- se enciende.
Abandono mi puesto de vigía, me desnudo y desenrollo la estera para dormir. Cuando no puedo dormir, como es el caso, recurro a un método más efectivo que contar ovejas. ¿Qué salvaría del planeta su tuviera que abandonarlo?
- Una pareja de cada especie como Noe.
- Un río.
- El sentido común ( si lo encuentro.
- Las utopías.
- La libertad.
- La amistad.
- La inocencia.
- Un libro (The catcher in the rye).
- La música.
- Un bosque.
- Meg Ryan.
- La danza.
- Otro libro (El caballero ilustrado).
- Sharon Stone.
- El café.
No da resultado doy vueltas y más vueltas en la estera sin poder conciliar el sueño Otro ejercicio, recordar anécdotas históricas, frases célebres, fragmentos de libros.
Sócrates mientras le preparaban la cicuta intentaba aprender un aire de flauta “¿Para qué quieres aprenderlo?” le preguntaron “Para saberlo antes de morir”
“Un día haré algo, no sé aun que, pero voy a horrorizar a todos los habitantes de la tierra”, famosa amenaza del Rey Lear.
El misionero budista Bodhidharma estuvo nueve años inmóvil frente a una pared.
“La felicidad no consiste en adquirir y gozar sino en no desear” Epícteto.
Arnaldo de Almarico abad de Citeaux, durante el asalto a la ciudad de Beziers, sospechosa de herejía, al preguntársele que hacer con los habitantes, contesto, “Matadlos a todos. Dios reconocerá a los suyos”.
Tampoco resulta, salgo al balcón, son pasadas las doce. Ha esta hora Luz huele a chamusquina, el aire de torna pesado, es la hora de Remy, Boquet, Laloyer, Chin, Won Li, Yagoda, Iejov, Vichinski, Veria, Pol pot, Pinochet y compañía, es la hora de los autos de fe y de la intolerancia, es la hora de la hoguera y el San Benito, es la hora en que en nombre de Dios se adora al Maestro del Sábado, al Refulgente, al Akerra, a Windigo, a esta hora es mejor estar en casa, protegidos de los oscuros y macilentos espectros que se deslizan por las aceras.
En algún lugar cercano alguien interpreta una melodía al violín, Pagganini reina majestuoso. En la azotea de enfrente, a la luz de la luna, tendidas sobre toallas, tres mujeres desnudas se entregan al astro nocturno como si estuvieran en un balneario bronceándose al sol. Dos chinitas y una rubia, la rubia tiene el cuerpo más perfecto que jamás halla visto. Siento un escozor en el bajo vientre, la muchacha me descubre en el balcón, sonríe y señala a las chinas el lugar donde trato de ocultarme avergonzado, ellas piden que me muestre, ante la insistencia de la invitación, poco a poco venzo el pudor y me asomo desnudo. La rubia se sienta en el muro y abre las piernas, se acaricia los senos, se muerde los labios. Mi espita se eleva alegre a la luz de la luna, cabecea, una perla brota de su boca.
El sol me despierta, es pleno día, la gente avanza presurosa por las aceras, una mujer me señala con el dedo desde la carnicería de la esquina, entro antes de que se forme un escándalo y me acusen de exhibicionista o algo peor. Bebo un largo trago de leche directo de la botella, algunas gotas frías caen sobre la piel y los bellos del pecho y se mezclan con la polución de la noche, apenas recuerdo, una extraña ave con rostro de fémina y cuerpo sublime, que me cubrió con sus alas, un sabor salado en la boca, un liquido denso que casi me ahoga. ¿Qué ocurrió?
La ducha fría me despeja y alivia, pongo a hacer café y me recuesto a descansar en una butaca. Escucho de pronto un bullicio que crece en la calle, tres viejas vestidas de negro arengan a la multitud que se congrega en los bajos de mi casa.
- Culpable.
Gritan las tres arpías, una conga avanza desde San Ignacio.
La madre nació de lima
y su padre de limón
y él es naranjita dulce
mi’a tu que complicación.
- El código penal de Carlos V condena a los pederastas a morir quemados en la hoguera.
- ¡A la hoguera!
- ¡Que lo quemen!
- ¡Abajo los maricones!
- Los ayuntamientos contra natura entre hombres o entre hombres y animales serán castigados con la pena de muerte.
Una voz angelical les contradice. Frangelico asume la defensa.
Frangelico: Según la ley, todos los actos deshonestos entre hombres, no deben ser considerados ayuntamientos contra natura, solo se presentan como tales los que tienen cierta analogía con el coito natural.
Arpía #1: No es necesario que membrum in anum inmittitur, ni siquiera que el pene haya sido introducido en una cavidad cualquiera del cuerpo del hombre para que el acto sea castigado.
Arpía #2: No es necesaria tampoco la eyaculación, un acto puede ser punible aunque no haya provocado el espasmo venéreo.
Frangelico: También queda establecida la posibilidad de no castigar a uno de los culpables si el acto se ha realizado sobre una persona dormida y mi honorable defendido estaba en brazos de Morfeo cuando ocurrieron los hechos y además no se ha demostrado que inmitio penis in anum.
Arpía #3: Exmilitar, exbibliotecario, guardián de baños públicos, holgazán y pederasta.
Publico: ¡A la hoguera!
Arpía #1: Marcial en la antigüedad, Pablo Zecchias en el siglo XIII y mas recientemente Tardieu han dicho que el ano de los filenos toma la forma de un infumdibulum.
Arpía #2: ¡Revísenlo!
Frangelico: Eso es falso.
Cuatro soldados con brazaletes que les identificaban como “Guardianes de la pureza” se disponían a mostrar mis nalgas al pueblo cuando desperté, aterrorizado y bañado de sudor. El café se derramó en la hornilla y el cuarto huele a quemado. Arreglo un poco la habitación y decido que lo mejor es salir a la calle, caminar un poco por la ciudad siempre despeja. Frangelico desde la azotea de enfrente me hace un guiño cómplice.
Atrás queda la ventana abierta, la mesa de trabajo, las virutas que el viento esparce, el concierto de los relojes que dan las doce con:
- Polkas.
- Chachachás.
- Tangos.
- Danzones.
- Milongas.
- Valses.
- Mozambiques.
- Contradanzas.
- Ballenatos.
- Sones.
- Cumbias.
- Boleros.
- Merengues.
- Mambos.
Comienza el peregrinar, la búsqueda del Carpintero. En el Barrio Chino están las huellas de las motos, el olor del cedro y la canela, los testigos que la vieron:
- En slack negro y camisa de seda blanca.
- Desnuda con el cabello cubierto de mariposas de jade.
- El rostro blanco nieve a fuerza de polvo de arroz y los labios rojos como la púrpura.
- Enfundada en un vestido de vinil negro, a toda velocidad en su maquina por las calles más lóbregas y apartadas.
Así supo de sus bailes en las ruinas del Martí, de la flor y el dragón que se tatuó en el pubis. Vio el mensaje dejado en todas las paredes de la cuidad, en cines, posadas, casas de cita, baños públicos, paradas de ómnibus, pancartas.
Kundry la de los 37 movimientos
Tendió trampas en todas las esquinas, en los parques, en los bares. Armado de un látigo, una cuerda y una trampa de cazar pájaros, se le vio desde entonces buscarla por la ciudad como un poseso, feroz, incansable en su cacería, risible, estrambótico en su locura.
Así la vio o creyó verla en el flascheo de una discoteca, en el Capitolio “haciendo la calle”, cruzar la bahía en la lanchita de Regla, en el bulevar de Obispo, en Mercaderes, con los espectros de Han Tay Lon y Cía. en Galiano 116, en las ruinas del Gran Hotel, en el Parque Central, salir acompañada de un turista del Hotel Sevilla, convertida en la diosa Chupinaka bailar y cantar durante cinco días para el dios Rukanako (Falo grande), arrollar con La Jardinera por el Malecón, en la calle San Lázaro acompañada por un séquito de damas chinas y princesas del Dahomey, danzar en la costa de 16 con Miss Burr, Miss Lamb’s Bread, Miss Collie, Miss Sensi y Miss McConey
.La vieron o creyeron verla bailar rumba en “La California”, competir con otros motociclistas en el Malecón, volcar la mesa de un mendaz juego de dominó en Los Pocitos, desafiar a Li Hsien campeón del juego “Viaje transmarino de ocho genios”, bailar desnuda en el Shanghai con la bella Chin Yuen, tocar magistralmente el Yeuh chin (arpa en forma de media luna) mientras paseaba en bote con sus amigas por el río Almendares, subir a un tur en quinta avenida, bañarse desnuda en La Concha, convertida en diestra devadasis bailar el bharata natyam para unos turistas hindúes, imitar a la emperatriz Teodora y bailar desnuda en el circo, vender bocaditos de helado en Neptuno y Zanja, cambiar dólares en la Manzana de Gómez, danzar el cordex y la pygesiaca sacra o danza de las nalgas en una fiesta privada, vender ropa interior, perfumes, tenis y fosforeras en Galiano. Chi-nu de la China, geisha japonesa, devadasis y nautch de la India, guina árabe, kisaeng coreana, motreb turca, egipcia ghawazee, hetaira griega, shikat marroquí, jinetera cubana.
La ciudad, tras las lluvias pasadas, huele a humedad. Los constructores se afanan en el nuevo hotel, el ruido es infernal, la estructura de tubos anaranjados y mayas de protección constituyen un elemento novedoso, acostumbrados como estamos a otro orden, o mejor, a otro caos, todo parece perfecto, organizado, extraño.
Un señor vende maní, lleva un abanico de cucuruchos blancos entre sus dedos mugrosos. Un grupo de escolares juega cerca de los leones del Prado, el sombrero de hule negro del manisero inclinado sobre la frente no logra ocultar sus ojos de sátiro, va tras las curvas, tras los ocultos milagros, olfatea el aliento joven, el aroma de la fruta nueva, las aletas de la nariz le palpitan.
La trigueña, sentada en el banco frente a mí, cruza las piernas, un delfín azul nada en uno de sus muslos, trigueña, Nekbet en el primer Nomo, Betet en Fenicia, Ixmucane, madre del maíz, madre del trigo, deliciosa, Nun el caos, yo, la miro, ella no me ve.
- ¡Maní!
Vocea el vendedor que no pierde de vista a los escolares, la mano oculta en el pantalón inicia un lento movimiento, disimulo. Las muchachas juegan, el viento les levanta la falda y el manisero se estremece, la frente se le cubre de sudor, el movimiento de la mano se acelera.
Dos militares piropean a la trigueña, ella sonríe y vuelve el rostro en dirección al mar. Nunca fui un soldado de verdad, sepultado entre estantes y ficheros, una rata de biblioteca. Héroe en sueños, caravanero, tanquista, piloto de MIG, guerrillero, explorador, paracaidista, zapador, mientras ordenaba ficheros, clasificaba libros, completaba formularios, desempolvaba estantes.
Ahora estoy libre del cascarón que me protegió durante años, la ropa civil rompe la homogeneidad, la cubierta de lo igual. Con el uniforme uno se aglutina, se aprovecha de las cualidades del conjunto. Pertenecer a un conjunto de héroes te hace héroe, como pertenecer a un conjunto de cobardes te hace cobarde, claro esto pudo ser solo cuestión de apariencia exterior, vas por la calle con tus medallas y galones ¿Quién puede saber? la admiración de la gente te hace sentir tan héroe como el que más, terminas creyéndolo y paseas orgulloso tu uniforme cubierto de abalorios. Ahora sin el uniforme no pertenezco a nada o ¿Formo parte del conjunto de los que no pertenecen a nada?. La ropa civil individualiza y a la vez te sumerge en el tráfico, en el torrente que se desliza en todas direcciones con un aparente sentido ¿Entropía? ¿Negantropía?.
Tuve mi oportunidad, no lo niego, debí esperar el fin con valor para que me enterraran con los atavíos guerreros y las armas como a los matufianos en Palestina (les ponían a los guerreros caídos conchas en los ojos indicio de su creencia en el doble). Aunque siempre es más seguro aparentar ser héroe que serlo de verdad, es mucho mejor, ellos mueren, son heridos, padecen calamidades, dolor, no regresan y entonces ¿De que les sirve?.
Ahora soy el doble, mi gemelo, aquel militar de biblioteca oculto tras la piel del uniforme y este otro identificable y a la vez confundible con la gente que pasa. Somos dos y uno.
Los gemelos ilustran el mito de la repetición, divino poder de semejarse al otro, tender hacia el otro por la admiración y el deseo. El objeto de la imagen es sobrevivir al modelo, imitar el ejemplo, copiar el ejemplo, predicar con el ejemplo, semejarnos al símbolo, pero a veces la imagen resulta reductora.
En todas las mitologías gémicas existe la creencia en el retorno ¿A qué retornamos?
El héroe coreano Izanagui simula la resurrección de su esposa, así simulo yo mi resurrección. Pulóver con la efigie del Che, gorra de los Marlins, pantalón verde olivo y tenis Nike, cuidador, guardián de baños públicos “20 centavos por favor” y extiendo un pedazo de papel o un trozo de periódico y a veces unas gracias. Dentro, mis dos yo, inseparables, unidos para siempre.
La trigueña finge disgusto por la insistencia de las miradas, es inevitable y ella lo sabe, arquea la ceja “ceja de mora traidora”... “Y va el convite creciendo en la llama de los ojos”, es forzoso mirarla, todo el que pasa se detiene aunque sea un segundo a rendirle homenaje, la observo, disfruto la tercedad que adivino, la redondez de las caderas, la hechura de esas piernas, “La boca abierta provoca; es una rosa la boca”. Divina.
El manisero se refugia en los portales del hotel Inglaterra. “El mundo exterior enfermo y corrompido” anuncia un vendedor de periódicos, el mundo se unifica, se amalgama, se balanza, gira en el carrusel del consumo, se profetizan calamidades, agujeros, lluvias devastadoras, unos muros caen, otros se levantan, veremos que sucede cuando fluya la resaca. Para mí terminó, toda la energía de mi mundo se concentra en esas piernas perfectas donde nada un delfín.
Este es el verdadero olor de la ciudad, el que deja la lluvia, olor a hembra, a sudor de hembra, a axila de hembra a sexo de hembra, viento húmedo y lujurioso, vapor de la tierra que asa las entrepiernas.
La muchacha se levanta del banco, más que andar danza, el delfín oculto tras la falda, asoma la cola y frota el vientre contra las nalgas macizas, lengüetea la piel, bebe el sudor que corre de la quebrada a la gruta, disfruta el ritmo. Prado abajo se aleja la mujer acompañada por un coro de requiebros. “Se va cerrando los ojos, Se va como en un suspiro.”
Del asfalto brotan espirales de vapor. Olor de la ciudad, sales oceánicas, aliento mordicante de la bahía, escapes de gas, cocinas de kerosene, agua estancada, orégano, cilantro, cebollas, ajos, laurel, comino, plátanos, potajes, pescado, huevos fritos. Ciudad acostumbrada al agua, al sol, a la basura, al semen.
Abandono el Prado y curioseo por las tiendas de la calle Monte, maniquíes vestidos, maniquíes desnudos, moneda nacional, venta en divisas. Estantes de libros de uso: Biblias, espiritismo, santería, teosofía, horóscopos, “El Diario del Che”, “Fidel y la Religión”, “La Revolución Permanente” de Trotsky, folletos de Bakunin, novelitas de Corin Tellado. Le pregunto al librero por “La carretera de Volokolans”, “Un hombre de verdad”, “Así se templo el acero”, me hace un guiño cómplice y dice bajito.
- Son muy difíciles de encontrar, en el año 92 se convirtieron en cucuruchos de maní.
Me hace señas para que me acerque.
- Le puedo conseguir “El Capital”.
La fetidez de su aliento es terrible, sonríe maléfico, descubro un resplandor rojizo en el fondo de sus pupilas y un olor a chamusquina en el ambiente, trato de evitar el hálito corrosivo.
- Hoy en día son libros raros y cada vez más valiosos, irrepetibles, editados y producidos en un país que ya no existe, algunos se hicieron en español solo para Cuba.
Escondidos bajo un estante me muestra libros de Mir, Raduga, Progreso y los tres tomos de “El Capital”.
- ¿Le parece muy caro en 120 pesos?.
Muestra los dientes amarillos y caballunos, un libro en cartone rojo, con la foto de Marx en la cubierta, vuela del estante a mis manos, el hombre me sujeta por la manga del pulóver.
- Vamos amigo, es una ganga.
Mi rostro es tan amenazador, presagia tantos sinsabores que el sujeto me suelta, recupera el libro y sonríe conciliador.
- Pudiéramos hacerle una rebajita, tratándose de un compañero tan.
Lo fulmino con la mirada.
- Un compañero tan responsable.
Me alejo del lugar y el librero suelta una salva de groserías.
AREA DE VENTA CUENTAPROPISTAS. Valla palabreja, batidos de mamey y frutabumba, collares de santos, mendaces cintos de Tommy Hilfiger, Levi, refrescos de naranja, sobres de café. Una negra gorda vende aspirinas y pomada china.
- ¿Tendrá por casualidad una aspirina del tamaño del sol?
Le pregunta un jodedor, la gorda no lo entiende y deja caer desconfiada el nylon con las medicinas tras un estante.
- ¿E’te e’ de la moná o que?
Una rubita pecosa ofrece placeres rápidos y baratos, otra voz sutil ofrece más, mucho más. La atmósfera es asfixiante, cuesta trabajo salir, escapar de la multitud de vendedores y compradores, cuando lo logro llevo una java de nylon con dos tubos de pasta Perla, un paquete de té indonesio, líquido mata cucarachas y una junta de cafetera. Dejé, la gorra de los Marlins, un bolígrafo y una fosforera.
Un hotel se construye cerca de la Fuente de la India, la calle esta bloqueada por una hilera de placas prefabricadas, el polvo se eleva en torbellinos. Derriban el centro, el corazón de los viejos edificios para hacer una nueva masa, dejan las fachadas antiguas intactas, es como si insertáramos un microchip en un gramófono de cuerda. Alguien a escrito sobre las placas:
MI CUERPO ES TUYO. ¡ÚSAME!
KUNDRY LA DE LOS 37 MOVIMIENTOS.
POR 20 TE HAGO VOLAR.
Unas motos pasan a toda velocidad y casi atropellan a una señora cargada de paquetes. Latas, cartuchos de frijoles, coditos y una flauta de pan, caen al pavimento, la mujer maldice a las motociclistas y al gobierno.
Un destello dorado, un flash, un casco orlado de luz se pierde en la esquina, unos pájaros negros graznan y levantan vuelo desde los árboles del Parque de la Fraternidad, comienza a llover y busco refugio en un portal. Llueve con sol, la escalinata del Capitolio reverbera. De una pared comienza a brotar un surtidor de agua, manantial inesperado que nace de una grieta y se ensaña con mi pulóver y lo arruina, agua negra, pútrida, salta y moja más de un vestido. Resignado decido caminar bajo la lluvia, goterones tibios, algo salados. Imperturbable bajo el aguacero, sentado en un banco del Parque de la Fraternidad, Frangelico bebe de su botella de licor. La libación calienta el estomago, reconforta. Un pájaro negro se posa frente a nosotros, picotea unas semillas en el suelo, nos contempla con sus ojos azul turquí, el ave tiene algo femenino, algo de mujer en la forma en que mira y se mueve, Frangelico trata de azorarlo con una de sus sandalias, el pájaro la esquiva con elegancia y de un salto se posa en mi muslo, lo dejo estar, arrecia el aguacero, estamos empapados, el fraile y yo bebemos, el ave se entretiene en picotear la cremallera del pantalón.
Wong lame el sitio donde hincará la aguja, sonríe, derrama vino en mi pubis, luego toma la máquina e inicia el dibujo, una flor llameante y un dragón. Yuen, odalisca reclinada en el diván, nos observa, sigue con atención los movimientos de la mano que empuña el instrumento, el temblor de la carne lacerada, dolor y placer, me estremezco, en el dolor conviven la paz, la evidencia, el placer y el misterio. Poco a poco la flor toma vida, rocío de sangre, suplicio. Gotas de sudor corren por el vientre de Yuen y se empozan en el ombligo.
El dragón nace junto a la flor.
-¿No lamentas la huida?
Me encojo de hombros. Es el destino, hoy iremos a la morada, al refugio, al cuartel, ya el dragón esta terminado, alas extendidas, garras, escamas, la flor junto al vellón rubio del pubis, Yuen besa la flor, le quito la sangre de los labios con la lengua, un sapo brilla en el iris de sus ojos.
Me ayudan a vestirme, el traje blanco, el collar, los pendientes del sol, el cinturón con la piedra blanca, las joyas en el pecho, los anillos, la tiara de diamantes. ¿Inicio o final?
Cruzar las siete puertas, las seis salas, en la primera puerta dejar la tiara de reina, en la segunda los pendientes de oro, en la tercera el collar de perlas, en la cuarta las joyas del pecho, en la quinta el cinturón con la piedra del alumbramiento, en la sexta los anillos de las manos y de los pies, en la séptima el vestido blanco bordado con hilos de plata Voy al nuevo bautismo, ese apartamento será nuestro santuario, nuestro refugio, el reposo de las guerreras luego de vencer a los héroes, derrotarlos cada noche con mi arma mas terrible y deseada.
Me gusta el aire de la ciudad, las cabalgatas nocturnas, sentir el motor que ruge entre las piernas, las calles oscuras, el juego de sombra y luz en los portales. Atrás queda la calle Luz y sus trucos, la azotea de la iniciación. Cristo de piedra en la Iglesia del Sagrado Corazón. Las Motos enfilan por Carlos III, hay luna llena, viajamos por su lado oscuro.
El edificio se alza hasta las nubes, nos detenemos, luna de plata, amago y misterio ¿Zigurat o Dakhma?, lugar santo o maldito según se mire, Dakhma, pozo donde se amontonan los huesos y reina Ahriman, Andra, Aeshma, príncipe de los demonios atraídos por la promesa de la batalla, convocados por el único, el Supremo señor.
Siento su andar bajo el pavimento, ocultos a las miradas. ¿Aliados? ¿Hombres de Windigo? ¿De Nergal? Fríos y apasionados. Subir la escalera, entrada, luz que ciega, arde en la piel, celos de Erinskigal, entrar a los dominios de Nergal, sometida a los antiguos ritos. El Carpintero me dio la vida, los señores de la oscuridad un futuro, el Príncipe una genealogía, seré dueña y señora, quebraré sus lanzas.
Me siento sofocada, ardor que el aire no alivia, la entrada del edificio es la entrada de un horno, tablero de ajedrez, bestia rodeada de azules, la sangre de un cordero sacrificado rueda por los escalones. Ate flota sobre mí, el gallo pierde la cabeza y eyacula sangre tibia sobre mis piernas, al sonido del guamo una matrona vestida de luto ofrece una esfera y una fruta, Bia me besa en los labios, dáctilos acarician los senos, anfisbena puente de pezón a pezón, el hombre de blanco con el falo erecto, negros con el tambor sobre las caderas, el cesto, la gacela, el gato de ojos esmeralda ¿Luz cenital o linterna mágica? Dios lunar Sin, cuchillo de plata, abre la piel, traza su firma, la flauta del Centauro, el río, las mujeres desnudas cubiertas de sangre y vino, el efebo penetrado por la bestia, Eris arroja la manzana al suelo, las Kires beben la sangre del cordero.
¡Nergal! ¡Hela! ¡ Windigo!, jícaras llenas de sangre y sambumbia donde todos beben, humo de sahumerios, tabaco, prueba iniciatica, la sacerdotisa baila, el dios rojo, tosco y primitivo frota el vientre contra las nalgas macizas de la pitonisa, roce de muslos y caderas.
Primera escalera, primer descanso, olor a cripta, mausoleo cubierto de flores, hierbas embriagantes, maderas odoríferas, gemir de los ríos subterráneos, morir es renacer, el fuego a cambiado de color, la piel se incendia, Itotele, oncolo, iya, ngunga, las negras bailan, los ojos en blanco, me untan miel en las mejillas “Omoyu lepe lepe” (hay que mirar y callar) Silencio, Erinskigal su violencia.
“ ¡Istar! ¡Istar!” Sonríe la dueña de los infiernos, “Desnuda no será de temer, despojada no será de temer, expuesta no será de temer” hasta cumplirse el rito Istar, Innina, Anat. , Astar, Arinna, renacida en los hierofantes de Akkad, Biblos y Hattusa, seductora descendida a los infiernos” Cantan los hierofantes:
“Desde que Istar ha descendido
a la tierra sin retorno
el toro no monta a la vaca
el asno no monta sobre la burra
El hombre se acuesta en su dormitorio
y la hija a su lado”
“Baba, Anat. , Qades, Asherad, Auta, Isis, Até en su devenir, Astarté diosa guerrera, dama de la voluptuosidad, hija de la luna, concubina del dios del huracán, flor del loto que desviriliza al hombre que la prueba, agotadora de héroes en su segundo nacimiento, en su segundo bautizo como Kundry-Innina-Ate, hija de Apap, hija de Bes, hija de Mait, preparas su arribo, reinaras a su lado” Soy la Reina, la seductora, dueña de la flor y de la harpe, aliada del que va a llegar. Primera puerta, alfiles y caballos se mueven en el tablero, dejo mi tiara, mi tiara de Reina.
Un grupo de muchachas danza alrededor de la hoguera, el fuego ilumina sus cuerpos desnudos. Una vieja, cubierta apenas sus carnes por un manto escarlata, unta de grasa a las jóvenes bajo los sobacos, en el vientre y en el sexo. Luego entre todas ponen al fuego un caldero, la anciana hecha en la olla: Leche de burra, un gato negro vivo, agua de albañales, el dedo índice de un hombre muerto en forma violenta, un alacrán, un bibijagüero, yerbas, flores, grasa de niño no nato. Masculla entre dientes un sortilegio, una de las fámulas aviva las llamas con un fuelle, la veterana arroja monedas a la cacerola y anuncia en voz alta:
-Tetradracmas de plata.
-Didracmas.
-Áticos.
-Dracmas.
-Calcos.
-Leptones.
-Denarios.
-Semis.
-Cuadrantes.
-Dispondios.
-Maas.
-Pondios.
-Musmis.
-Pirutas.
-Pesos de plata.
-Búfalos.
-Kopecs del 36.
Tierra de cementerio, huesos, colmillos de perro jíbaro, sangre de su dedo pulgar. Cada vez llegan más fieles –en lo fundamental mujeres- consagradas veteranas o neófitas, del país o llegadas de los confines de la tierra, herederas de los antiguos cultos, Stirias, Lamaes y Mascaes famosas, expertas en hechizos, filtros y bebedizos, hacedoras de tormentas, provocadoras de epidemias, telépatas, dueñas del arte del hipnotismo, la precognición y la radiestesia. Llegan en flamantes autos modernos, en automóviles soviéticos, en carros americanos de todas las marcas y años, llegan en guaguas, a caballo, en carretas, a lomo de mulo, en bicicletas, a pie o montadas en las clásicas escobas voladoras.
Desde temprano han habilitado kioscos para la venta de los más variados productos. Una tela extendida entre dos palmas anuncia: “GRAN FERIA ARTESANAL, GASTRONOMICA Y AGROPECUARIA WALPURGIS 99”. Un campesino arrastra a un enorme cerdo, el animal se resiste y lanza feroces gruñidos y mordiscos, el hombre monta en cólera y golpea al cochino con una cuerda, un grupo les hace coro y se divierte a costa de la terquedad de los contrincantes. Una pipa de cerveza congrega a su alrededor a una nutrida multitud que lucha por alcanzar una perga del dorado líquido, no faltan los insultos, los golpes, las amenazas, reyerta que amenaza con convertirse en batalla campal. Un alta voz anuncia los puntos de venta de productos del agro “todo a buen precio y de la mejor calidad, con rebajas especiales”
Kundry baila desnuda, junto a las demás jóvenes, alrededor del caldero, se sumerge en la tina hirviente, saca al gato y le quita la piel, lo descarna y saborea los huesillos. Es treinta de abril, justo a las doce se presentara Rautan, Pallantre, Windigo, el Señor de la noche, el Gran Maestro. Una hupia se acerca a Kundry y le da a probar un trozo de guayaba, después le restriega la pulpa de la fruta por el vientre y las caderas, baila en torno a ella, los pies levantan torbellinos de polvo, canta, su voz suena a lamento de caracol roto.
La gente se divierte, beben y danzan, los que pueden compran y comen, los que no miran, en una tarima toca una orquesta de salsa:
“Dime si tu me quiere
si tu me quiere negra
dime si tu me quiere
Tu no me quiere na’
se acabo el cariño
te fuiste y me dejaste
como si fuera un niño
Dime si tu me quiere
si tu me quiere...
Kundry, Yuen y Wong se hacen de unas pergas de cerveza y se sientan a beber bajo un frondoso árbol, lejos del jolgorio de la fiesta. Yuen cubre los hombros de Kundry con su chaqueta, se acerca la media noche y hay frialdad, Wong descansa la cabeza sobre los muslos de la Reina. Cerca de ellas asan la carne roja y sangrante de un puerco sobre carbones encendidos.
Kundry decide subir al árbol.
-Desde allá arriba la vista debe ser magnifica.
Trepa ágil por el tronco, luego de rama en rama hasta la cúspide. La noche es límpida, brillan las estrellas y la luna se muestra en toda su plenitud y belleza, el paisaje que se divisa desde la cima del árbol es divino. Un grupo de hombres vestidos de negro cantan una letanía en saludo a la muerte y las tinieblas eternas. Las chinas los saludan y besan el polvo al paso del cortejo.
-Sin Dios y sin Santa María.
-Que así sea hasta el fin de los tiempos.
-Perdición, criaturas de la noche.
La comitiva entra a la zona alumbrada por las hogueras y se cubren los rostros con las capuchas. Todo esta listo para el inicio del acto, se escuchan himnos, cantos, invocaciones. Kundry comienza a descender y el pie se le enreda en una liana, intenta safarse y el pie se le traba aun más, se debate asustada y pide ayuda, cientos de campanillas comienzan a repiquetear, una sólida jaula de bambú y alambres trenzados cae sobre ella, se escucha un grito de jubilo. Las dos chinas intentan socorrerla pero un grupo de hombres se lanza a sujetarlas,
Wong lucha, hiere con su navaja, golpea con puños y piernas.
-¡Escapa Yuen!
Yuen corre y grita.
-Sin Dios y sin Santa María.
Convertida en lechuza alza el vuelo. Wong es reducida, una vara la golpea en el hombro, el hueso cruje, cae al suelo, inconsciente la atan al árbol con una cuerda de cáñamo. Hacen descender la jaula. El Carpintero no puede creer en su buena suerte, ya estaba a punto de desistir, la tenacidad y la casualidad se unieron para darle la victoria, de haber pasado las doce de la noche Kundry seria incapturable, unos minutos mas y la hubiera perdido para siempre. Suben la jaula a un camión rojo.
Mientras en la explanada de la fiesta todo continua. La vieja se despoja del manto, dos niñas cubren el magro cuerpo con una túnica blanca, le atan una cuerda roja a la cintura, en el cuello le colocan un collar de plata para renacer y reencarnar, le hacen entrega de la espada para consagrar el círculo, un incensario para sahumar y el recipiente para la comida de la fraternidad. Después de un breve discurso da comienzo el acto de purificación y juramento, se acercan los neófitos con los ojos vendados se arrodillan ante la Sorguina en nombre del Señor de la muerte, las tinieblas y el submundo y son integrados a la secta luego de comprometerse a: Renegar de Dios, maldecir y blasfemar, hacer homenaje al demonio, dedicarle los hijos, consagrarlos a Satanás en el vientre de sus madres, hacer propaganda de la secta, matar, mentir, beber, tener cópula carnal con el demonio.
Trote de caballos, olor a azufre, torbellinos de humo, los fieles se posternan y es aclamado por miles de voces.
-Pallantre.
-Refulgente.
-Ubicue Daemon.
-Gran Corvo.
-Lutais.
Inflamado por el fuego extiende sus alas de bronce y dice la célebre divisa.
-¡Non serviam!
Se aproximan para adorarle, unos se arrodillan suplicantes, le besan el trasero en signo de homenaje, en su honor le dedican el propio semen al derramarlo.
-Vengo del lugar del viento y las tinieblas, torbellino de la quietud infinita antes del verbo, el más antiguo lugar donde se mezclan lo finito y lo infinito, lo más grande y lo más pequeño.
Cuernos de oro, jade los ojos, su mirada es pesadumbre y zozobra. Levanta el brazo derecho y la luna se oscurece, luego toma el color de la sangre.
-Ha concluido el tiempo.
Su voz rueda como un alud de piedras al abismo, a su lado aparecen:
-Magoa, Rey del Oriente y sus súbditos, Madael, Massayel, Asiel, Satul, Arduel, Acorit.
-Egym, Rey del Mediodía y sus súbditos, Fadal y Nastrache.
-Bayemon, Rey del Occidente y sus súbditos, Passiel y Rosus.
-Amaymon, Rey de Septentrión y sus súbditos, Laaval, Belem y Ramat.
-Esmon, General de los que faltan a la palabra.
-Tobiel, Príncipe de la intolerancia.
-Ragubel, Príncipe de la Duda.
-Bilial, Capitán de adivinos y hechiceros.
-Asmodeo, Príncipe de la lujuria.
-Boraz, Príncipe de la envidia, la calumnia y el rumor.
-Auristel, Capitán de jugadores, corruptos y pícaros de toda laya.
-Leviatán, Príncipe de la soberbia, la opresión y la hipocresía.
-Astarot, Capitán de los usureros, los acaparadores, los avaros.
-Renfas, Príncipe de la pereza y el olvido.
-Liliht, Reina de las prostitutas, los chulos y los vividores.
Los grandes maestros de los pactos, los conciliábulos, del fuego, de los dolores y de la muerte. Los demonios, Jasin “El Emasculador”, Minión, Bonnomet “El matador del cisne”enemigo de la belleza, la libertad y la vida, Roi Obu, Frimost, Silcharde, Guland, Surgat, Onogardo, Habílitis, Arrogani, Ampoca Palla, Achan Cassul, otros demonios menores, Behemot, Orejón, Tordillón, Tártago, Oribel, Sadul, Belfedor y algunos de larga prosapia nacional.
Los neófitos besan los penes erectos y humeantes de siete íncubos y son marcados en la niña del ojo izquierdo con la figura de un sapo.
-Mi hijo que está entre ustedes, que es uno de ustedes hará la obra, maldita trinidad del fin de los tiempos, yo, la bestia y la hembra lujuriosa, unidos en tiempo y lugar propicios, tres que serán uno, su voz será el poder absoluto, su cuerpo el miedo, su sangre la intolerancia.
Desaparece el fuego que le cubre, es un hombre desnudo, muy alto y delgado, sonrisa de mofa que acentúa la palidez del rostro. Sonríe y acaricia su flagelo de cola de manta con incrustaciones de nácar y cabeza de zafiro. Toma a una de las neófitas entre sus brazos, la joven yace aturdida por el éxtasis, él la acaricia, agonía exquisita, da a la carne latidos y placeres inconmensurables, entra en ella. A una seña de Asmodeo una legión de íncubos y súcubos corre a fundirse con la multitud y se da inicio a la mas desenfrenada bacanal en la mayor promiscuidad de los sexos, entregados al frenesí se mezclan en el polvo, en el lodo, en los matorrales, son poseídos y poseen.
El deja a la muchacha inconsciente sobre la tribuna, se pone su chaleco, el pantalón, los botines de charol, el sombrero borsalino, se arranca un clavel del boutonniere del gabán y lo deposita entre los senos de la joven dormida, acaricia con los dedos índice y del medio el ala del sombrero.
-No tienen remedio.
Dice burlón, baja de la plataforma y se mezcla con la muchedumbre.
-No es fácil estar aquí hasta mañana.
-¿Que coño traerá el viejo ahí dentro?
Dos hombres se dirigen al camión, uno de ellos extrae un pomo del bolsillo de la chaqueta.
-¿Quieres un buche?
Se dan sendos tragos de café.
-A nosotros que nos importa que trae en el camión. Pagó bien ¿no?
-Por menos que eso yo mato a mi madre.
-¿Entonces?
Kundry sentada en la jaula se lamenta, unos minutos mas y nadie la habría podido capturar, sería una verdadera princesa de la noche, ungida y dotada con los poderes del Único. Maldice al Carpintero, le desea todas las desgracias, todos los males, llora de impotencia, aterrorizada por el poder del hombre, poder que anula sus fuerzas, no puede hacer nada.
Los hombres hablan para ahuyentar el tedio, uno es un negro alto, desgarbado, viste overol de mecánico, gorra de los Orioles y calza botas rusas, el otro es un mulato viejo de cara plisada, ropa raída y sucia, chaqueta y gorra militar, porta un enorme cuchillo de cachas amarillas en el cinto.
-Es un hierro para hombres.
Un policía les dirige el haz de su linterna.
-¿Están de guardia?
-Mas o menos, cuidamos el camión.
-Son unas pancartas para el desfile de mañana.
-De hoy, ya es primero de mayo.
-¿Quieres un buche de café?
El policía mira el pomo mugroso de refresco Tropicola que le ofrece el negro.
-No gracias, tomé ahora mismo, gracias. Que tengan buena guardia.
El policía sigue su camino, los dos hombres se recuestan al camión, ya están semi dormidos cuando sienten el graznido de una lechuza.
-¿Oíste eso?
-¡Solavaya!
La lechuza se posa en la lona del vehículo y el mulato le lanza una piedra.
-Pa’ su madre.
Hacen la señal de la cruz.
-¿Tiene miedo compay?
-¿Y tu no? Lechuza llama muerto.
-A lo mejor es una bruja, las brujas pueden convertirse en cualquier animal, las de Canarias son muy poderosas, vuelan desde su tierra hasta aquí, de noche bailan desnudas en los palmares, son muy hermosas, el que logra acercarse a espiar queda ciego para siempre.
-Allá en mi pueblo había un tipo que tenía un hijo recién nacido y una bruja quiso chuparle la sangre del ombligo, que es el alimento de las brujas, el hombre se dio cuenta, le echó sal encima y luego le cortó la cabeza con un machete.
-Lo mejor es regar ají guaguau, poner piedras bajo la cama o tijeras en cruz y decir Jesús María y José.
-Las brujas utilizan la sangre de los niños sin bautizar para volar. Ma’ Teresa la conservaba en unos pomitos escondidos en una calavera.
-Esa negra es mala, mala de verdad, cuando la casa le cogió candela ella salió de entre las llamas sin problemas, sonriente y sin una quemadura y dijo Como mismo esta casa cogió candela así te consumirás tú y tu familia Julián Navarro y así mismo fue.
-De verdad que acabo con el negro, lo hizo talco, al final nunca se supo si Julián había tenido que ver con el incendio o no.
El movimiento del barrio comienza temprano, mucho antes de la salida del sol. Los vecinos se congregan en las esquinas, las calles se llenan de banderas y pancartas, unos hombres pasan lista, otros salen a buscar a sus casas a los morosos. A una señal comienzan a subir a los camiones, chistes, canciones y consignas se mezclan, alguien improvisa una rumba. La columna se pone en marcha, el Carpintero y los dos guardianes suben al camión rojo y se incorporan a la caravana.
Con los primeros rayos del sol llegan a las proximidades de la Plaza, ahí están las columnas organizadas para el desfile, un incendio de banderas que tremolan al viento mañanero, las voces de los que mandan, los kioscos, las pipas de agua, los cordones de milicianos que cuidan el orden. Algunas brujas que regresan del aquelarre vuelan sobre la masa humana, invisibles a los ojos de los profanos, exhaustas luego de una noche de lujuria y desenfreno.
El camión rojo elude el desfile y se pierde en una bocacalle.
SEGUNDA PARTE.
“EL BUFON Y LA DONCELLA”
“Una donna piú bella assai che’l sole”
Petrarca.
En el centro de la Plaza de la Catedral, al compás de un gramófono de cuerda, baila Kundry. Vestida con un leotar negro, un tutú rosado y zapatillas de raso, bajo el sol implacable del mediodía, baila sin detenerse. El Carpintero hace restallar el látigo y grita.
-¡Vengan señores! ¡Vengan a ver la mujer amaestrada!
Al son de una guaracha la joven levanta la grupa, balancea el vientre, avanza dobladas las rodillas, sacude los hombros, parece que flota. Marca el paso, se detiene de golpe y hace temblar sus nalgas. El público delira. La muchacha sujeta a los barrotes de la jaula inicia un vaivén enloquecedor, el viejo hace sonar de nuevo el látigo y el movimiento cesa, Kundry sacude su cabellera empapada en sudor y las gotas caen sobre sus admiradores que luchan entre sí para ser agraciados por el bautizo de la diosa.
- ¡Vengan señores! Un espectáculo sin igual, incomparable.
La muchacha se despoja del tutú, el Carpintero solicita silencio, asume la posición de un director de coros, mueve las manos sin ton ni son, los ojos cerrados, la mímica despierta alguna que otra risa pero la voz angelical de Kundry los cautiva, canta Parsifal, los tres episodios del segundo acto, cuando las niñas flores la rodean en el jardín encantado ella advierte mi presencia entre la multitud que la escucha. No puedo apartar mis ojos de ella, inolvidable, recuerdo su cuerpo a la luz de la luna, la azotea, la calle los espectros, la mujer pájaro que me envuelve con sus alas, es su rostro, su cuerpo, el ave que se posa en mi balcón, y la noche se despeja, se aclara, la mujer pájaro me abraza, muerdo sus senos duros, saboreo los pezones que saben a ciruela, lamo su vientre, el pico busca mis costillas, el ombligo, el falo, todo fue como un sueño, el éxtasis jamás sentido y la sorpresa, regresé a su vientre, busqué desesperado el pubis y encontré una alabarda, un pene enhiesto y desafiante en el lugar donde debería estar su clítoris, la mujer me inmovilizó con sus alas y atacó sin tregua, nada pude hacer para defenderme. Es ella misma, la sin par rubia de la azotea, canta como los ángeles, su mirada, ahora fija en mi, expresa súplica, dolor, solicita ayuda, demanda ayuda.
El público cada vez más numeroso aplaude frenético. Airado interrumpo al viejo y le exijo que libere a la joven, el hombre ríe burlón, lo agarro por las solapas del traje de domador de circo que usa, lo empujo contra las rejas del carromato, con ambas manos aprieto su cuello, un grupo de espectadores interviene, Kundry me incita, logran apartarme del individuo, tose, se lleva las manos al cuello, luego se arregla los galones del uniforme, sonríe mordaz y extrae del interior del saco un montón de legajos que dan fe de su derecho.
-Estoy debidamente autorizado compañero, yo pago impuestos y cumplo con todos los reglamentos establecidos.
El público comienza a injuriarme, se alzan voces amenazantes, Kundry me hace un gesto de desespero, comienzan a abuchearme, acobardado me alejo del lugar.
Día tras día continúa el espectáculo, han cerrado los accesos con barras de madera pintadas de amarillo y negro, en unas casetas de lona venden las entradas, han colocado carteles y afiches por toda la ciudad para anunciar el espectáculo. Los vendedores de souvenir y chucherías, logreros, carteristas, jamoneros, azotacalles, rameras, pícaros de toda laya, chulos, traficantes y bandidos de todas las denominaciones, encuentran su Potosí en la Plaza y sus alrededores. Desde una pantalla gigante colocada en la fachada del Museo Colonial proyectan un video clip de Kundry, envuelta en una red de pescar, con langostas, cangrejos, abanicos de mar y estrellas adheridas a la malla, canta un aire de moda, como telón de fondo el mar, la arena, los cocoteros, un grupo de baile danza en la playa, mulatas sensuales y bellas llenas de sol y ligeras de ropa. Una ola de turistas corre del muelle de los cruceros a la Plaza con su nombre en los labios, bermejos y sofocados por el calor, ansiosos por ver al “Ángel de la voz de oro” pagan a buen precio un sitio para ver de cerca a Kundry.
Turistas: 2 USD
Nacionales: 10 pesos M/N
Menores: 2 pesos M/N
Reza un cartel en las entradas, la aglomeración es enorme desde horas tempranas de la mañana, los revendedores y coleros hacen zafra junto a las casetas de venta de tiques.
Nadie sabe donde se oculta el viejo después de concluida la función, todos mis intentos para averiguarlo son infructuosos. Por la noche al regresar a la casa fraguo plan tras plan para liberar a la muchacha, pero a la luz del día me parecen irrealizables, emprender cualquier cosa en medio de la multitud es una locura. Siempre que intento acercarme al carromato y establecer comunicación con Kundry el viejo hace restallar el látigo sobre mi cabeza.
Consulté los más afamados textos militares, estudié a los más prestigiosos estrategas del golpe de mano y la sorpresa, recurrí a la magia negra, a la Santería, a Regla de Palo Monte, a la Aeromancia, Geomancia, Piromancia, Nigromancia, Cristalomancia, Onfalomancia, Aurispicina, Hedomancia, Chiromancia, Antropomancia y Lampadomancia, leí los manuales secretos de Merlín, Morgana, Armida, Marfissa, Taltibia, Cloe, Medea, La Carmenate, Simeta, Simón el Mago, Cagliostro, Erichto, Canidia y Sagana, sin encontrar la solución para liberar a la muchacha. Entonces opté por la única solución posible dadas las circunstancias, la vía armada. Me hice de una vieja armadura, una espada herencia de familia (arma que mi tatarabuelo arrebatara a Francois de Lalonois durante el sitio de Cartagena) y convertí un hasta de bandera en lanza de combate, repasé la “Teoría del Golpe de Estado” de Malaparte y me dispuse a ser un verdadero héroe.
El caballo, un triste animal que alquilé a un carretonero, se abre paso con dificultad entre la multitud, pico espuelas y lanza en ristre acometo, el viejo nada puede hacer, alza el látigo en un inútil gesto defensivo y cae atravesado por la lanza, de un golpe de espada salta el candado.
Todo es tan rápido que apenas puedo reaccionar, la multitud que en un primer momento retrocede presa del pánico, regresa en un movimiento convulso, ola que me derriba, el caballo cae sobre mi, la muchedumbre, Kundry y las motos, el rugido de las motos y las fantasmales chinitas surgidas de no sé dónde. Ridículo, indefenso, inmovilizado por el peso de la armadura, el animal, los pies y los puños del hombre-masa que acomete sin misericordia, marea enceguecida por la ira y el miedo.
-Es un demonio.
-Es un Alien.
-Es un aparecido.
Los más valientes lo sujetaron a una vara, una fina llovizna comenzó a caer. Se leyeron oraciones del Anima Sola, del Justo Juez, San Ciprián, las Siete Potencias, el Gran Poder de Dios, la Santa Camisa, la del Señor del Santo Sudario, las Nueve Animas de Lima, la Santa Cruzada, San Silvestre, San Judas Tadeo, San Enogardo, Espíritu Vencedor, Santa Bárbara. Le pusieron escapularios, agnus dei, detentes, le aplicaron una lavativa de agua bendita, le azotaron con ramas de álamo, le dieron a comer excrementos. La luna alumbraba los pedazos de metal, la cabeza del caballo, un brazo, una lanza dándole un aspecto terrorífico.
-¿Por qué lo trajeron al solar?
Se preguntaban algunos, mientras otros le ponían velas, lo rociaban con perfumes, lo sahumaban.
-¿No será Papá Montero?
Improvisaban una rumba, corrían de mano en mano los pomos plásticos con azuquín, calambuco, hueso e’tigre, Chispa e’ tren y otros licores aun más bastardos.
Vamo a cantarle a Papá montero,
zumba canalla rumbero.
Que ese muerto no llega al cielo
zumba canalla rumbero...
Con los primeros rayos del sol aquello se hizo menos temible pero no menos extraño, ahora había que sumar al original, la esperma de las velas, los escapularios, las yerbas, las flores, las ramas y los sahumerios nocturnos. A los pocos días la gente perdió el interés, dejó de ser un suceso, al no ser querido, temido, ni odiado por nadie.
Fue de rincón en rincón, fue asiento de reuniones, rumbas, cumpleaños y saraos de todo tipo, con los restos de metal se repararon techos, la cabeza del caballo sirvió de adorno en uno de los cuartos, la espada la vendieron a un coleccionista, la madera la utilizaron para arreglar muebles y ventanas.
La lluvia lavó el cuerpo desnudo. Gastado por el sol y la intemperie le encontró Alma Mustakis “La gitana”, cara de niño, los ojos negros abiertos al sol, ya no fue más el exmilitar, el solitario caminante, el cuidador de baños, Otar fue desde ese momento el desleído amante de la gitana que le ocultó en su cobertizo, entre sacos de yute, santos de madera, botellas y muebles rotos. En cuanto el marido partía para el trabajo Alma corría a su escondite y se empeñaba en volver a Otar a la realidad con brebajes hechos a partir de pimienta, marpasífico, canela, carey, tabaco y ciertos polvos mágicos heredados de sus antepasados.
Le hace tomar sus bebedizos, le cubre el cuerpo con untos mágicos, le frota el miembro con una pasta confeccionada con sudores y líquidos vaginales mezclados con ají gauaguau. Buena hembra, diestra en todas las artes del amor y la hechicería, le cabalga cada tarde una y otra vez, hasta lograr un día que su brazo la enlace, que sus manos le aprieten la cadera, que sus dientes le marquen la piel. Logró hacerlo caminar, logro que la mirara con aquellos ojos tan lejanos. Agujereó la pared del cobertizo que le separaba de su cuarto para que la viera derrotar a su marido.
El baño preparado como un ritual por Alma para su hombre, agua caliente en la bañera de latón, mazos de hierba buena, abrecaminos, vencebatallas, rojos dientes de la granada, cascarilla y polvo de carapacho de carey. Alma restregaba el cuerpo del marido con una tusa de maíz enjabonada, el cuello de toro, el pecho velludo, el vientre, la espalda, los muslos, la mirada de milano en los senos duros, en las caderas, en el vellón negrísimo del pubis, las manos de Alma sobre el vientre, se deslizan a los testículos, soba rítmicamente el miembro entumecido, adelante, atrás, el falo de garañón, de toro de lidia, el hombre encendido por el deseo de pie frente a la gitana que se pone de rodillas, el miembro degustado con artificio, con laboriosidad, con glotonería, la esperma caliente sobre los senos, el vientre, los muslos. La gitana mira a la pared que la separa del cobertizo, lo sabe ahí, contemplándola cabalgar, mirándola poseer al hombre rendido, boca abajo, la lengua buscona en el círculo negro, rodeándolo, hundiéndose en él, la tusa sujeta con ambas manos se introduce de un golpe y provoca un estertor en el cuerpo de ébano que se retuerce y serpentea en el suelo, ella a caballo sobre la espalda sostiene la tusa con una mano mientras con la otra se frota el clítoris, lo sabe ahí, tras la pared, tras el agujero taladrado en la madera, contemplándola, viéndola espléndida jinete, dueña y señora del cuerpo que gime y suplica, el cuerpo sudoroso del marido..
A través de su mirador Otar veía a la gitana, deshacedora y hacedora de entuertos, consultar a decenas de personas que acudían a verla en busca de ayuda. Las sesiones comenzaban siempre con el exorcismo del fuego, la voz de Alma sonaba distinta, con ecos de órgano, con ventosidades de abismo “ Yo te exorcizo criatura fuego, por el que ha hecho y amado todas las cosas, a fin de que los fantasmas que puedan dañarme se alejen de mí”. Luego vertía perfume sobre una cazuela puesta al fuego y comenzaba a atender a sus muchos clientes, remedios contra el dolor de muelas, oraciones para castigar a los insolentes, protecciones contra enfermedades y malos ojos, filtros de amor, detentes contra los malos espíritus, amarres, desamarres etc. “Et incute drock, Mirroch, Esenaroth, Betu, Baroc, Maaroth, castiguen al insolente que me hizo mal, Eson, Elion, Esmaris” así terminaba la consulta.
Para hacerse amar de Otar, aplicó esta formula infalible, un trébol de cuatro hojas lo colocó sobre una piedra bendita, recitó las oraciones de la misa, la hoja la puso dentro de un ramillete que dio a oler a Otar y dijo “ Gabriel illa sunt, trébol de cuatro hojas, planta divina y misteriosa que representas, la dicha, la felicidad, la gracia y el amor, si la suprema divinidad, la incomparable Ada Nari o la Isis Inda te dotó de tales y tan raras virtudes yo espero y pido ser amada por Otar Fagot”
Conocía oraciones contra la fragilidad humana, contra la infidelidad, para la infidelidad, para la virtud, contra la virtud, para no ser herido por las armas, para obtener honores y riquezas, para deshacer toda clase de hechizos y encantamientos, para ganar en el juego, para protegerse de rayos, huracanes, enfermedades y muchas otras que administraba sin restricciones a todo aquel que acudía en busca de ayuda.
Alma y Otar hacen el amor encima de los sacos de yute, cubiertos por los sacos de yute, frente al espejo de una antigua coqueta, dentro del espejo en locas fantasías de imágenes inversas. hacen el amor en el suelo, recostados a las paredes, en los pasillos, en la azotea a la luz de la luna, en plena calle, en el cuarto de Alma sobre la cama aún tibia del amor de la noche, en la bañera de latón.
Una tarde, desnudos y saciados, luego de los ritos de rigor, bebieron el Kundogolaca, bebida de sangre menstrual mezclada con semen, que debía sellar un pacto de amor eterno. Él la miró como nunca y gritó.
-¡Kundry!
Porque era a ella, a Kundry, a quien él veía. El recipiente de la libación, que no debía caer, cayó al suelo y se hizo pedazos, fue el descenso, por suerte era jueves y no estaban en todo su poder las fuerzas infernales, los ancestros de la gitana, fueron reverenciados con toda veneración y luego de las promesas debidas la gitana pudo regresar, un cuarto del alma de Otar quedó en la Región de los Misterios, un cuarto de alma perdido en la escaramuza de la Plaza y otro cuarto perdido en la Región de los Misterios, dejaba a Otar un solo lado, una sola posibilidad.
Al regreso del Catabasis pudo ver a la gitana hermosa en su ira, terrible en su despecho, la vio marcharse para siempre del lecho de sacos de yute que habían compartido, pudo ver y vio los trozos del recipiente, los santos de madera caídos y descabezados, pudo ver la claraboya que le comunicaba con todos los techos de la cuartería, pudo ver y vio esa noche y las que le siguieron, el combate, la danza furiosa de la gitana sobre el cuerpo del marido.
Hambriento de Kundry, hambriento de recordarse enlazado al sexo de Alma, la espiaba o saltaba por la claraboya para escudriñar en los cuartos vecinos. Noches frías en los aleros, reptar de serpiente, poco a poco amplió su radio de acción, su coto de caza al barrio, al resto de la ciudad, se le vió reptar por las paredes de los hoteles, pegado como una babosa a los cristales de los edificios mas altos, lo vieron en el barrio “La Dionisia” perforar la ventana de la mulata mas linda de La Habana, al mismo tiempo fue visto en Santa María del Mar y en Santiago de las Vegas, en el Cerro y en Alamar, en el cine Alameda y en el Trianón, en el Cementerio de Colón y en el Parque de La Fraternidad, en el edificio Bacardí y en la ventana de Cacha, la mujer que más putas controla en la ciudad..
Metamorfoseó en el Mítico Mirón, la serpiente, el tigre, conoció y coleccionó todas las posibles variantes de unión de los sexos que aplicaría en su encuentro con la bella Kundry, el día que la encontrara, felino en los aleros, cazador en noches sin luna, pudo ver hacer el amor como:
-Las Tortugas.
-Los ciempiés.
-Los conejos.
-Los perros.
-Los mapaches.
-Los macaos.
-Las arañas.
-Los murciélagos.
-Las libélulas.
-Las serpientes.
-Los cangrejos.
-Los gorriones.
-Las langostas.
-Los gatos.
-Los escarabajos.
-Los mandriles.
-Las avispas.
Conoció de amores:
-Tímidos.
-Feroces.
-Tibios.
-Ardientes.
-Desalmados.
-Fugaces.
-Crueles.
-Solitarios.
-Lentos.
-Apasionados.
-Explosivos.
-Desafectos.
-Disidentes.
-Contestatarios.
-En dúos.
-En tríos.
-Cuartetos.
-Sextetos.
-Sectetos.
-Masivos.
-Destructivos.
-Nauseabundos.
-Lacerantes.
-Dulces.
-Repugnantes.
-Socializados.
-Globalizados.
-Protegidos.
-Absurdos.
Aprendió las 25 variantes clásicas (enriquecidas y actualizadas) de los antiguos textos eróticos de la India:
-El tornillo.
-La rana.
-Con los dedos de los pies.
-Piernas al aire.
-El chivo.
-El martillo neumático.
-Salto mortal de frente.
-Salto mortal de espalda.
-Triple salto.
-Cola de tigre.
-La rosca.
-El muelle.
-Penetración combinada.
-Penetración alternativa.
-Desde atrás con doble giro.
-El yelmo.
-La sortija.
-El caballo salta la barrera.
-La lija.
-El péndulo.
-El látigo de seis colas.
-La marimba.
-24 por segundo.
-Pasaje a lo desconocido.
-La manta.
Se mando a hacer un dildo de cuero para ser poseído por Kundry. Todo ese tesoro lo guardaba para su amor que aparecería un día, estaba seguro, como aquella noche inolvidable, a la luz de la luna, mujer-ave, una y varias mujeres a vez, una y todas la mujeres del mundo en su piel plateada por el astro nocturno.
Estaba seguro que aparecería y apareció, el largo cabello color oro viejo, rugido de motores, olor a gasolina, pasó como una exhalación, pero el logró separar, purificar de otros olores, archivar en su olfato de animal furtivo, el perfume de la canela, el sándalo del rostro, el cedro de los muslos, el pino de los senos, la caoba del vientre, el palorosa de las nalgas, la mariposa del pubis. Ya podía rastrear por la ciudad sus escondrijos.
Así llegó una hora después de partir Kundry del Alí Bar, cuarenta y cinco minutos después de que se marchara del Colmao, media hora después de haberse ido del Hotel Nacional, quince minutos después de que se marchara del casa de Mery “Vente pesos”, cinco minutos después de que se montara en un sedan rojo frente al Hotel Sevilla, unos segundos después de que saliera de la Discoteca del Capitán Araña, pudo ver el humo de la Honda al marcharse de casa de uno de sus amantes en San Miguel . Descubrió que algunas tardes se refugiaba en el Bosque de La Habana y Otar se convirtió en el vigía, el guardiero del río Almendares que atraviesa y divide en dos la floresta . Recorrió sus márgenes, se adentró en los senderos del bosque, descubrió sus secretos, supo de sus hermosuras y miserias. Cazador de amores furtivos, coleccionaba sus descubrimientos con la misma pasión con que antes coleccionó las distintas formas de uniones de los sexos. Armado de su olfato, levantaba las huellas, buscaba bien abajo de la capa vegetal, los olores antiguos, las huellas del retozo, la más leve marca dejada en los árboles, en la tierra, en las piedras.
Así supo de amores tan antiguos como los de Bartolomé “El portugués” y la señorita Adriana María de la Concepción, raptada por el pirata en noche de arcabuces, campanas enloquecidas e incendios, amores tremendos como los de la gorda Bettina que dejaron una profunda huella, muchas veces confundida con el impacto de un meteorito, amores como los de Helena y la Jazz Band de Harlem en el año 43 que provocó la desintegración del grupo al desaparecer la mulata con los instrumentos, instrumentos que utilizaría mas tarde su amante Juan Cerré para formar el conjunto “Estrellas de Belén”, amores como los de Tania Castillo y los marineros rusos de la Flota del Báltico que impregnó los árboles del bosque con el penetrante aroma del Moscú Rojo, amores como los de Sahily y sus amantes españoles, Marelis y Lisbet cazadoras de nuevos ricos, gerentes, marrulleros de toda laya, remeceros etc, etc., etc.
Las tres Hondas detienen sus motores a un costado de la Manzana de Gómez, un mar de antorchas, consignas y banderas convergen en el Parque Central. En la Tribuna, El Poeta, vitoreado hasta el delirio, le canta al Rey de las flores. Kundry y sus amigas atraviesan la masa compacta y se sientan en las escaleras del Cabaret Nacional. Tres fantasmales marineros vuelan sobre la masa, planean, e intentan posarse sobre la estatua de mármol del Maestro, tres fantasmales marineros borrachos que tratan de materializarse en la noche llena de estrellas de La Habana, tres marineros y una puta de rojo. Kundry escribe con su creyón de labios en la pared.
Kundry la de los 37 movimientos
por 20 fulas te pongo a volar.
La puta de rojo pregona.
Cinco pesos papi
una mamada americana.
Los tres fantasmas y la puta de rojo invocados por Kundry la siguen al Hotel Inglaterra. Los tres marineros en calzoncillos abandonan en el suelo sus high ball y se acercan a la cama donde Kundry maniobra con la puta de rojo, la puta tiene el pubis canoso, casi blanco. Yuen y Wong lamen las vergas de los marineros.
La luz de las antorchas tiñe de rojo las ventanas, el Poeta, de nuevo en la tribuna, la voz logra filtrarse entre los cristales de las ventanas.
Yo no se lo que es el destino
caminando fui lo que fui
Kundry se pone un dildo de látex y penetra a uno de los marineros que chilla de placer sujeto a los barrotes de la cama. Kundry trae puesta la máscara de la vieja Baubo, tótem de la vulva.
Me arrancaran los ojos y el badajo
Kundry baila desnuda rodeada por cientos de pétalos de la flor del loto, los pétalos se pegan a la piel humedecida por el sudor, las nalgas se estremecen al compás del tamboril tocado por Yuen, nalgas absolutas cubiertas por los pétalos blancos.
La puta de rojo cuenta los billetes. El fuego de las antorchas hace estallar los cristales, que se hacen polvo, se disuelven sin un quejido en la voz del Juglar. la ciudad entra por las ventanas rotas y los fantasmas huyen, tres marineros que intentan subir a la estatua pero el tiempo es otro tiempo y se desmaterializan, son espectros de débil ectoplasma que no logran sujetarse al mármol y caen al suelo y son pisoteados por la multitud que no los ve, no puede verlos de ninguna forma porque es otro su tiempo y los fantasmas desaparecen tragados por la noche, exorcizados por el fuego, desvirilizados por la flor de la diosa.
Kundry y las chinitas, a horcajadas sobre sus máquinas, se despiden de la puta de rojo que se queda materializada en una esquina del Payret, en un rincón del tiempo donde no muere, un pliegue del espacio tiempo donde pervive y anuncia.
Una mamada americana
Lluvia de oro
Vuelta al mundo.
Con su vestido ceñido, los zapatos de tacón alto, el maquillaje escandaloso, hermosa y procaz queda en una esquina del Payret donde mueren de azul los Zafiros. Los demonios, camuflados entre las piedras del Gran Teatro, observan y sonríen.
Imposible dormir, su rostro, su figura, su olor rastreado en cada alero, en cada balcón, en cada ventana, realidad y sueño, deseo y temo encontrarla. Su olor, ese olor, Innina, delicada, blanca, flexible, la curva exacta de su espalda, piel de ángel en mis dedos garfios de subir los muros, el tigre, la babosa que se alimenta de imágenes, del hálito de los cuerpos consumidos por la lujuria.
Ese talle tuyo se asemeja a una palmera
Me dije, subiré a la palmera, cogeré sus
racimos.
Iré a buscarte, solo vivo para eso, me esperas aunque lo ignores, en esta ciudad hembra que se niega a ser poseída a la fuerza, esta ciudad lamida por la luz “Se niega a dejarse poner la marca, el inevitable pasaporte del éxito” se niega, padece sus propios demonios y se niega.
Y hacía que a todos se les pusiese una marca....
y que ninguno pudiese comprar o vender sino los
que tuviesen la marca.
Ella no lo admite, no quiere ser como las demás. Pobre de mi animal de sus noches, cazador, me injuria en la voz de sus habitantes “Abrecaminosespantamuertos”
Ventana, luz en el cuarto del librero, el joven grueso le hace el amor a la pianista, gorra bolchevique, cuadro de Mao en una pared, rostro avinagrado de Stalin en la otra. Hacen el amor sobre la cama desnuda de sábanas, hace el amor sin quitarse la gorra de la estrella roja, hacen el amor como si estuvieran en una carga de los Cosacos del Don, hacen el amor como si emprendieran el Gran Salto, hacen el amor planificado, colectivizado, a lo Koljosiano, a lo Stajanovista, sobrecumpliendo las metas, sin reparar en los gastos. El discurso de él, entrecortado por los jadeos, trataba de explicar a la pianista, el famoso libro del camarada Stalin “Acerca de la necesidad objetiva de la colectivización del sexo como forma superior de planificación sexual en las nuevas condiciones de la construcción del Stalinismo”, cuando pasaron a la praxis “Que rico mami, cosa rica, mójamela anda” Tropicalizado, desorganizado “!Coño que es esto! ¡Aaaaaaah!” y los hombres de Chapaev cruzan las líneas enemigas,¡Aaaaaaaaah! ¡Guerra a los Kulacs acaparadores de sexo! ¡Hay mami que es esto!” y la pianista mira orgullosa a su héroe, desmadejado, sudado, sobre ella, olvidado de tanta monserga, mientras Mao atrapa al último gorrión que picotea el pan del desayuno que quedó sobre la mesa.
Trepar, subir, reptar de piso en piso, de balcón a balcón, de ventana a ventana, mimetizar en el concreto para obtener el premio, tras los vidrios, a través de una persiana, dueño y señor de la noche, del camuflaje, del misterio, cazador sin fronteras. Cuando la gente no se sabe observada actúa con entera libertad, son auténticos y deliciosos, otros me presienten, algunos me descubren y actúan, se esfuerzan en ese juego del que se expone y del que observa, placer sublime, goce sin igual. Un agujero taladrado en la madera, un resquicio en el aluminio, pequeño túnel a la gloria, a veces paso horas sujeto al cemento en espera de ese instante en que una mujer se desnuda y se regodea frente al espejo, cómplice de ella misma, regalo al que espera, yo soy la paciencia, un auténtico Samana, no importa la lluvia, el viento, el frío, el calor. Ese sexo del que no se sabe observado o ese otro del que lo sabe, extremos del deleite, semipenumbras, luces, colores, gemidos, cuerpos que danzan, sudan, gritan, muerden, golpean, lamen, acometen , besan, tiemblan, lloran para mi, para esa frontera, ese simple agujero, a veces mas pequeño que una cabeza de alfiler, ónfalos del goce. En esos instantes soy Dios.
En una esquina, bajo un toldo de sutiles rojos bebo un café de pésimo sabor, en la glorieta del parque una banda de música prepara los instrumentos, hay un arranque de muslos tras los arabescos de metal de los asientos, la mujer del fagot acaricia con los labios la boquilla, un arranque de muslos, piel sedosa algo quemada por el sol, viento que descubre la carne y provoca el gemido de las cuerdas del contrabajo y el chelo y los violines, cuerdas estremecidas por la visión y la caricia.
Un grupo de turistas se acerca por la avenida, italos del norte, esbeltos y rubios, puloveres con monograma, piel sobre piel, deltoides y bíceps bien delineados, beben cervezas que extraen de una nevera portátil. Un demonio sale de un edificio, es bello y tan rubio como los italos, les sonríe y pone cara de fiesta.
-¿Fren? ¿Ami? ¿Amichi?
Y se ofrece para mostrarle los secretos de La Habana.
Voy hacia Kundry o al olvido, partir de la incoherencia para lograr la coherencia, deseo de autodestrucción, todos lo han sentido, absenta, ron, haschish, mezcalina, sadismo, masoquismo, ¿Solo privilegio de los grandes?. ¿Qué soy? ¿Qué somos? ¿Qué nos queda?, podemos desaparecer vaporizados, con solo apretar un botón saltaríamos al cosmos o podemos morir lentamente en el tiempo de Kali, disolvernos en el tedio, aplastados por las palabras, por el peso del futuro. Enigma de la Esfinge que espera y esboza su risa milenaria.¿Demonios? hay cientos de ellos entre nosotros, profetas de la noche, profetas de noches como las de Kish, Wraka y Egipto, anuncian el alejamiento de la divinidad, elaboración negantrópica. Elías, Osías, Golear, macho cabrío de cuernos de hierro, durante siete días da la vuelta a la tierra y bala de un modo espantoso. Reino del que soy ¿Demonio? Nun el caos, Huh el buscador, Kuk el oscuro, Amu el oculto.
Sálvame Kundry, hay cientos de demonios entre nosotros, esperan el tiempo, propician su tiempo ¿Acaso la libertad que conquista ha de corromperse como decía Sain-Just?
¡Que dulce es la luz!
que el hombre se regocije mientras puede
más que no olvide los días de tinieblas
pues serán numerosos
¡Todo suceso es vanidad!
La ciudad cambia, se transforma, implociona, no se dan cuenta porque ellos también cambian, también implocionan, culpan y se culpan de algo que no han logrado definir. Ciudad única y hermosa. Pérgamo, Palmira, Atenas, Esparta, Tebas, Troya, Menfis, Eliopolis, virgen y guerrera, puta y recatada, honesta y corrupta, viril y afeminada, perfumada y maloliente, sabia e ignorante, presuntuosa, alegre, descarada.
¡Amaos! Todo cambiará de aspecto. Anuncia Nagandschuna. Amón avisa a Bocchoris que el reino de la justicia está por acabar, la savia de esta ínsula es la pasión.
Susana salvadora, ella puede salvarme de Kundry. Dejaré de ser tigre para amarla como hombre. Por ella violé la frontera, dejé mi puesto de vigía tras el agujero.
La puerta se abre y una anciana me invita a pasar.
-¡Bella casa!
-Susana vendrá en unos minutos, siéntese por favor, ella se está bañando ¿Quiere un buchito de café?.
Detrás de la puerta hay una lengua roja y una herradura. En la sala un Maitreya gémico y justiciero, con una mano sostiene una espada con la otra una fruta que hace de lámpara. Hay un Cristo corazón sangrante, una muñeca vestida de azul, indios de yeso, flores blancas, libros, muchos libros en un estante de caoba.
La anciana observa con asombro mis manos sin bellos, gastadas por el roce de las paredes, la enorme turquesa del anillo, herencia de mi padre al que nunca conocí.
Susana, tras la cortina que separa la sala del resto de la casa.
- Pensé que no ibas a venir ¿Me esperas un minuto?
Susana, su olor, delicia, olor a hembra, a jabón, a piel húmeda, esencias secretas que el agua mezcla y confunde, incomparable su poder enervante y embriagador.
La tía recoge la taza de café, su voz es cantarina.
- Nosotros somos de la Tunas, yo vine en el 52 a buscar trabajo, nunca me casé, en el 70 vino mi hermano y su familia, en el 92 mis primos, Susana es hija de mi hermana menor, ella sigue allá en oriente y Susanita vino a estudiar a la Habana. Prefiere quedarse en el albergue aunque aquí no le falta nada, cosa de la juventud ¿Usted es de aquí ?
- No conocí a mi padre, creo que soy de La Habana.
Susana hace señas desde la cortina, no hace caso de las miradas desaprobadoras de la tía y me pide que la acompañe, un largo pasillo en penumbras, muebles viejos, desvencijados, cuadros-sombras en las paredes. Pasamos a una habitación, su cuarto: Colchón en el suelo, afiches, un tocadiscos, espejos, ropas en desorden.
En el fondo de sus ojos hay fatiga, hay soledad en su cuarto, hay sombras en las paredes. Deseable Susana, me siento en una esquina del colchón, frío, un viento helado, como la primera vez, esa noche de desnudos grotescos, viento helado y yo en la pared, Acamas escondido en el vientre del caballo, temeroso esa noche por la fuerza del aire. Cuerpos, vestigios que se pierden en la penumbra. A punto de abandonar e ir en busca de refugio salté a un balcón, la puerta de aluminio estaba semiabierta, habitación a oscuras, luz de relámpagos, se abrió la puerta de la calle y ella entró acompañada de un tipo alto, algo grueso que dejó caer un manojo de llaves sobre la mesa. Desde mi posición, personaje de Mishina, pude verla de rodillas, su espalda perfecta, las nalgas, pude verla morder el vientre fluctuante, acariciar los muslos, perderse las manos en el vellón oscuro, placer sin rostro, cuajado de sonidos y olores que se mezclaban con la lluvia. Desde mi posición el roce de los cuerpos se amplificaba, se hacía insoportable, marea sin sentido, caos.
El hombre desnudo bebía un café sentado en el sofá, la pija elefantíasica sobre su muslo derecho rezumaba savia sobre la piel, hilos de semen a punto de cristalizar. Ella dijo que se daría una ducha y yo busqué esa ventana, ubique el espacio, la franja de luz que se perdía en la lluvia, pude verla de cerca, el cuerpo bajo el agua, olor del jabón y del cuerpo, distraído arañé el cristal, la mujer apagó la luz y miró a la ventana, ahí estaba yo, ella sin un gesto de pudor me miró a los ojos, abrió y me lanzó un jarro de agua a la cara, luego encendió la luz y continuó su baño como si tal cosa. Acteón aterido en espera de la frase Intenta, si puedes, decir que me has visto desnuda, a punto de ser devorado por los perros. Pero ella seguía, sonriente, deleitándose con la sorpresa del fisgón..
Poco a poco fueron violados los límites, su cuerpo cada vez más cerca, más próximo, tan cerca que sentía su ardor, su fuego.
Nunca la toqué, comenzamos a salir juntos, al cine, al malecón, al Prado, no era mucho lo que podía ofrecerle, era nada.
Ahora su casa, al fin su casa, mi salvación, mi liberación. Mirándola desde abajo más perfectas sus formas, magníficos sus muslos. Beso sus rodillas, beso sus pies, lamo sus muslos, muerdo suave la carne que huele a cereza, la toalla que la cubre cae al suelo, el ombligo con sabor a abismo me pierde, bajo como en un sueño a probar la orquídea temblorosa, una gota de almizcle en el pistilo, ojiva abierta, mi lengua la explora y desciende, muerdo los pétalos, regreso a la abertura, a la fruta que se deshace, voy a lo oscuro, allí, donde se quiebra la plata, se diluye en un juego de sabores, el orificio que gime y la convierte en un tremolo de cuerdas. Se tendió en la cama, una almohada bajo las caderas.
- Pon el tocadiscos.
Los discos caen al suelo, en cámara lenta, cine silente, solo el sístole y el diástole de la ojiva que erucciona torrentes de azahares y jugos de fruta.
Noche de ronda
que triste pasas
que triste cruzas
por mi balcón...
Desprovisto de peso levito sobre su cuerpo, ella atrapa el cordoncillo, la espita inerte, el caracolillo, lo lleva con fervor a los labios, rompe sus espirales. Helado, blando el gusanillo, inerme, ella se esfuerza, gomoso como una gelatina se escurre de sus labios, yo, avergonzado, lleno de miedo, frío.
- Debo irme.
- ¿Qué pasa?
- Me voy.
- No te preocupes, no es nada, ven acuéstate un rato a mi lado.
- No puedo, no vez que no puedo.
Luna que se quiebra
sobre las tinieblas
de mi soledad...
Me levanté de la cama y me dirigí a la puerta, sorprendida se sentó con las piernas cruzadas sobre el colchón, la almohada apretada contra el pecho.
- ¿Pero qué es lo que te pasa?
- Nada, me marcho, adiós.
Traté de sonreír, de restar importancia a mi huida. Ya en la calle me senté en un banco, era la nada, soy la nada, el miedo, la derrota, abortada mi posibilidad de salvación, pobre demonio que se alimenta de imágenes. Estuvo a mi alcance y no pude concretar la posibilidad que tanto deseé, no podía tocar a otra mujer, Kundry, nada mas que Kundry.
Caminé durante horas por la avenida desierta, algún que otro auto se detenía al reclamo de los seres nocturnos, risas, mercadeo, ofertas, olor a perfume, la inconfundible colonia de limón de los demonios.
El guerrero con la flor de loto sobre la ingle, rendido el cuerpo. Kundry le da a beber el Soma, brebaje del ensueño. Le cubre la piel con miel de abejas y aloe, vencido para siempre el soldado, privado de sus jugos, bebe la pócima que le hará olvidar, le convertirá en eunuco.
Cazador cazado esta mañana en Jesús del Monte, Bafomet barbudo y fuerte como un toro, ahora rendido, será abandonado en cualquier rincón de la ciudad, despertará transformado en fileno, ansioso y desmedrado adicto al semen, despertará convertido en mariposa libadora de penes, buscará esos jugos a como de lugar, medrará en los baños públicos, suplicará una mamada, vampiro de esperma, sin poder calmar jamas su hambre inagotable atacará en las sombras de la noche a los hombres solitarios, a los borrachos dormidos en los parques, a los sin casa que pasan la noche en los portales, en las terminales de ómnibus, a los desprevenidos, contagiará su hambre a cuantos libe en sentido inverso y estos buscaran el alivio del mamador incansable para calmar sus falos ardidos.
Kundry se sumerge en la tina de agua caliente, por los vitrales se filtra el sol, arcoiris sobre el agua. La diosa toma una fruta, muerde la piel, paladea el jugo, en el líquido, en la espuma, nadan trozos de piña, mango, frutabomba, plátano, el vapor empaña los vitrales y los espejos, la luz se fracciona en azules, morados y rojos.
Sale del agua y expone su cuerpo a la luz, se contempla en los espejos, se acaricia las caderas, las nalgas. Yuen se acerca con una toalla, Wond se arrodilla y le arregla el bello del pubis con un tijera y una maquinilla de afeitar empareja los bordes, perfecciona la franja sutil que desciende del ombligo y se pierde entre las piernas, perfuma con sándalo las ingles y los pétalos.
Kundry toma una chaqueta de vinil, luego de unos segundos de vacilación la deja caer sobre una silla..
La caricia del vinil en el pubis hace llamear al dragón y a la rosa. A toda velocidad recorre la ciudad, disfruta del aire que le acaricia, le caldea los pezones, viento sobón y zalamero. Los Ojos le brillan, acelera cada vez más la máquina, se mete en lances de vértigo, no respeta nada, cruza como una exhalación los semáforos, los pasos peatonales, sube a las aceras.
Desde el alero de un edificio el Mirón la ve pasar, asciende y busca el recorrido de las máquinas que se pierden en el laberinto de calles y edificios. Kundry lo siente, hasta ella llega la mirada que le incomoda, que le molesta, no entiende su rabia, no entiende su miedo y eso la ofusca más, ¿Por qué no lo enfrenta de una buena vez? Utilizaría su Harpé y su licor ¿Por qué le teme? Ese adefesio, ese loco, ese abre-caminos-espanta-muertos.
Ya es de noche cuando llegan a casa de Lucena, desnuda entra Kundry a la fiesta. El patio separado del mundo por una tapia natural de frondosa vegetación, cercado además por una valla de chapas de latón, rodeado por hileras compactas de marpasíficos. Desnuda entra la reina al convite, es rociada con aguardiente y sahumada con tabaco, una rubia pobre de carnes, marcados los flancos por uñas y dientes, excoriada la piel por los azotes, reparte los cigarrillos de miss Horne, la hoja de los sueños, sonríe, labios macerados, dientes rotos, ojos que se pierden en oscuridades insondables. Van Horne, hoy sin sus inseparables mujeres, invita a Kundry a bailar, danzan rodeados por los espectros, toma Daryl el cigarro que le ofrece la rubia y lo pone entre sus labios cubiertos de carmín, emplasto de carmín que provoca en su desordenada brillantez, según el mismo anuncia, la atracción de las dueñas de la noche, emplasto frutado, dice y muestra, los colmillos de oro y plata en una mueca burlona, aprieta contra si a Kundry, pegados, unidos danzan entre las miradas de envidia de las mujeres y los hombres.
Lucena, un tipo flaco, de carnes prietas y ojos cenizos, se pasea entre sus invitados, reparte saludos, sonrisas, palmadas en las espaldas, besos en las mejillas, se demora entre los nuevos ricos, los únicos que no van desnudos, demasiado preocupados en mostrar sus nuevos trajes, todos iguales, le enseñan a Lucena sus etiquetas de made in Honkong, son los únicos que van vestidos, camisas de seda –imitación- pantalones de mezclilla, botas de cuero artificial, cinturones Calvin Klein –falsos- se abanican con sus tarjetas de banco y llevan al cuello cadenas de oro –similor- dicen señor y señora, se regodean en la palabra de sonido casi olvidado, la repiten como papagayos, aunque no venga al caso dicen, señor y señora, sus mujeres llevan todas vestidos de poliester, azul, blanco y rojo con un gran letrero enfrente TOMMY HILFIGER –imitación- zapatos plataforma, pulsos, cadenas de oro –similor- van colgadas del brazo de sus hombres y hablan de hornos microondas, de cafeteras eléctricas, de ollas arroceras, de los mercados de quinta y cuarenta y dos, tercera y setenta, de la Marina, de la discoteca del Comodoro, hablan, hablan, hablan. Lucena reparte resguardos, protecciones de todo tipo para que sus hombres no tengan problemas, para protegerlos de auditores, inspectores, policías, cambios de situación, situaciones coyunturales, leyes nuevas, cambios de jefes etc., etc., ellas pagan con sonrisas y ellos con moneda libremente convertible.
Lucena toma un cuchillo y da un profundo tajo en el cuello a un carnero que dos mujeres sostienen, las mujeres pegan los labios a la herida y beben la sangre que sale borbotones, las mujeres se contorcionan de placer, mientras un círculo de ojos golosos espera su turno.
Todo cambia, despacio, lento, la ciudad se vuelve contorno, liquidez, sombras chinescas se agitan al conjuro de los faroles, iniciadoras de la danza, son el instante, el efímero chispazo, el color no color, seres como de otro mundo desaparecen en el polvo, el humo, el lodo y la oscuridad. Los pasos de Kundry-Innina se borran ante él, Otar el husmeador, Fagot el cazador, horizonte inabarcable.
Sabe donde buscarla pero ese espacio le está vedado. A lo lejos titilan las estrellas, las luces de la parte iluminada donde sería Otar, pero no el cazador, sería Otar el sucio, abrecaminosespantamuertos. Buscar a Kundry, olfatear el perfume perdido una y otra vez en los laberintos de la urbe, perdida la pista, extraviado el rastro en los muladares, en los escombros, en la cristalería y los falsos espejos, los bombillos de colores, el oropel donde se venera al Caído, altares del señor del inframundo.
Un viejo y destartalado KP3 frena junto a él y desembarca en la acera a un grupo de bulliciosos reclutas, olor de botas y uniformes sudados, olor a tierra, a grajo, a pólvora, olores invocadores y evocadores de viejos olores que regresan de golpe y le aturden. El tío de verde olivo, el uniforme planchado con esmero, las botas lustrosas y su eterna sonrisa, soldados sudoroso y felices, el tío, galones dorados que refulgen al sol arenga a los jóvenes reclutas, parece un dios rodeado por decenas de mochas, vitoreado por los hombres cubiertos de tierra que suben a los camiones y se pierden en el verde de los cañaverales, el sabor dulce de la caña, el beso dulce de Dalila que corre a esconderse al fondo del albergue, Dalila bata de guinga azul, sandalias plásticas, la hija del capitán, la prima Dalila que viene con los tenis blancos de franjas azules, sueño de toda su juventud, Para que botes esas cosas que te pones y mira con desdén mis zapatos, baja del avión con paso de ballet, el tío detrás con un enorme baúl, perfumados y algo cohibidos.
La gente desfila y grita y arroja huevos y escriben TRAIDOR en la fachada con letras rojas. La clara de huevo resbala por la piel y luego se endurece, cristaliza, forma una costra y Dalila con el cartel colgado del cuello ESCORIA.
Escoria, desecho, hez, horrura, lava.. Escoria, sustancia que sobrenada en los crisoles a modo de espuma, cuando se funden los metales y que al enfriarse se vitrifica, cosa vil y despreciable.¡ Que se vallan! ¡Que se vallan! ¡ Que se vallan!.
Y se fueron por el puerto del Mariel, sin despedidas, sin lágrimas. Y un día descienden del avión con los tenis blancos y el baúl negro tachonado de estrellas y las sonrisas esas de otro mundo. Flash de cámaras fotográficas, lágrimas, algarabía de la gente que corre a saludar a sus familiares, se abrazan, agarran las maletas, se besan y ahí está la prima Dalila sin el letrero en el cuello, sin el huevo vitrificado en el rostro, sin la pintura roja sobre el vestido, enigmática y sonrosada, el tío con las canas teñidas de caoba, un sombrero en la mano, al hombro el baúl, ellos como la espuma que sobrenada en el crisol, un poco asustados, emocionados, el se queda parado sin acercarse, medio oculto en el fárrago como aquel día de 1980, alguien a su lado le ofrece un huevo para que lo lance y el hace un tímido movimiento con la muñeca y arroja el proyectil lejos del blanco. Dalila corre y le abraza, le moja el cuello con sus lágrimas, el toma una con disimulo, por simple curiosidad de saber como sabe una lágrima americana y se la lleva a los labios, todavía recuerda el sabor a nada, agua insípida, ese es el sabor que mas perdura, el de la nada, el esperaba encontrar el sabor de la menta de los chicles, el sabor de los de los huevos con bacón. Esperaba –quizás- encontrar alguna reminiscencia del llanto de 1980, ese que su prima no dejó brotar, al menos mientras estuvo en tierra, mientras el barquichuelo se alejaba de la costa, mientras cruzaba a otra dimensión del espacio y el tiempo.
Dice que lloró mucho cuando el barco se acercó a la otra orilla y descubrió que hasta el sol era distinto, y se despidió entonces del caballo de coral que le acompañara durante el viaje , de las sirenas que no eran sirenas, ella lo supo desde el primer atisbo, vio sus flancos maceradas por las rocas, sus ojos comidos por los peces, sus cabellos hechos de algas y gorgonias, ella supo que el canto que todos escuchaban al atardecer no era canto de sirenas sino lamento de ahogados, supo que el canto que escuchaban al amanecer era burla de peces llamándoles al convite, ella supo que no habían noctilucas, ni peces voladores, esas luces que veían al anochecer eran fuegos fatuos, esas luces de la madrugada nacían de los clítoris encendidos de las no-sirenas, llamándoles al fondo del mar, tentándoles con sus vulvas muertas de sed.
Lloró, lloró mucho, Otar la abraza, la besa, Otar sabe que Dalila es mas que una prima, es la hermana que nunca tuvo, es la compañera de juegos y travesuras, le presta el pañuelo y ella se sopla la nariz, le sonríe y le muestra los tenis como un trofeo.
El baúl está lleno de angelitos nalgudos, entidades del polvo, seres con falos de caña brava, muertos que danzan en el cuarto y gotean el olvido por sus cuencas vacías, lleno de seres voladores, furias y desesperanzas de cola pálida y agujeros en la sien.
Saltan los corchos de las botellas y el baila con Dalila, sin comprender de donde salió tanta gente.
La mateodora rajando
la leña está...
Latas de cerveza, trocitos de jamón con queso, chicharrones, masas de puerco, tostones.
Mamá yo quiero
mamá yo quiero
mamá yo quiero mamá
una cerveza una cerveza
una cerveza para el nene
no llorar.
Abrazos, anécdotas, llantos de borracho, promesas sutiles. El tío abre un bolso y reparte bolígrafos, fosforeras, gorras, llaveros, linternas. Shake hands, In god we trust de a uno, severamente prohibidos, rápidamente ocultos..
- ¿Quién era mi padre?
Sin respuesta, el cree adivinar algo siniestro, algún secreto inconfesable. Nunca obtiene respuesta, nunca obtuvo respuesta.
Luego de recorrer La Habana, comparar, volver a comparar, criticar, olvidar, una ciudad que desconocen, que cambió sobre todo en sus sueños, que no se parece en casi nada a la que construyeron en los años de éxodo. Una Habana distinta, se marchan al fin, de nuevo, esta vez en avión, tragados por las nubes y se llevan una ciudad que volverán a deconstruir, a soñar para volverla a buscar algún día y así cada vez más lejanos, cada vez más cercanos, se van y en esta ocasión si llora Dalila y se marcha como un ángel en busca de las nubes y le deja los tenis blancos con franjas azules y el sabor insípido de la nostalgia.
El archivo, la biblioteca, Otar solicita una baja que nadie cuestiona y es aprobada tan rápido que le sorprende y sale a reencontrarse con la ciudad a fusionarse con ella, asombrado por los espantajos que se multiplican salidos del baúl y de otros baúles supo después.
Está en la acera, en el badén no queda nadie, ya no queda huella de los soldados, la villa a oscurecido a retazos,, Otar Fagot dueño de la parte oscura, ser que conoce como nadie las ventanas, los portales, los balcones, los aleros, los techos, los patios donde las parejas danzan y se funden. Saltar de oscuridad en oscuridad entre los trasgueros, filenos, rameras, pícaros, canallas, borrachos y suicidas, desechos de todas las soledades, tránsfugas de la luz.
Los demonios ya no vienen al mundo con sus clásicas pesuñas, cuernos y rabos, ya no apestan a azufre, ahora visten a la moda, son hermosos y limpios, se les puede ver en todas partes, confundidos con la muchedumbre, aunque prefieren la compañía de los seres de la noche, no rehuyen la luz. Usan colonia de limón, fragancia que prefieren a cualquier otra, fuman cigarros mentolados, aman los colores brillantes, las telas a cuadros, adoran la música y la escuchan a todo volumen, aunque no son buenos bailadores puede vérseles con frecuencia en los bailes populares, son presuntuosos, bullangueros, buscapleitos, andan siempre en grupo, orinan en cuclillas en los portales y jardines, defecan en fila y se limpian los unos a los otros. Si no fueran tan apegados a sus costumbres sería difícil distinguirlos del resto de la población.
En la antigua cantera de los condenados, el Aurispice vuelto hacia el sur, con el litius en la mano, traza el cardo desde el norte, el decumanus de este a oeste y con líneas paralelas forma el templum. Mira al cielo en busca de las aves inferae, un trueno, una señal de los dioses que le permita ejercer su don.
- Algo pasa, algo pasa.
Se estremece, pone los ojos en blanco, columnas de humo silbante se elevan desde las rajaduras de la piedra.
- Es el hijo, es la semilla dejada en esta tierra, germina, brota abonada por la desidia, la envidia, la ambición, la intolerancia. Esta aquí para realizar su reino, sin embargo no todo es como quisieran, algo no salió bien.
Le mira espantado y se hecha a sus pies, le suplica le pide por su vida de simple adivino heredero de Tirecias y Casandra, de Femonoe, de la Sibila de Cumas y de la Pitonisa de Delfos, griego aplatanado y perdido en un río de sangres enturbiadas, unidas en el delta de la isla, calentadas al sol, doria, jonia, fenicia, latina, goda, árabe, española, china, africana, riada, confusión de cepas. Sacerdote de Apolo, druida, derviche, monje, alquimista, babalao.
- ¡La luz madre mía!
Mira a Otar, a los ojos asombrados de Otar.
- ¡Aléjate! Tu luz es oscuridad, tu verbo es fuga, tu simiente es podredumbre, tu voz un aro de fuego, falso entre los falsos.
- ¿ Pero qué dices?
- Eres la bestia híbrida, nunca serás lo que debes ¿O si? 666, járagma, proclamador del hina metis dunetai ( hambre y muerte) seductor de falsos milagros, pharmákon, pharmakeía, iniciador de la era mesiánica, azufrado, calígine. Tu la bestia y la hembra lujuriosa deben unirse, el ángel 18 será presentado a Lucifer para concluir su obra.
Otar grita.
- Eres un farsante augur, tu boca dice mentira, ningún dios habla por ella, eres un mentiroso, hijo y padre de mentirosos.
Otar corre por San Lázaro como en una de esas pesadillas en que no se avanza y es alcanzado por las palabras.
- ¡Bestia inmunda! ¡Bestia inmunda!
El viento se arremolina en la acera y le cubre del polvo. Un grupo de demonios se divierte en la ostionera de Infanta, beben cervezas y bailan, rodeados por las espirales de humo de sus cigarros.
Universidad, Habana Libre, Coppelia, la Rampa llena de transeúntes. Otar Fagot desafía la luz, se expone a las miradas, a los comentarios que suscita su presencia. El Quijote, las bandadas de pájaros negros que revolotean sobre los faroles, manchas de tinta, espectros que giran a su alrededor y se descomponen. Atraviesa la calle G, frontera entre la parte iluminada y la parte oscura, apagón, dystopía, 23, algún que otro auto rompe la estabilidad de las sombras. Otar camina, Otar medita, Fagot sumido en las dudas. Los nuevos Thuguis –ladrones de almas- le dejan libre el paso, los terribles Doksites perseguidores de los enemigos de la fe, se quitan del medio con premura, descubren sus cabezas afeitadas a navaja y barren el polvo de la acera con sus gorras de hule. Los Thuguis hacen restallar los cordones de seda roja –instrumento de muerte- las almas capturadas gritan lastimeras. El de más alto rango -al parecer por la pulcritud de su atuendo- ( los nuevos Thuguis no se caracterizan por la limpieza y atildamiento, cazadores implacables, fanáticos de su misión –solo viven para eso- jamas se asean, llevan siempre la misma ropa desde su nacimiento hasta la muerte, los jefes que deben rendir cuentas al Supremo, han sido obligados a guardar cierta compostura, deben bañarse al menos una vez al mes y vestirse de limpio, acto que realizan con manifiesta repugnancia, pero no se atreven a incumplir, la afición recién adquirida de mascar tabaco los hace aún más repudiados por los demás demonios, Los Thugis lanzan sus escupitajos amarillentos donde quieren, sin respetar normas de urbanidad, ni escrúpulos)
El de más alto rango le muestra a Fagot un alma escuálida y cubierta de pústulas que solloza lastimera, pero Otar cruza entre ellos sin hacerles caso, el jefe Thugui se siente ofendido pero se cuida mucho de mostrar su enojo y despide a Fagot con una sonrisa servil.
Desde el garaje de un edificio, le llega el titilar de una velas y la voz de un Juglar, Asrael tomó una flauta de plata y sopló en ella, la puerta de ágata se abrió, era un lugar de espantosa belleza, demoníaca como toda belleza absoluta, terrible como todo lo perfecto. Esa voz, esa historia le parecían harto conocidas, desde lo más profundo de su memoria llagaba la voz, acariciante, dulce, repulsiva ¿Donde?.
Un buzo registra en la basura desparramada en la esquina, Fagot lo espanta, el hombre huye de los garfios que se le enciman. Una carreta se detiene en la esquina de 23 y Paseo, el jamelgo patina en el asfalto, en la culata del vehículo tiembla un mechón de luz envuelto en humo negro.
Le rodean los espectros, sube al farallón de concreto del parque de 23 y Paseo. Le rodean y el habla desde la improvisada tribuna.
Fagot: Penumbras salutación y miedo, dictado de algún dios, dystopía, recurrencia en los sueños para refutar.
Sombra 1: ¿Somos el estigma? ¿El discurso? ¿Somos el discurso?
Fagot: Y si no somos nada, y si toda la humanidad ha perecido y soy el único ser humano sobre la tierra.
Sombra 2: Una iglesia tarjeteó la igualdad, la puso en orden y quedamos con el sombrero del mago entre las manos y vimos su fondo de seda, sin conejos, sin cartas, sin pañuelos de colores, el fondo resudado, el fondo desprovisto, el fondo inerme del sombrero de copa y fuimos, solos, únicos, irrepetibles ante dios.
Sombra 3: Yo soy el canto de gallo y tu alborada matutina, dragón dormido: ¡Levántate! ¡Mi voz acabará por despertarte!
Fagot : ¿Nietzsche?
Sombra 3: Yo soy Zaratustra, el afirmador de la vida, el afirmador del dolor, el afirmador del círculo eterno, te llamo a ti, el más profundo de mis pensamientos. Mi abismo habla. ¡He vuelto hacia la luz mi última oscuridad!
Fagot: ¿Vives?
Sombra 4: Maldito serás en la ciudad y en el campo. Maldita será tu canasta de frutos y tu reserva de pan. Maldito el fruto de tus entrañas y el fruto de tus tierras. Maldito serás cuando salgas y maldito también cuando vuelvas. Yavé mandará la desgracia, la derrota, el miedo, sobre todo lo que tus manos toquen.
La luz llega de golpe y le sorprende, la frente faunezca dividida en dos por una profunda arruga se distiende, los ojos fulguran. Grita y su voz suena terrible acompañada por el coro de voces que festeja el arribo de la electricidad.
Corre en busca de la oscuridad. Las voces le persiguen, las sombras-espectros se esfuman al conjuro de la luz. Cinecitta, la pizzería de su infancia, pizzas de cebolla, napolitanas, de jamón, espaguetis, lasañas. La empleada en la puerta de salida recogía el papel Hago constar que el compañero ha entregado correctamente todos los cubiertos. Cosas del demonio.
Edificio de 12 y 23, un viento frío comienza a soplar desde el norte. Otar mide la altura, la fuerza y velocidad del viento, sus propias fuerzas, apoya sus dedos-garfios en la placa de bronce que recuerda la proclamación del socialismo, clava las garras en el metal y se impulsa, repta, se desliza por el cemento, mimetiza, nadie le ve. Se detiene en un alero, sentado en el saliente le grita al viento que amenaza con arrojarle al vacío.
- ¿Y si toda la humanidad ha perecido? ¿Y si los demás son fantasmagóricas alegorías? ¿Y si no existo? ¿Si soy pensado, inventado, imaginado por alguien? ¿Si no soy? ¿Y si es una broma? Puedo estar solo sobre la tierra, Perséfone y Fagot solos en el paraíso ¿Infierno? ¿Quién soy?
Un viejo carromato encabeza el desfile, en la lona un dios de los vientos con los carrillos inflados, le sigue una carreta descubierta una enana y un gigante conducen los caballos, el gigante muestra orgulloso sus dientes de lata, a continuación avanza la catanga con la carpa, los carros con las jaulas de los animales, un grupo de gitanas de anchas faldas con floripondios sigue a pie a los carros.
El viento amenaza con echar a volar los toldos que cubren las galeras. Desfilan los elefantes, el macho al frente con gualdrapa dorada, le sigue la hembra con una tiara de cuentas de colores y el pequeño con un gorro de payaso en la cabeza, la banda de música interpreta:
Danzonete prueba y vete
yo quiero bailar contigo
al compás del danzonete
A ambos lados de la avenida la multitud desafía el temporal, han venido a saludar al circo. Llueve, remolinos de agua y viento frío azotan a cirqueros y admiradores. Otar contempla el paso del desfile. Del otro lado del cristal de una ventana una mujer prepara el baño, coloca la ropa interior, una caja de talco, un jabón sobre la tapa del inodoro, mezcla agua caliente y fría en un cubo plástico, entra en la bañera, con una lata hacha el agua sobre su cuerpo. Fagot admira la belleza, se olvida del circo, de la lluvia, del aire que amenaza con hacerlo caer, la mujer es hermosa, algo gorda, piel blanquísima, sin una mácula, la grasa se abulta en las nalgas, en los muslos, en las caderas, el paso del jabón por la entrepierna descubre una rojez deliciosa, dedos que se pierden , dedos que se hunden y frotan cubiertos por la espuma, piel que se eriza al contacto del agua, pezones duros, agresivos, el agua se estanca en los pliegues hasta desbordarse, llega al tragante y se arremolina, la gorda resopla, escurre la piel con los dedos, coge la toalla y se restriega con fuerza la espalda y las nalgas, hay beatitud, hay paz y complacencia en el rostro de madomna, la babosa se estremece en la ventana. La mujer calza unas chancletas de madera, se palpa con placer los senos frente al espejo, luego con desdén las bolsas de grasa en las caderas, los salvavidas, hace un gesto de fastidio, el espejo carcomido por los años y la humedad le trasmite una imagen del futuro, le pone manchas en la piel, le pliega la carne, la corrompe con sus decenas de islas y arabescos, la divide, la fragmenta. La gorda se entalca con cuidado la entrepierna, el polvo encanece el pubis negrísimo donde nada un pequeño pez de coral. Abre la puerta del baño, el arrítmico golpear de las chancletas en las baldosas rompe el hechizo y Otar está a punto de caer sorprendido por una ráfaga de aire.
El circo, seguido por una multitud cada vez mayor, continua la marcha, empapados y ateridos ejecutan los números previstos para el desfile, el tragaespadas, los saltimbanquis, los payasos cumplen con placer la parte que les corresponde, el público aplaude. Otar desciende por las paredes a la calle, se abre paso hasta la carreta del hombre de los dientes de lata y trepa de un salto.
Desde un balcón lanzan serpentinas. El circo entra en una zona sumida en la oscuridad. Pasan frente a un edificio en construcción, alumbrados por faroles de camiones y tractores trabaja un grupo de hombres y mujeres, el viento levanta nubes de polvo y los cubre con un manto gris, un cartel anuncia:
AQUÍ SE CONSTRUYE UN EDIFICIO DE APARTAMENTOS
MICROBBRIGADA # 12 M.I. N. R. A. M
Muy cerca, en medio de la oscuridad, un fragmento de luz, TIENDAS ILUCION, paredes de mármol (Plástico) gris con vetas rojas, cristales en marco dorado, portal con toldo en rojo, verde, blanco. Contrasta con los edificios que le rodean, años 50, faltos de pintura.
La caravana se detiene en un solar yermo, de inmediato todos se ponen en acción, los carromatos quedan al centro, se levantan con rapidez pequeñas tiendas alrededor. Ha cesado de llover y el viento es más frío. Del brazo de una gitana entra Otar a la tienda principal, el gigante por saludo le brinda un baso de aguardiente, una anciana de rostro apergaminado le extiende sus dedos cubiertos de serpientes de plata.
- Sofía
Le presenta al grupo, el hombre forzudo, el tragaespadas, los hermanos trapecistas, Candice la bailarina, Rudy el payaso, Rappel el ilusionista.
Sofía masca un trozo de tabaco, le mira con detenimiento, escupe la bola parda y salivosa, le sonríe.
- ¿ Qué mala sombra te trae a este nido de pecadores ?
- Otar Fagot señora, para servirle.
Aquí nadie se asombra de su apariencia estrafalaria, de su frente faunezca, de sus ojos vacuos, de las garras-dedos-gastados-por la piedra, nadie le mira con más atención de la que merece un extraño cualquiera, un huésped inesperado.
- Hace 100 años recorremos la isla, desde la guerra del 98, llegamos de Nueva Orleans después de la capitulación de Santiago de Cuba. Yo me uní al circo en Boston, me enamoré de Neil el payaso y me escapé de casa con él, juntos recorrimos todos los estados del norte y el sur, desde entonces estoy en la compañía, por cierto, te pareces mucho a Neil.
Destapa un porrón de barro y se lo ofrece a Fagot.
- El mejor aguardiente que usted ha probado en vida.
El alcohol le quema la garganta y Otar se atraganta, se asfixia, tose. Todos ríen, el Gigante se golpea los muslos con la palma de las manos, la dentadura de lata refulge a la luz de los faroles.
- ¡Valla jodedor que nos ha salido!
- Un colmillo Heineken y otro Lagarto.
- Un diente Cristal y otro Bavaria
- Un diente negro Bucanero y otro rojo Tropicola.
- Cuando empieza a tronar es un peligro estar cerca de el.
Corre la risa y el aguardiente. Sofía descubre el anillo que Fagot siempre lleva puesto, la turquesa adquiere extraños matices a la luz de los faroles de kerosene.
- Vi una igual una vez en Nueva Orleans, la llevaba un hombre que transpiraba malignidad, ojizaino, hermoso, muy hermoso, de una desfachatez inaudita, todavía sueño con él a cada rato, es dueño de mis pesadillas, recuerdo el anillo, las botas de piel de serpiente, el cinturón ancho con la hebilla de plata, hace más de 100 años y no he podido olvidar su mirada, después de ese encuentro comenzó a manifestarse en mi el don de la profecía.
- Sabes Fagot, Sofía presume de adivina.
- Ella predijo una U.R.S.S. milenaria.
- El Armagedón en 1975.
- El choque con la tierra del cometa Haley.
- El regreso del jinete sin cabeza.
- El hallazgo de vida en Marte por la Mars Observer el 25 de septiembre de 1992.
- Que iba a nevar en La Habana en agosto de 1994.
- La Toma de Moscú por los nazi en el 41.
- Una zafra de 12 000 000 de toneladas de azúcar en 1970.
- Que en 1965 Cuba iba a ser el país más desarrollado del mundo.
- La resurrección de Elvis al tercer día.
- La beatificación del Caballero de París.
Se bebe fuerte, se canta, se baila, bien entrada la madrugada Otar se duerme en brazos de la gitana. Sueña Fagot el que nunca sueña. Viaja en el Hipogrifo hasta la luna, Sofía le acompaña, llegan a la región de Clavius a donde va a parar todo lo que se pierde en la tierra, los discursos, las promesas, la ociosidad, los vanos propósitos, adulaciones, las vanidades, el tiempo. Allí encuentra Otar-Orlando, guardada en una redoma de cristal, la mitad de su razón perdida. Bailan Otar y Sofía, una Sofía joven que a veces tiene el rostro de Kundry y otras el de Susana o el de Alma, bailan en la superficie de la luna, un negrito vestido de rapero les invita a comer delicius laster mai fren, el camarero disfrazado de Paul Anca baila un vals en el centro de la pista, el rapero le ofrece un cóctel abigarrado y confuso, Fagot intenta rechazarlo pero Paul Anca le indica que mire el fondo de la copa, sumergida en la mezcla de agua de coco, licor de piña, menta, ron, granadina y hielo, entre las arecas, hojas de laurel, trozos de frutas y mariposas, esta la redoma con su razón adentro. Bebe el cóctel para disimular –orientaciones precisas de Paul Anca- traga los trozos de guayaba, canistel, piña, papaya, mamey, mango, naranja, melón, guanábana, chirimoya, hasta llegar a la redoma, perforar el cuello virginal con una pajilla y absorber la razón.
Cuando despierta Otar a la mañana siguiente ya todos están ocupados hace rato en sus faenas, el cielo es cobalto, hace frío, camina Fagot sin rumbo fijo entre los hombres atareados, algunos conocidos de la noche anterior le saludan,. Cerca de una cortina rompe vientos de tamarindos se alza una tienda.
ASRTOLOGIA NIGROMANCIA CARTOMANCIA
TAROT DEL ORACULO
Pasado, presente y futuro
VIDENCIA
- Te esperaba, sabía que vendrías.
Sofía frota la bola de cristal, la esfera se ilumina, la mujer se estremece.
- El pasado está en ruinas, amontonado en el valle sin nombre. El presente no existe, al momento de nacer es devorado por una larva de repugnante aspecto. Los astros se niegan a dar sombra, el futuro duerme en ellos.
Sofía aparta las manos de la esfera, mira a Otar sin verlo, su mirada le traspasa, se pierde en caminos que solo ella conoce.
- Es un hombre sin rostro, lleva un sombrero tejano, camisa a cuadros, jeans ajustados, botas, una extrañas botas que se tornasolan y a veces se difuminan cuando el sol se fija en ellas. Su risa es un pedregal, una piedra fulgura en su dedo anular, se baja de un auto, de trasfondo una gasolinera, parece una lámina de almanaque, el hombre sin rostro ayuda a una joven a bajarse del auto, es muy bella, un anciano, ministro de alguna iglesia, extiende los brazos en gesto de suplica, el sin rostro le arranca el cuello de celuloide y le ata a un poste, las cuerdas son culebras que se enroscan en sus brazos, en la cintura y en el cuello, dos pájaros negros salidos de las manos del hombre desalmado le picotean los ojos al anciano, la joven camina rumbo al sol, hunde los pies en la arena, cae varias veces, el sin rostro volatiza el instante y la página del almanaque con la gasolinera y el ministro martirizado arde, la cartulina quemada es sustituida por una vista cromática de los Alpes, la muchacha camina descalza por la nieve, detrás se ven las montañas y unas casas que parecen de juguete. Es de noche, ahullan los lobos, hay fuego en la chimenea, la muchacha desnuda sobre el suelo de la cabaña abre las piernas. Entra él, extiende los brazos y esparce una lluvia de liquen cristalizado, el cuerpo de la joven se tornó lapislázuli, un sapo salido de la boca del hombre salta al piso de madera y se acerca a la vulva que se abre como una flor, el sapo busca la entrada y con suma precaución introduce la cabeza, la muchacha apresura al batracio con unos golpecitos cariñosos en el trasero. Sin- rostro besa el anillo de oro y lo coloca en el dedo anular de la mano izquierda de la mujer, la enorme turquesa absorbe las llamas de la hoguera, se vuelve fuego en el dedo, fuego frío y azulado. El hombre saca una fosforera y quema la foto de los Alpes. Está sentado en una cafetería, termina de comerse un perro caliente y me mira, ríe, se burla, se acerca, va vestido de negro, sus botas herradas marcan el paso en el suelo de granito, se acerca, me agarra por los cabellos y me escupe en los labios, luego me obliga a besar la turquesa del anillo, de tu anillo Otar.
La bola de cristal recupera su color opalino y Sofía mira con lastima a Fagot.
- ¿Has comprendido?
Otar calla y mira fijo a la bola de cristal.
- ¿No has comprendido?
- No entiendo
- Si que entiendes, el es tu padre y ella tu madre.
Sofía ordena las cartas del tarot, su rostro permanece inmutable, solo un ligero tic le estremece el párpado derecho, toma las cartas.
-Satanás y la muerte, el bufón y la doncella. Llega su reino, dice la profecía : Cuando hayan pasado 1000 años Satanás será soltado de su prisión y saldrá a engañar a las naciones de todo el mundo. Vendrá su hijo, el ungido, el engendrado para rey, el vencedor. El ha puesto su marca sobre la isla 666 escogida como campo de batalla para derrotar a su odiado enemigo. Pero el hijo del rey no es el rey, sigue tu destino, hay muerte y dolor, pero está ella la doncella y está el bufón.
- Yo nunca le haría daño a nadie.
- Ahora vete, aléjate de nosotros.
La adivina le señala autoritaria la salida.
- Vete sin despedirte, yo les explicaré.
Otar cruza entre la gente que le hizo feliz por una noche, sin mirar a los lados, sin despedirse, confundido y temeroso. Sofía le ve alejarse y sonríe, no todo está perdido.
Fagot se deja llevar por el olor del río, se deja arrastrar por le hálito del bosque. Desciende las escaleras, atraviesa el puente de los ecos, el parque de diversiones con su tren de juguete, canales, botesitos esqueletos de hierro cubiertos de óxido. El bosque atrae como un imán, las hojas húmedas se le pegan a la ropa. Bosque enigma, tan cerca y tan lejos, bosque tan afuera y tan dentro de todo.
TERCERA PARTE
UBICUE DAEMON
Pasión sin precisión es igual a caos
Daryl Van Horne
Autos, ómnibus, camiones, pasan sobre el puente, cientos, miles de personas pasan sobre el puente. La ciudad arriba, el bosque abajo, nada perturba el equilibrio defendido por el puente. Abajo es la revelación, velo descorrido ante mis ojos, este es mi claustro, mi celda, en torno el mundo, los hombres, el río. Mandala. Los niños aún juegan a veces en lo que queda del parque, en realidad no queda nada, pero los niños transforman los esqueletos retorcidos en botecitos, hamacas, canales, tiovivos, cachumbambes, alegran con sus juegos el claustro donde sobrevivo.
¿Cuál es mi rumbo?. Cuatro caminos se levantan ante mi, el suelo, el vuelo, el bosque, el claustro, cenobio donde hago mi oración, donde te invoco, donde te convoco Innina.
Que hermosos son tus pies
en las sandalias princesa
Las curvas de tus caderas
son como adornos de oro fino
hechos por manos expertas
Tu ombligo es una copa redonda
donde no falta el buen vino...
Tus pechos son dos gacelas
dos gacelas mellizas...
Tu porte es como el porte de una palmera,
tus pechos son como racimos
yo pienso subir a la palmera
y adueñarme de los racimos
Tus pechos serán entonces
como racimos de uvas,
tu aliento perfume de manzanas,
tu paladar como el buen vino
que resbala suavemente
por los labios y los dientes.
Innina diosa que ilumina el claustro, las paredes de la celda blanqueada con cal. Las plantas me rodean, objetos arrastrados por el río, depositados en sus márgenes como ofrenda. El río aproxima la ruta, me acerca a ti, las flores amarillas trepan a los árboles, manto de consagración. Aspiro el aire ávido, arriba la gente, algunos, muchos, dormir, defecar, un poco de sexo los domingos, cerveza enlatada, opinión enlatada, discurso enlatado, sueños enlatados.
Dolor siempre presente, parte, componente de mi vida, dolor por mi madre desconocida, dolor por el padre incógnita, dolor de ausencia, dolor por la muerte absurda de mi tía, dolor por mi tío que se lleva a Dalila, dolor-soledad, dolor físico, dolor moral por mi cobardía, dolor por la doble moral que nos consume, dolor secreto por la incapacidad para llevar a la cama a mis compañeras de estudio, dolor siempre dolor.
El dolor es una entidad misteriosa, ineludible, universal e inmediata, ninguna tan inexplicable, cercana, desconcertante, conviven la evidencia y el misterio. Nada que implique contradicción cae bajo el entendimiento de dios, decía Tomas de Aquino. El dolor es la esencia de la vida, contradicción perturbadora. Kundry ¿Acaso el dolor que me provocas tiene sentido? ¿Acaso tiene sentido el dolor que causa este camino? Dios y dolor, podríamos afirmar, Dios no entiende la vida por lo tanto no pudo crearla ¿Qué digo? ¿Y el amor es obra de Dios o de los hombres?. Dolor- amor, el amor tiene una capacidad de perdón superior a cualquier otro poder ¿Es obra de Dios? ¿Y la bondad? Hay una considerable bondad en la naturaleza humana, aún nos reconocemos como seres depravados, buen signo, el hombre es una criatura mal adaptada al universo, el libre albedrío es la causa, el libre albedrío le hizo hombre. Eso y el dolor son parte consustanciales del hombre caído, expulsado del paraíso, libertad- dolor- amor, algo o alguien les insinuó que podían ser como dioses, consideraron el alma algo suyo, acto de obstinación que solo podía ser cometido por un ser libre. Alguien dijo que el dolor es el megáfono de Dios, Dios nos aflige para que le encontremos. El acto de entrega total causa dolor al objeto y al sujeto de la entrega.
Kundry puedo demostrar que el condenado no se mantiene eternamente afianzado en su actitud diabólica, se puede revertir el proceso, se puede salvar de caer en las tinieblas exteriores, el borde externo donde el ser se derrama en la nada. Puedo salvarme, puedo salvarte. Mi grito es amor, megáfono de amor que busca gozar de su objeto, megáfono que adora las tinieblas.
Hay una estrecha relación entre la ciudad y yo, aún no se quien soy pero ya se que soy, Kundry-ciudad-fagot, nueva Galilea amada, vilipendiada, condenada a la soledad y al exterminio. Difamar para justificar la ira, el rencor de la espada, inesperado desafío del débil, ciudad davidiana.
Estamos en medio de una cruzada para adueñarse de la nueva Jerusalén, cruzada para sepultar a Géminis para siempre. Vuelan y se posan con toda impunidad los demonios, están en todas partes, tan normales son, tan comunes, mezclados, enmascarados, mimetizados, solo conociéndolos, estudiándolos a fondo puede aprenderse a identificarlos y aún así podemos confundirlos porque la gente normal puede tener algunos de sus rasgos y señales, es un trabajo cuidadoso,, meticuloso y peligroso en extremo, porque puede ser cualquiera, empezaron a llegar hace casi 500 años a la isla, puede ser tu vecino, la novia, el vendedor de periódicos, el militar, el político, el ladrón, todos y ninguno, además no podemos olvidar a sus múltiples servidores y acólitos, a sus admiradores secretos, a sus cómplices.
Desgarraduras del amor imposible, catalogador de uniones, tabiques permeables, ósmosis de animales retozones. Mujer flagelada de Pompeya, fragmentos catalogados, mujeres liebres, mujeres libélulas, mujeres lagartos, mujeres serpientes, mujeres de arcilla, de plástico, de peluche, muslos redondeces, carnes sublimadas, carnes de oro, carnes de terciopelo, carnes de trigo, carnes de nieve, carnes de miel, carnes de café, bestias de dos espaldas. Archivar, registrar, te voy a brindar diosa triunfante. Agonizo, ¿Cómo vivir sin ti?. La nostalgia de Eros hace delirar las almas. Buscan la aventura y el placer ¿Donde está el sacrificio por el otro? ¿Donde morir de amor?. Puede quedar solo el sexo simplificado a un mero ejercicio de los cuerpos, enlatado, vulgarizado.
¿Qué está por renacer? ¿Quién está ya entre nosotros?.
El río es el camino por donde llegará, palmas altas hermosas, palmas guardianas del río, atalaya del guerrero rojo ¡Cabiosile!.
En el monte Oggún Arere protege mi celda con sus trampas, protege mi guarida, celda del ermitaño que abandona la villa, torre de Géminis, urbe de las siete parejas del kaum faraónicas, los seis renacimientos, Alepú, los ocho truenos, los ocho avatares de Buda, los diez avatares de Visnú, los siete sellos, las siete trompetas.
El hundimiento del mito de la igualdad acompaña al crepúsculo, la Gran Serpiente Amarilla Huang te, Belcebú, Mefistófeles, proponen el pacto.
Géminis- razón vs Géminis- amor, razón- utopía. El hundimiento de un mito trae consigo el debilitamiento del último sincretismo al que estuvo unido. ¿Qué es Géminis sin su sincretismo? ¿Es esta la ciudad escogida? ¿El corazón donde combaten el gemelo y el diablo? o ¿Donde se abrazan?. Géminis sin amor es una difamación, una peste, un tumor malévolo, la cama de Procusto. La jerarquía y Géminis son irreconciliables SE LE ORDENA A LOS HOMBRES QUE SEAN FELICES, SE LE ORDENARÁ A LOS HOMBRES QUE SEAN FELICES, A SU PESAR.
Permanezco en mi celda, no soy Teseo, no te abandonaré en Naxos. Arriba el puente, abajo el río. Mi celda, la boca del laberinto, entrada al túnel- refugio, para la guerra que vendrá, para el cataclismo, para la resistencia, para el amor, como así lo atestiguan los cientos de condones mezclados con la hojarasca, los grafitis de las paredes. Todos los lugares santos tienen galerías asociadas, el templo de Salomón, la Antecámara de las Actas de la Gran Pirámide, Machu Picchu. Los fogous irlandeses son una serie de túneles, Glastonbury Tor uno de los lugares de peregrinación más sagrados del sur de Inglaterra, está lleno de minas que pasan por debajo. Cuando Ezequiel descendió a su túnel, encontró a toda clase de antepasados de la casa de Israel allí abajo que rendían culto en la oscuridad. Todo túnel puede tener su Minotauro. Yo soy el rabdomante de este laberinto.
Yo aquí en mi celda, no soy Teseo, espero, arriba el puente, abajo el río que se lleva al mar una parte de la ciudad, a un lado el bosque de los amantes, bosque de gemidos, donde el canto de las hojas, el rumor de las ramas, el frotar de los árboles se une al coro de suspiros, al arrebato, al éxtasis, la súplica, el grito. En uno de los extremos el parque infantil, en la ventana del tren de cemento un niño feliz, vestido de cowboy dispara sus pistolas niqueladas, flash, flash de cámara fotográfica que empuña una señora, el niño saluda con el sombrero, la mujer se esmera con la cámara flash, flash, la ventana y otro niño, también de vaquero, que sube a un yate atracado en el muelle del río.
- ¡Cara pálida ¡
Le grita un marinero sonriente desde la popa del barco. El tío mira reprobador al marinero y luego a la tía.
- A ti nada más se te ocurre traer al niño vestido así a visitar el yate Granma.
- ¿Cómo querías que lo trajera? ¿Vestido de soldado rojo?
El tío calla y mueve de un lado a otro la cabeza como un toro cansado de la lidia. Mi prima corre por la borda y hace muecas al marinero.
Roberto en el sillón de ruedas, tras otra ventana.
- Tu tío es un camaján.
Muerde la punta del tabaco y lo aproxima a la llama del kinké.
- Yo lo saqué casi de abajo del avión, en Soplillar.
Pasa la mano por la frente como quién aleja un mal recuerdo.
- Ellos huyen por la ciénaga, se pierden en los tremedales, Oggún destroza sus cabezas con el machete, borra los caminos, les hace caer en sus trampas, nosotros le seguimos el rastro, disparamos a todo lo que se mueve en la jungla, ellos se rinden levantan los brazos al cielo, los ojos al cielo, plegarias al cielo, tu tío baja de un jeep, con el uniforme limpio, planchado, los galones destellan al sol, se cuida de no manchar las botas relucientes, asunto imposible, nos sonríe, nos felicita, se va con la gloria, va a montar al jeep de nuevo cuando el B-26 pica sobre nosotros.
El jocoso Roberto, el heroico Roberto, el mujeriego, el de la zafras del pueblo, el trabajador incansable, el vanguardia , el de los trabajos voluntarios en el cordón de la Habana, el gran comemierda decía mi tío en privado, Roberto el que viajaba con mi tía aquel 24 de diciembre. Yo lo fui a ver después del Mariel.
- Hiciste los correcto, ¡Que se valla el muy Judas!
Pensé en ese instante en mi tía, la imaginé acariciando con sus manos finas el pecho robusto y luego a los dos enlazados, enloquecidos de placer dentro del auto que busca comunión con las rocas y se disloca, metal a metal, carne a carne, hueso a hueso entre los arrecifes, grito orgásmico y grito de agonía confundidos en el auto que estalla, se hace pedazos y ellos saltan y se combustionan. El cuerpo de la tía cabía en una caja de zapatos, Roberto fue enviado a Alemania para intentar recomponerlo y luego devuelto al remitente en silla de ruedas.
El buró de mi tío, inmenso, pisa papeles con la efigie de Lenin en bronce, El Capital, las obras completas de Lenin, manuales de Economía Política, mi tío, charreteras doradas, sonrisa satisfecha, victoriosa. Viaje diario a la escuela en Alfa Romeo color rojo vino.
- Ese muro lo levantó el Che con sus propias manos.
Dalila y yo cantábamos en el matutino.
En el campo alegre tengo una casita
que no tiene vecinos...
Tony nuestro compañero de juegos, el hijo del carnicero, se fue para Miami.
- Nos vamos para Miami a comer jamón.
Lo miramos extrañados. A nosotros no nos gustaba para nada el jamón y se lo dábamos a escondidas a Sultán el perro pastor. Al Tío le gustaba mucho, su desayuno favorito eran huevos duros con jamón.
- No lo vallan a decir en la escuela.
Nos advertía muy serio.
Pensábamos, si hay gente que se va para los Estados Unidos a comer jamón, que sucedería si se enteraban que en la casa siempre hay una pierna de oloroso y grasiento jamón de pierna. Preferimos guardar silencio.
En el despacho había un lema sobre el escritorio, en letras rojas
LA IGUALDAD ES EL FIN DE LAS CLASES
Carlos Marx.
Uno de sus chistes favoritos.
- ¿Sabes que nos diferencia?
Pausa en la que siempre se rascaba la barbilla.
- Ellos acumulan dólares, marcos, yenes, libras, nosotros acumulamos horas de trabajo voluntario.
Nueva pausa de ojos maliciosos y soltaba la carcajada sonora de tenor.
Para los quince de Dalila vino todo el mundo, una serpentina de Alfas, Volgas, salpicada con alguno que otro Chaika, Chevy, Ford Falcón o Peujot, se alineo en la cuadra. La fiesta fue por todo lo alto, cerveza, puerco asado, fotos, valses, regalos, mi prima se estreno 1218 vestidos y se tiró alrededor de 2000 fotos, un pintor le hizo un retrato al óleo, un músico le compuso un bolero, un poeta le escribió un soneto. A Dalila le regalaron:
- Matriuscas.
- Un tocadiscos Ilga.
- Un par de medias de estambre tejidas a mano.
- Las Obras Completas Stalin.
- Un Samovar.
- El Carillón del Kremlin en miniatura.
- Una réplica del crucero Aurora
- Un par de zapatos Kikos plásticos.
- Un cinto de la flota del Báltico.
- Un Pomo de perfume Moscú Rojo.
- Una foto de Yuri Gagarin.
Todos esos regalos se mostraban en el primer cuarto por orden expresa de mi tío, en el segundo cuarto PROHIBIDA LA ENTRADA A PERSONAL AJENO Los regalos traídos por los amigos de la casa y los amigos de los amigos desde todas partes del mundo, hasta el olor del cuarto era distinto.
- Un reloj Omega.
- Vestidos comprados en el Corte Ingles.
- Zapatos salamander traídos desde Alemania.
- Bisutería fina de Nueva York.
- Una grabadora Sanyo.
- Un Tocadiscos Philips.
- Novelas de Corín Tellado.
- Un afiche de Roberto Carlos.
- Albunes de los Beatles.
La pintura especial para exteriores , la que utilizarían para pintar el muro en 1980 TRAIDOR HIJO DE PUTA
Sobre el puente siento el rugir de unas motos, invasión de jazmines, brazas en mi pecho, es ella, reconozco su olor entre cientos de olores, la espero oculto entre las lianas, las enredaderas de flores y bejucos que cubren el bosque como un manto, los árboles, el árbol, casa territorio, abedul del Chaman, encina de Odín, Kish- Kanu, árbol de bronce que da manzanas de oro, Sus raíces se hunden en el último cielo y sus ramas se extienden por toda la tierra, dice el Sohar Cabalístico EL árbol de la vida se extiende de arriba abajo y el sol le alumbra por dentro. Arboles de vida, río de vida, la virgen porta un espejo de naturaleza cósmica, ella vive, ella llega, ella será mía, la siempre virgen- pez- nacida- del agua, yo el bosque, que el bosque nos proteja.
Entre la caña brava, los bejucos, los árboles, tiene su guarida el tigre. De espaldas al río comprueba la dirección del viento para no ser descubierto por la presa, el camuflaje es casi perfecto, solo se distingue en la penumbra la ranura dorada de sus ojos.
Olfatea el rastro fresco dejado en la yerba, la huella, la caricia antes de su llegada. Toma puñados de hojas y los coloca frente a su nariz, cierra los ojos un instante, disfruta, se apresta a la caza el mítico cazador. El viento trae el olor de la hembra, olor que puede distinguir entre cientos de olores.
La danza levanta remolinos de hojas que se pegan al cuerpo. El mítico muestra los dientes, las garras, el pírrico estilete, la bailarina queda quieta sucia de hojas y polvo. El es lo oculto, la amenaza, la sombra, ella escapa de su asalto, le deja el cuerpo lleno de lodo y hojas secas, la persecución parece no tener fin, cuando cree tener a la presa, se le escapa, se le escurre, se burla, pero el no ceja, sabio e implacable cierra el cerco, conocedor del terreno la lleva al sitio donde dará el salto final. Lame las huellas, se mueve en círculos, la acorrala, al final hay un farallón y el río, no hay salida, encuentra el cuerpo desnudo tendido sobre el césped, a su merced, sonríe el tigre, es solo un salto, es solo un paso, ella espera, la inigualable, la única Innina- Kundry, se rinde y espera, ahí está la ansiada hembra solo para el, a su merced.
Pero el se oculta en la penumbra, no da el salto esperado, se imagina, se ve a si mismo poseedor del cuerpo tembloroso, se ve en plena entrega de todos sus secretos, se espía a si mismo haciéndole el amor de todas las formas posibles, mientras siente sobre el puente el llamado, la voz de auxilio, las Hondas que rugen.
Abraza las hojas, lame el néctar dejado sobre la tierra, corre Otar tras ella, el viento comienza a borrar las huellas, comienza a borrar el olor, a mezclarlo con otros olores, sube las escaleras, abandona el bosque, vuela en busca de Innina lejos ya de su alcance, lejos de Otar, ya no el mítico Mirón, ahora el coyote, el voyeur, un vulgar rescabucheador habanero, el mirahuecos.
Kundry siente que algo cambia dentro de ella, ríe sin convicción, las motos se alejan rápido por el puente.
- ¿Por qué te demoraste tanto?
No responde, aun siente en su piel la mirada de Fagot. Se siente ultrajada, primera vez que alguien la rechaza, hoy por primera vez alguien se atreve a rechazarla, hoy sabe que pudo ser vencida, hoy perdió la cabeza ante esa mirada. ¿Es él? ¿Es el predestinado?. Pensó burlarlo como a todos y terminó sin salida, vio su deseo sin límites y creyó llegada la hora, ofrecer su virginidad rediviva. Cuando lo vio se dijo Este hombre me va a desvirgar para siempre, pero no paso nada, el se escondió en el monte. Juró vengarse, odiarle para siempre, hacerle la guerra, lo odiaba más que a cualquier otro hombre, pero también le temía, frente a sus amigas fingió el resultado habitual, la victoria de la Reina.
- Separé muy separadas las piernas, luego de espaldas con las rodillas y los codos apoyados en la yerba, como una venadita con la colita levantada y él, nada el muy hijo de puta.
Suben las motos a lo rotonda, dan vueltas a la Fuente Luminosa, los chorros de agua, arrastrados por el viento, las mojan.
Esconden las máquinas en los arbustos, extienden un mantel sobre el césped. Yuen saca tamales de una cazuela, chicharrones de puerco, maripositas chinas. Wong introduce una mariposa mojada en salsa agridulce en la boca de Kundry que la mordisquea con desgano.
- ¿Que te pasa?.
- Nada.
Yuen y Wong devoran los tamales, los chicharrones, las galletas con mayonesa. A Wong le brillan los labios cubiertos de grasa. Se encienden las luces de la fuente.
- Vamos a bañarnos
Invita Kundry
- ¿No se atreven?
Se desnuda.
- Vamos, el agua debe estar deliciosa.
Sus amigas ríen divertidas pero no le siguen, ella las desafía, bañada por la luz fantasmal de la fuente se sumerge en el agua. Decenas de curiosos contemplan a la ninfa- desnuda- que- nada- en- la- fuente, el tráfico se ha detenido, claxon y silbidos saludan la belleza de Kundry, Reina de la tinieblas, diosa de la impudicia. Muchos la conocen, algunos la han tenido en sus brazos.
Una densa multitud se congrega alrededor del surtidor. La ciudad se apaga, oscuridad que refuerza el poder de la luna, plateada Cibeles, soberana ahora, única luz sobre los edificios, sobre la fontana, sobre la piel de Kundry que fulgura y parece arder, única luz sobre la multitud convertida en un solo hombre, enardecido, enloquecido, dispuesto a penetrar a la diosa.
Kundry perniabierta, muestra los pétalos, hambrienta flor dispuesta a devorar al hombre multitud, dispuesta a derrotarlos a todos de un golpe de sus caderas. Todo su cuerpo es médula y nervio lujurioso, tiembla transida de lascivia, el hombre multitud acomete y el viento derriba árboles y pancartas, viento que llega de golpe, nacido en las alturas y echa a volar tejas y zines, feroz disgrega al hombre multitud, lo arrastra, los proyecta contra los autos, las paredes, la fuente.
La desesperanza, agazapada en la oscuridad busca la flauta y toca su pesadumbre de oído en oído, un fuerte olor a colonia de limón comienza a brotar del surtidor. Bosteza la noria, el olor se hace insoportable, el viento cesa, se marcha como mismo apareció, nuevo bostezo de la noria.
Esmón, Silcharde, Sadul, Surgat, Tobiel, Van Horne, y Abalón el inmundo cínico, usan un trenbus- Camello- M2, como tribuna. Esmón habla, su voz se abre camino con facilidad, el es un espléndido orador, llama a la calma, cientos de demonios mezclados con la multitud comienzan a imponer orden y a gritar consignas en apoyo al General de los que faltan a la palabra. Daryl sonríe y acaricia las filigranas doradas de su chaqueta de seda verde a su lado Tobiel el gordito sonrosado asiente a cada palabra de Esmón que anuncia la llegada, el arribo, la victoria de los suyos y por supuesto, un mundo mejor.
Sus acólitos, incitan, inducen, poseen, penetran por las narices de los aturdidos desechos del hombre multitud. Comienzan a brotar demonios de la fuente, los recién llegados, exhiben sus dedos enjoyados, reflejo de bienestar y bonanza.
Kundry se acerca, avanza segura, reina de las tinieblas, la desvirilizadora. Esmón se inclina para saludarla, Abalón el inmundo cínico, el que debilita los espíritus y los corrompe ofreciendo las tentaciones más abominables, ayuda a Kundry a subir al M2, los aplausos se refuerzan, los demonios enloquecen de entusiasmo, allí está la reina bellísima, Daryl le besa la mano.
La fuente se derrumba, implosiona, se hunde sin remedio, primero el agua deja de brotar, una nube de polvo ocre se eleva, el surtidor se hunde sin un quejido. Del agujero salen sacudiéndose el polvo, demonios, espantajos, maritornes del diablo, famosas brujas, espectros, seres de la sombra, en la ciudad se instauran la confusión y el miedo. El comité de bienvenida les saluda, menciona por sus nombres a los de mayor prestigio, reparte destinos, asentimientos, misiones, toda la información necesaria en una carpetas amarillas. Un espectro de fuerte ectoplasma dice ser Zaratustra.
- El populacho guiña los ojos y dice: Todos somos iguales. ¡Hombres superiores!. Dice el populacho guiñando los ojos: No hay hombres superiores, todos somos iguales, un hombre vale tanto como otro ante Dios, todos somos iguales. Pero ese Dios ha muerto, ante el populacho nosotros no queremos ser iguales. Ese Dios ha sido nuestro más grande enemigo ¿Estáis asustados? ¿Se aproxima el vértigo vuestro corazón? ¿Se abre aquí el abismo para vosotros? ¿Os ladra el perro del infierno?.
Jorquinas, satanistas y sus fámulas, íncubos y súcubos, brujos, hechiceras, larvas, mancebas infernales, posesos y maritornes, aplauden enfebrecidos. El polvo que brota del agujero es amarillo azufre y tiene ese olor, Van Horne estornuda y saca de la manga un pañuelo perfumado
- Todo el que así lo desee puede subir a la tribuna y expresar su apoyo al Calumniado.
Kundry destaca en medio de sus compañeros, cubierto el cuerpo desnudo de una blancura lunar por un manto de púrpura, a su lado Abalón, el pálido Abalón siempre vestido de gris. Esmón todo de blanco, Tobiel camisa mostaza, pantalón de tela burda color marrón, lapiceros de colores alineados en el bolsillo de la camisa.
- Estrella rutilante que haces temblar la tierra. Ubicue daemón, rebelde, tentador, eterno odio, eterna burla ¿ Quién puede conocer tu Plan? Muéstrate, rompe la imagen, consuelo y fuerza de este pueblo, rompe la imagen, la fuerza de la semejanza.
La Diosa saluda a los delirantes espantajos que la vitorean, está radiante, más hermosa que nunca. Terminado el discurso de Esmón comienza el desfile de afirmaciones, reafirmaciones, declaraciones ,mensajes, saludos, todos se esmeran en mostrar su fidelidad al Gran Burlador.
Dice un canto anónimo argelino:
El hombre es pequeño delante de Alá
Es pequeño cuando anda, cuando trabaja
ya que le domina la materia. Pero acostado
el hombre es grande y su espíritu se eleva por
encima de los mundos desconocidos hasta el cielo.
El hombre es grande cuando sueña, perdido en la infinitud, en el vértigo. Volar, la ciudad –sabemos- no perdona la ausencia, por mucho que te eleves, que te apartes, algo quedará de ti. Las paredes conservaran tus sueños, las paredes son tu trampolín y tu cadena.
La otra noche pude rozarle la mejilla ¡Que placer la carne adorada!. Ella en espera del hombre muchedumbre, vencerlos de un solo golpe, luego fue la hecatombe, el agujero abierto tras el rito de la inmersión en el agua. Kundry es la llave. Aquí están ya los tiempos del aniquilamiento, el dolor y la sombra. ¡Ah mundo que redujo la realidad a una sola realidad! Confundido fue el plagio con la imagen, mundo donde reina el demente orgullo de la incultura.
Campo de batalla la Isla, corazón del planeta. ¿Como ser yo mismo siendo todos los demás? Attar, Rosseau, Proudhon, Ramakrisna. ¿Hay que negar el conjunto?. Kafka se acercó a la respuesta, La Metamorfosis, La Colonia Penitenciaria, El Proceso. Evaristo Galois lo expuso en su teoría de los conjuntos. Es que A no siempre es igual a A, problema fundamental, lograr que el individuo se funda en la colectividad sin perder sus cualidades.
En la batalla entre el último sincretismo y el dios caído, si vence el dios azufrado, nada de lo que actualmente es será, ni siquiera los gérmenes que conocemos, nada quedará del mito de la semejanza, la esencia de la igualdad de todas las igualdades habrá desaparecido. ¿Por qué estoy detenido en la tiniebla yo que odio la tiniebla? ¿Por qué yo que siempre he buscado la luz?
Siempre he buscado la luz, los libros fueron mi camino, mi refugio, mi guarida contra la hostilidad de un mundo que jamas comprendí. Rodeado de mis amados folios era feliz, vivía la vida de otros, que importaban los comentarios, el rechazo, un inadaptado, decían, un solitario, poco sociable etc. Intenté pasar inadvertido pero era siempre advertido, visto, revisto. ¿Que despertaba su atención? Aún no lo sé, quizás era distinto y eso les inquietaba.
Me convertí en una especie de monje, soñaba entre libros con algún antiguo convento, yo, sentado en la biblioteca, iluminaba viejos manuscritos, traducía del árabe, del arameo, del griego y de un protoidioma perdido en la oscuridad de los tiempos, pero que me era revelado por alguna entidad desconocida que se adueñaba de mi mente y de mi cuerpo en los momentos de mayor exaltación intelectual. Guardé estricto celibato, solo me entregaría a la MUJER, si la encontraba, esa a la que amaría para siempre, porque era imposible amarla de otra forma. Empezaron los comentarios, los bienintencionados que decían querer ayudarme a buscar mujer, los que aseguraban que era homosexual, los que afirmaban que era un pervertido, un mirahuecos, un pajuso y hasta daban la hora y el lugar en que me habían sorprendido masturbándome tras una columna, en el banco de un parque, entre los matorrales, en plena vía pública, en un cine, escondido en el rellano de una escalera, en una parada, en un Camello, en el baño de una escuela. Dejaban fotos porno en mi escritorio, notas calientes, invitaciones anónimas y algunas no tan anónimas a fantasmagóricas orgías, llamaban por teléfono supuestas damas desesperadas por mi falo, jovencitas que deseaban que las iniciara en el mundo del placer, invitaciones a libar mi pene en los baños de la biblioteca. La burla, el escarnio, se convirtieron en el deporte favorito de los aburridos empleados, gente que no amaba su trabajo y se no tenían otra forma de matar el tiempo. La vida se me transformó en un infierno, sexo y críticas a mi apatía para las actividades de todo tipo que inventaban y que me convertían a sus ojos en un ser antisocial, un individualista, un conflictivo que se negaba a sumarse al conjunto, tuve que abandonar lo que una vez fue mi paraíso y buscar la calle, deambular de un lado para el otro de la ciudad. Primero me puse a rellenar fosforeras a un costado de la Terminal de ómnibus, luego revendí periódicos, me contraté para pintar fachadas, vendí bocaditos de helado en Reina, limpié parabrisas en 23 y O y finalicé como guardián de baños públicos en el parque de El Quijote, el olor del orine no se me quitaba del cuerpo por más que me bañaba una y otra vez. Baños públicos, lugar de reunión, sitio de recreo, refugio de fisgones, lugar de cita, de sexo de soslayo, de encuentros fortuitos, filelos desesperados por mamar un pene, seres apostados durante horas en espera de la fugaz visión de una alabarda prometedora, masturbadores, hijos de lo efímero, del instante. Limpiar el orine, el semen de suelos y paredes, borrar los letreros, las ensoñasiones, los dibujos. Veinte centavos por una hora de disfrute de sexo rápido y peligroso, triste fauna de los baños públicos, miradas de carnero degollado que piden por favor déjamela ver aunque sea un segundo. Caballeros en cola se disputan el pene arrecho del negro, para una mamada rápida y llena de zozobra, amenazados por la sorpresa, temerosos se masturban los unos a los otros.
¿Los demonios siempre estuvieron aquí? ¿Llegaron con las naves españolas? ¿Son demonios nativos? ¿En1492 hubo encuentro entre demonios? ¿Nuestros demonios son mestizos o son solo descendientes de los europeos?. Lo cierto es que los hay de vieja prosapia criolla.
Llegaron los conquistadores y los nativos los confundieron con dioses, no todos, algunos no se dejaron engañar, pues solo seres malignos podían oler así, extraños, barbudos, violentos, traicioneros y avariciosos, ese olor de sus cuerpos mas asqueroso que el de las bestias era el aliento de la muerte.
Yucahú Bagua Maorocot El Gran Espíritu de la yuca y el mar, superior a todo lo existente, convocó a todos los cemíes poderosos a reunirse bajo la sombra del Gran Arbol. Acudieron a su llamado : Atabina, diosa de las aguas y de la luna, la colérica Guabancex que al enfurecerse arrancaba los árboles de cuajo y hacia moverse a las aguas y al viento, Deminan Caracarol y Guahayona, Deminan, hijo de Itiba la Madre Tierra, príncipe de la creación, intermediario entre El Supremo y los hombres, Guayahona su gemelo, mujeriego que deja a los hombres sin mujeres por venganza, Boiyel, señor de la lluvia, Marohú, Señor del cielo despejado. Estaban muy preocupados por la cercanía de los seres extraños, luego de larga deliberación decidieron encomendarle a Maquetaure Guayaba, Señor de la región de los muertos, la misión de perder a los extranjeros, confundirlos en el camino a Cuaybay, Lugar a donde van a parar los muertos.
Así llega el Almirante a Coaybay y comienza la espiral sin fin de las confusiones Americanas. Colón escribió en su diario la palabra Colba, confusión fonética, Colba por Coaybay, era el 21 de octubre de 1492.
Se esmeró Maquetaure, ayudado por la Hupías preparó un fastuoso y teatral recibimiento. Hermosas no muertas insinuantes, lascivas, montañas de pescado, frutas, viandas, casabe, joyas y adornos de exquisita factura fueron obsequiados a los recién llegados. No hay dudas de que Maquetaure hizo lo posible por retenerlos para siempre en su reino, los marinos disfrutaron de todas las maravillas de todos los placeres humanos y divinos, pero su dios, fuerte y amarillo los empujaba siempre adelante con una fuerza que desconocían los cemíes cubanos.
La pestilencia que despedían los extranjeros comenzó a corromperlo todo, los frutales milagrosos, siempre verdes y productivos, se tornaron negros y estériles, la yerba se secó, los ríos cristalinos se transformaron en corrompidos fangales. Maquetaure enfermó, el viejo cemí próximo, a expirar y desaparecer, maldijo a los conquistadores, pero su grito se perdió sin nombre en la voz del nuevo y altanero dios. Nada podían hacer los nativos, ya no tenían a donde enviar a sus muertos. Coaybay era una roca perdida, tuvieron que pactar con los recién llegados un espacio para la vida eterna o desaparecer en el caos.
Así Cristóbal, El Gran Almirante, llegó a Cuba el 6 de noviembre de 1492, sin saber apenas, en que lugar del mundo se encontraba, les llamó indios y preguntó por el Gran Can, luego se internó en tierra firme en busca del Rey Cavila.
Vestía el Almirante en su primer domingo en la Isla: Gorro con vueltas, justillo de raso, pantalón rojo escarlata y botas. Le acompañaban sus hombres vestidos con: Gabán de paño pardo, calzones azules, borseguíes de cuero ajustados por cordones hasta los tobillos, cubrían sus cabezas con bonetes rojos. Salió a recibirle Yacahú Bagua Maorocoti acompañado por su perro mudo, los demás cemíes, behiques, caciques y principales de las aldeas vecinas, ocultos en la maleza, contemplaban atónitos a los extraños y hacían esfuerzos por contener la nausea provocada por el mal olor.
- No son dioses.
Exclamó iracunda Guabancex y el viento hechó a volar los gorros de la cabeza de los españoles.
- Son demonios.
¿Hombre o demonio? Cristóbal, no hay lugar en el mundo que no se atribuya su nacimiento. Colón gallego: Tesis basada en documentos del archivo de Pontevedra, donde aparecen copiosas actas otorgadas por unos Fonterrosas y unos Colón, apellidos que coinciden con los de la familia del Almirante, “El Descubridor” al bautizar diversos lugares geográficos americanos les había dado nombres existentes en la comarca pontevedrina, Colón usaba giros y locuciones galaicas. Colón Catalán: Tesis de Luis de Ulloa de la Biblioteca Nacional de Lima, se basa en la existencia en el levante de diversas familias Colón, el uso de catalanismos en la prosa del Almirante, este ocultó su origen para no ser víctima del recelo de los castellanos. Colón extremeño: Su defensor fue el abogado Don Vicente Peredes quien sostuvo que pertenecía Cristóbal a la estirpe Don Gonzalo de Santa María de origen judío, la misteriosa firma del Almirante delata su origen hebreo, además todo lo hacía en nombre de Santa María. La tesis portuguesa se funda en que Colón era en realidad Simón Palha marino y corsario. Los daneses sostienen que estuvo en Groenlandia en 1476 con una flota danesa. Los Abates Corbini y Casanova afirmaban que era corso. Goodrich defendía que era griego y pirata. Molow que era ingles. Nicolás sostenía su origen ruso basándose en su gusto por el vodka y la costumbre de orinarse los pies como profilaxis contra los hongos. Magiar, francés, egipcio, árabe, mongol, alemán, polaco, eslovaco, servio, croata. Algunos le atribuyen origen extraterrestre, sitúan su patria en Demb, la mas brillante estrella de la constelación del Cisne, constelación boreal en la Vía Láctea entre los 28 y 45 grados de declinación y 19,5 a 21 horas de ascensión recta, Demb tiene 1,3 de magnitud.
Bajo el signo de la confusión, el caos y el misterio llegó el primer europeo de que se tiene certeza a la Isla ¿O el primer demonio?.
Del pozo donde antes estuvo la fuente, brotan en oleadas los demonios, 72 príncipes, 7, 405, 926 soldados del mal. Las 1111 legiones –según la estadística de Johannes Wierus- De todas partes del mundo se dan cita en La Habana los seguidores del Tentador, los Grandes Maestros de los pactos, los conciliábulos, del fuego, de los dolores de la muerte, de la insidia, la calumnia, el egoísmo, la difamación, la cobardía, la traición, la mentira. Se agrupan con rapidez, organizan sus huestes.
Unos pocos con capacidad para ver se preparan para enfrentarlos, tratan de convencer a los incrédulos y ante la dificultad para desenmascararlos recurren a los tradicionales lignus crucis, exorcismos y conjuros. Queman azufre ante las narices de los posesos y les aplican lavativas de agua bendita. Se colocan agnus dei, detentes, escapularios, pero nada de esto es eficaz ¿Qué se puede hacer contra un enemigo que no se ve?.
Incubos y súcubos se enseñorean de las de las calles. Han abierto oficinas en diferentes sitios, curiosos, indiferentes, simpatizantes, engatusados, hacen cola junto a satanistas, acólitos y posesos. Oficinas pulcras de una simetría y un orden disparatado, buroes de metal bruñido, estanterías refulgentes, burócratas en trajes de dril o en incólumes guayaberas de hilo, idénticos, peinados todos con la raya al medio, la misma sonrisa, el mismo fino bigotillo, los mismos lentes fondo de botella. Lentos y sincronizados los movimientos:
- Buenos días
Sonrisa, alcanzan la planilla tomándola con sumo cuidado del estante.
- Ponga su nombre y dos apellidos, dirección particular, profesión u oficio.
El dedo índice manchado de tinta señala un lugar en la hoja.
- ¿Tiene creencias religiosas? ¿Es Homosexual, heterosexual, bisexual u otra cosa? ¿Ha tenido o mantiene relaciones con extraterrestres? ¿Se limpia con papel o con agua? ¿Ha tenido o tiene emisiones nocturnas? Señale con una X el lugar donde se masturba, vía publica, baño de su casa, del centro de trabajo, cine, cola del pan, parques, etc. ¿Ha viajado al exterior? ¿No? firme aquí.
Sonrisa, golpe de cuño en la almohadilla, golpe de cuño en el papel.
- Gracias ya puede pasar a firmar el contrato.
Con voz de falsete.
- El próximo.
CONTRATO
Yo_________________________ en pleno uso de mis facultades mentales y físicas, cedo por el presente acto, cuerpo y alma a Lucifer y a sus ministros y les concedo plenos derechos para que me transporten en cuerpo y alma, en carne y sangre, con todos mis bienes a donde quiera que tenga su morada.
Con las siguientes condiciones:
Primero: Que podré ser un espíritu en forma y sustancia.
Segundo: Que los demonios menores serán mis servidores y se pondrán a mis ordenes siempre que los necesite.
Tercero: Que el Diablo hará todo por mi y procurará todo lo que necesite.
Cuarto: Que seré invisible siempre que así lo desee.
Ultimo: Que se aparecerá en cualquier momento bajo el aspecto y la forma que el quiera.
De mi puño y letra______________________________
No creo que Lucifer se tome en serio los dichosos pactos, parece una burla del Rebelde o una triquiñuela de sus funcionarios intermedios, me inclino por la burla, una gran burla inspirada en la locura de los hombres. Con las trampas mas burdas se apodera de las almas de los hombres, otras caen en sus manos sin el menor esfuerzo de su parte. En la tierra hay hombres que por el deleite de una hora pierden la libertad por toda la eternidad y el lo sabe. Si quisiera poseer un alma selecta con encarnarse en ella y dominarla cuando así lo desee es suficiente, el nunca será sirviente de nadie y no hay pacto o convenio que le obligue.
Los Yezidies se dan cita en La Habana,60 000 adoradores del Diablo, secta hereje musulmana que venera como héroe al califa Yezid, quien hizo morir al nieto de Mohamed Huzaya. Según los libros sagrados de la secta –El Libro de la Revelación y El Libro Negro- El Diablo es un arcángel caído a quien Dios confió el gobierno del mundo y la dirección de la transmigración de las almas. Ese ángel a quien los Yezidies llaman Malak Tawus –El ángel pavo real-, es según ellos un ministro de la Divinidad y en consecuencia le rinden culto y reverencia. Los Yezidies veneran junto al Diablo al famoso Halaj crucificado en 922 en Bagdad por su doctrina de la deificación del hombre mediante el puro amor de Dios.
Son mal vistos por los demonios que les tienen ojeriza, pero no se atreven a hacer algo contra ellos, protegidos de Lucifer. Recorren la ciudad con sus típicos trajes negros y el rostro oculto, predican su doctrina al oído de quien quiera escucharlos pues no confían al viento sus palabras.
En la esquina de Obispo y Bernaza sobre una improvisada tribuna, el joven médico y filósofo Benjamin Ehrard –espíritu convocado por el Refulgente- autor de la Apología del Diablo, ante un nutrido público lee las siete normas de vida de una conciencia moral de pura maldad:
1. No seas nunca verás pero trata de parecerlo.
2. No reconozcas propiedad alguna pero afirma que la propiedad es sagrada e inviolable y apodérate de todo.
3. Sírvete de la moralidad ajena como si se tratase de una debilidad.
4. Incita al pecado y finge moralidad a toda prueba.
5. No ames a nadie.
6. Haz desdichados a cuantos no quieran depender de ti.
7. No te arrepientas jamás de nada, haz sin vacilaciones lo que hayas decidido, de ese modo demostraras tu independencia y con la homogeneidad de tu conducta cobrarás apariencia de hombre justo y eso te proporcionará un medio eficaz para conseguir que los otros se conviertan, sin darse cuenta, en esclavos tuyos.
Rumores de admiración, aplausos, un grupo de espantajos, subidos en la estatua de Albear, vocifera consignas de apoyo a las palabras de Benjamin. Unas Jorquinas que beben su daiquiri en la acera del Floridita caen al suelo desmadejadas al séptimo orgasmo, el más violento y aparatoso de todos los que fueron sintiendo con la enumeración de Ehrard.
- La única doctrina, la verdadera doctrina que inspira la conducta de los hombres y los pueblos es el diabolismo. El bien, el amor, la justicia, la verdad, la moral, son frases, ellos, en la práctica, los hombres, son discípulos del Maestro. La Edad Media esta poblada de diablos y demonios de todo tipo, en el Renacimiento Miguel Angel y Signorelli se ocuparon de recordar la existencia del Rebelde a los hombres, en los Tiempos Modernos fueron los poetas sus principales devotos: Vondel dedica su obra maestra a Lucifer, Tassos su Jerusalén, Calderón El Mágico prodigioso, Milton su Paraíso perdido, De Vigny y Lermontov le dedican muchos de sus mas famosos poemas, Leopardi bosqueja un himno a su gloria, Goethe su Fausto, Víctor Hugo escribe El Fin de Satanás, Dostoyevski Los Hermanos Karamázov, Ibsen lo nombra Gran Corvo en su drama Peer Gynt, Shiller le rinde culto en Los bandidos, la lista sería interminable.
Moor, personaje de Los Bandidos de Shiller, se materializa al lado de Benjamin, etéreo, casi transparente a pesar de su fuerte ectoplasma, adopta este aspecto por puro capricho, don que le es conferido por ser personaje creado por autor famoso, Moor saluda al público con un leve gesto de su mano derecha enguantada.
- El ser que se atrevió a desafiar en duelo al Omnipotente ¿No es un genio extraordinario?. Es preferible asarse en el fuego de Bilial en compañía de Borgia y Catalina a sentarse en la mesa celestial con todos esos vulgares imbéciles.
Frangelico me pone una mano en el hombro.
- Hola paisano, cuanto loco suelto en La Habana.
Me brinda un trago de su siempre lista botella de licor.
- Aunque no deja de tener razón debe ser muy aburrido pasarse la eternidad rodeado de santurrones dedicados a teologizar, bebiendo manzanilla sentados en una nube, sin un buen par de nalgas que admirar, sin un buen trago de licor que queme la garganta y caliente la sangre, diciendo avemarías y padrenuestros por los siglos de los siglos amen.
- Menudo fraile eres.
Rompió a reír con sus habituales estruendosas carcajadas, lo que provocó no pocas miradas de desaprobación.
El Dr. Ehrard continuaba su discurso.
- La creación de una obra de arte implica cierta dosis de vanidad, sensualidad y orgullo, todo artista, aunque no lo sepa, es cómplice de Rautan y el los usa a menudo para expresarse a través de ellos, hay algunos libros donde su colaboración es manifiesta: De Tribus Impostoribus escrito por Federico II de Suavia donde se demuestra que Moisés, Cristo y Mahoma fueron impostores, El Leviatán de Tomas Hobbes, El Matrimonio del cielo y el infierno de William Blake, el Manfredo y El Vampiro de Byron, El Melmoth errante de Maturín, El asesinato como una de las bellas artes de Tomas Quincey, Pluma, Lápiz y Veneno de Oscar Wilde, los cuentos de Poe, Madame Putiphar de Petrus Borel, el testamento del Cura Millier, El Unico y su propiedad de Max Stimer, El Anticristo de Nietzche, El Proceso de Kafka, El Señor de la noche de Tanith Lee, Liaisons Dangereuses de Laclos. Lutais habla a los hombres a través de la música, el es un gran músico, el mejor de los músicos. André Guide dijo que en todas las artes es necesaria la participación demoníaca y afirmó Sin la colaboración del Demonio no hay verdadera obra de arte..
Un grupo de artistas le escuchan embelesados, el resto del público muestra evidentes señales de aburrimiento, incluso algún que otro espantajo, obligados a mostrar entusiasmo, bosteza con recato.
Negli occhi ove mestizia alberga e morte, también en mis ojos se alberga la podredumbre y la muerte ¿Por qué le escuchan? Esos, son ellos mismos los que me desprecian, los que gritan a mi paso abrecaminosespantamuertos, sin embargo los espantajos, los demonios, las jorquinas, me reverencian y admiran por ser hijo de quien soy, cada vez con mayor frecuencia escucho una voz dentro de mi, pero eso le pasa a todo el que tiene alguna práctica en la introspección espiritual. Hijo del Rebelde, del Dominador, yo que no soy nada podré tenerlo todo, podré tener a Kundry con solo desearla. Siento en mi dos huéspedes invisibles El eterno amor y el eterno odio, el corazón es el campo de batalla de estos dos antagonistas, como lo es también la Isla ¿Como es posible semejante cohabitación?
¡Milagro! Anuncian los periódicos, las emisoras radiales, los dos canales de televisión ¡Milagro! corre a viva voz la noticia, ¡Lloró el Cristo de Casablanca! Un grupo de turistas que se encontraban al pie de la estatua fue testigo del suceso. Gruesa lágrimas negras corrían por el rostro de Jesús. Las lágrimas recogidas de inmediato por las autoridades fueron llevadas a la Catedral y guardadas en unas ampollas de cristal en el Sagrario. El edificio fue puesto bajo fuerte custodia policial. Numerosos creyentes permanecen en oración frente a la Catedral.
Hoy día de Reyes hace frío, mira que escoger el día más gélido del año para hacer milagros. Las luces que iluminan al Cristo quedaron encendidas, luces que hacen sombra en los rincones, se descomponen y se ayuntan sin recato. El mar lame el muro, viola la frontera y se introduce en la avenida, lame y deja su ofrenda de tablones, perros muertos, peces, algas, botellas, latas, corales, esponjas, neumáticos y ahogados. Al pie de la estatua todos esperan que se repita el milagro, las cámaras de tv listas, listas las luces de los reflectores, los reporteros estrella del mundo entero esperan y piden a Jesús que les de la exclusiva.
Cámaras, cámaras, cámaras, esperan, esperan, sopla un aire frío del norte, dos helicópteros sobrevuelan el monumento. Jesús permanece impávido, creo ver una mueca en sus labios de piedra. En el muelle la gente espera la lanchita para cruzar a Casablanca, se acerca la embarcación envuelta en una tromba de humo, animal mitológico que lanza sus tentáculos al atracadero y la gente se cruzan en el aire sin tocarse, los que llegan y los que se van, cuando subo a la lancha ya está tan llena que tengo que viajar parado en una de las gomas de auto que rodean la borda.
Siento una voz, un susurro, un cántico.
Reconstruye señor Jerusalén
Reúne a los exiliados de Israel,
sana los corazones destrozados
y venda sus heridas.
El mar trepa a la borda y me empapa los bajos del pantalón, el humo irrita los ojos y la garganta, el mar es una goma aceitosa, lame mis pantorrillas y me invita a descender, a acostarme en su seno, de nuevo la voz.
-Si así lo deseas suéltate y camina sobre el agua. No tengas miedo, suéltate y anda.
Anda, anda, camina sobre el agua, una y otra vez, como una letanía, al fin la lanchita atraca en el muelle de Casablanca, sigo a la columna que intenta llegar a los pies de la estatua sin conseguirlo, la multitud se hace densa, se compacta, es un muro infranqueable. Busco el camino de la fortaleza de la Cabaña, trepo por desfiladeros entre las piedras, bordeo la muralla, el mar abajo es una gran mancha que reverbera, la reja esta abierta, subo la semipenumbra de una escalera con olor a orine y heces y salgo a un sol que se escabulle y titila, ahí esta el reloj que lo mide y el cañón que anuncia la victoria de la sombra, abajo, casi a los pies de la muralla, está la ciudad.
- Te daré todo esto si te arrodillas y me adoras.
Una fuerza descomunal me pone de rodillas. Luego me alza en peso como si fuera una pluma y me arroja sobre el muro, estoy a punto de caer al abismo, a duras penas logro sostenerme y conservar el equilibrio.
- ¡Lánzate! ¡Lánzate al abismo, yo te sostendré en mis brazos.
Busco el rostro de Jesús, los labios de piedra esbozan una sonrisa, luego lento, muy lento abre los brazos y escucho su voz dulce, acariciante.
- Felices los que tienen el espíritu de pobre, porque de ellos es el Reino. Felices los que lloran porque recibirán consuelo. Felices los de corazón limpio, porque verán a Dios. Si alguien te hace un pleito por la camisa, entrégale también el manto. Da al que te pida, al que espera de ti no le des la espalda. Cuídense de los falsos profetas, se presentan ante ustedes con piel de ovejas, pero son lobos feroces. Ustedes los reconocerán por sus frutos.
El milagro no detiene el avance de los demonios, ayudados por sus cómplices y acólitos, mienten, corrompen, roban, anuncian disposiciones absurdas, resoluciones disparatadas, pactan con la indolencia, enaltecen la burocracia, crean trabas, causan disgusto, proliferan como virus, gérmenes del fracaso, cultores del más feroz individualismo. Muchos llegaron desde el extranjero, otros desde el mundo inferior y están los nuestros, los autóctonos, los legítimos demonios del patio, nacidos y criados junto a nosotros, son los peores, son los más difíciles de reconocer, no a todo el mundo le es dado verlos, son los reyes del camuflaje y la simulación.
Recuerdo cuando me líe a piñazos por los tres Reyes Magos, llegué a la casa con el labio partido y varios moretones, a partir de entonces no regresaron mas Melchor, Gaspar y Baltazar y acompañé a mi tía a interminables colas o ayude a conquistar un turno por teléfono para comprar los juguetes, una básico y dos adicionales ¡Ah Géminis!. Eso si, habían juguetes para todos
En 1968 logré mi bicicleta, una Ucrania 26, rojo vino. Orgulloso paseaba por el barrio con mi ciclo flamante, con sus nikelados, los faroles, cuentamillas, dinamo, el olor a cuero del asiento, la cartuchera llena de herramientas y la goma para coger ponches en frío.
En la casa tomábamos te por las noches, el tío decía que el te era cosa de bolcheviques y entre tasa y tasa nos leía pasajes de La Carretera de Volokolams. Lenin tomaba te, Felix Edmundovich, Molotov, Zinoviev, Rikov, Yagoda, Iejov, Vichinski, Veria, Stalin, Nikita Jruchov, Yuri Gagarin, Valentina Terescova, los guardias rojos lo bebieron minutos antes del asalto al Palacio de Invierno para calentarse el estómago y el ánimo, los obreros mientras cumplían el primer plan quinquenal, lo tomaron los soldados en Varsovia, Praga, Berlín.
Si los soviéticos tomaban te, nosotros también. Le pregunté en una ocasión, si Mao tomaba te y respondió muy seguro .
- Por supuesto, es una infusión comunista ¿No? Mao es el líder indiscutible del pueblo chino.
- ¿Y el café?
Preguntó Dalila.
- El café es una infusión pequeño burguesa, es signo de acomodamiento, una desviación ideológica, un rezago del pasado.
Respondió airado, y el café quedó desterrado para siempre de la casa.
Bebíamos te en medio del apagón, mientras escuchábamos Nocturno en un radio de baterías, sentados alrededor del Kinké [eso fue antes de que al tío le instalaran la planta eléctrica]. Esa noche de la bicicleta, esa noche en que por primera vez me sentía dueño de algo, Roberto , el mejor amigo de mi tío, Roberto tierra colorada, botas rusas, olor a guarapo, sudor, melao y cañavera, vio la bicicleta y señaló a mi tío.
- ¿Que dice el comisario?
Mi tío hizo una mueca y dijo.
- Que remedio.
Le ofrecieron a Roberto una silla junto al farol y una tasa de te. Tía Liliana pasó rumbo al baño, vaporosa la bata de casa, muslos de suave pelambre rubia, una vela temblorosa en la mano. Roberto le quitó el cubo lleno de agua que le encorvaba la espalda y lo llevó al baño[eso fue antes de que le instalaran el calentador de gas], ella le sonrió, era bella Liliana, muy bella.
Roberto hizo cuentos verdes, chistes de Pepito, contó anécdotas de la zafra y dijo muy seguro.
- Los diez millones van.
- Y de que van van.
Reafirmó mi tío.
Liliana salió del baño, el farol descubría sus líneas firmes, las curvas seductoras dibujadas bajo la bata de casa. Roberto no pudo evitarlo contempló un instante las redondeces que insinuaba la luz y apartó los ojos avergonzado. Ella se sentó aparte, un poco alejada de nosotros. Roberto llevó la tasa de te a los labios e hizo un gesto de desagrado.
-¡Coño Liliana! No tendrás por ahí un buche de buen café, no se como pueden tomar esta mierda.
A las seis de la tarde se produce una estampida en Casablanca, los reporteros recogen sus cámaras y corren a los autos, corren, se atropellan, la muchedumbre se mueve como la resaca de una gran ola.
- ¡Todos a Regla!
Es el grito unánime.
- ¡Milagro!
Todos quieren ser los primeros en llegar al Santuario.
- ¡La Santísima Virgen a descendido de su pedestal!.
El Cristo de piedra queda solo, dos lágrimas negras corren por sus mejillas y dejan una marca indeleble a su paso por la piedra percudida, gotas llenas de sal, polvo, humo, gotas enfermas de intemperie.
CUARTA PARTE
EL TRINO DEL DIABLO
Era su cara la del hombre justo, en lo exterior y cual serpiente el resto...
Dante.
En la Víbora, los videntes, han untado miel de abejas en las paredes, dicen que ahuyenta a los demonios, en Guanabacoa han cubierto las calles de albahaca. La venta de agua bendita se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos de la ciudad, un avispado comerciante, trató de convencer al Arzobispo para que bendijera las aguas del Almendares y luego monopolizar la venta de agua embotellada, los baños en el río e.t.c, por suerte no prosperó la iniciativa.
Todos los videntes creen tener la formula para combatir a las fuerzas del mal:
- Cintas rojas en las columnas.
- Lazos morados en las ventanas.
- Lenguas de vaca.
- Herraduras colgadas del cuello.
- Bazos de agua bajo la cama.
- Estiércol tras la puerta.
- Cagarrutas de chivo en los escaparates.
- Oraciones.
- Resguardos.
- Palomas blancas
- Borra de café en los bolsillos.
- Bañarse con orine de gato.
- Untarse los sobacos con manteca de majá.
- Aspersiones de resina de guaguasí.
- Regar guano de murciélago al pie de las ventanas y las puertas.
- Recitaciones del Shemá Yisrael.
- Untarse el cuerpo con melao de caña.
- Colgar del techo bolsas de naylon llenas con agua bendita.
- Mascar ají guaguau.
Es 28 de enero y comienza a anochecer, la ciudad se llena de antorchas. Los ángeles del mal compulsan a la violencia, incitan a atacar a los posesos, incendiar sus casas, armados de estacas y piedras acometen a cualquier sospechoso, es su primera táctica desenmascarada.
Desde cualquier lugar de La Habana puede verse el replandor, es el fuego de la ilusión danzante, lo increado y lo creado, suprema visión, rechazo a la ciega sumisión de la apariencia, fuego tapiz que se extiende, encarnación de la luz en la materia, la ciudad retorna al cosmos hecha llama. Desfilan los buenos sin ser tentados por la violencia, llevan el valor de Ser siempre nuevos y estar resplandecientes. Convergen dos fuegos, el que va en la punta de las antorchas y el de las tinieblas, el salvajismo tremendo y huraño que mata sin crear nada, odia a los innovadores, odia al creador que rompe las tablas y los viejos valores Destruid, destruid a los buenos y a los justos. El viento sopla sobre el río de fuego, aire plasma, nube de energía viva en el desierto cósmico. Víctor Hugo declama su poema inacabado
La rosa se apareció bella a los deslumbrados dragones...
El viento quedó en suspenso sobre las estupefactas olas...
Concluido ahora entre las llamas, el día del Apóstol, bajo el viento lujurioso que acaricia las brazas danzantes. Ibn Arabí dijo El corazón del hombre puede adoptar todas las formas Si el corazón adopta la forma, el tamaño, la textura del amor ¿Qué pueden hacer los demonios?.
Nada logran los malignos, no prospera la invitación a la violencia, ellos saben que la violencia es una hidra, una vez que nace no se detiene, no distingue amigos de enemigos y se ceba en la bondad
Convocados por Esmón con toda urgencia, se materializan nuevos espantajos, jorquinas y demonios. Algo ha ocurrido, hay cierta preocupación entre las fuerzas del mal, decenas de chistes y humoradas surgen sobre los posesos y demonios, ellos vencen, día a día ganan terreno, pero la risa es su peor enemigo, los demonios odian y temen a la risa y esta también empieza a cobrar vida y entorpece la victoria. Si se desata la risa se compromete el triunfo, no hay detente, ni resguardo mejor y ellos lo saben, se enfurecen y acrecientan su ofensiva, gritones, molestos, agresivos, son capaces de todo para esconder su temor.
El leve chasquido de las materializaciones y el olor a ozono y azufre se diluyen en la marcha y el humo de las antorchas. Ahí va Von Muller comandante del crucero Emden, famoso corsario Alemán de la Primera Guerra Mundial, Sandoval, el asesino de Cholula, Amleto Battisti y Lora, Amadeo Barletta, Santo Trafficante, con sus dealers, choferes y sirvientes.
El comandante Von Muller tropieza y cae sobre una negra de redondas y muy pronunciadas nalgas, apretadas dentro de un vestido de lamé amarillo, ruedan los dos al suelo, el alfiler de una de las medallas de Von Muller se prende en la tela, el pelo de la mujer, recién sometido al desriz, aun arde, el comandante trata de safarse del involuntario abrazo y se enreda aún más, trata de alejar de su rostro el pelo encendido y se funden y ruedan por la avenida entre los pies y la burla de la. gente. Una gorda lanza un silbido, secundado al instante por cientos de silbidos y cornetas chinas y silbatos y sirenas y timbres de bicicleta y flautines y claxon. Ruedan la mujer y el alemán liados a puñetazos, mordidas y arañazos.
- ¡Chocolate con leche condensada!
- Bombón con altea.
Puestos al fin de pie, intentan caminar, unidos quizás ya para siempre, tropiezan y dan bandazos sin poder ponerse de acuerdo, tratan de sincronizar el paso, pero por más que la negra se esfuerza, el alemán no lo logra. Parece un muñecón desarticulado, la cara rubicunda cubierta de sudor y ampollas por las quemaduras del pelo encendido de la mujer.
Un dos tres
que paso mas chevere
que paso mas chevere
el de mi conga es.
Los brazos se mueven por un lado, el tronco por el otro, los pies no sabe que hacer con ellos. Intenta sonreír, la gente les hace coro, el aprieta el rostro contra las tetas de la negra.
Si bailan cachete con cachete
pechito con pechito
ombligo con ombligo
Corea la multitud. Así dando bandazos se abren paso. Un poeta acompañado por un tres, un laúd y una guitarra canta.
En la primera función
que dieron en la Caimana
salió bailando una rana
danza con un camaleón,
mas atrás salió el ratón,
dando, de su cueva, gritos,
diciendo: Caballeritos,
vénganlos a apartar
porque se quieren matar
el grillo contra el mosquito.
Esmón y un grupo de sus acólitos, contemplan cariacontecidos el desfile desde los portales del Payret.
Súcubo, con los labios carmín encendido, Asmodeo, maquillado, medias negras y ligueros, encabeza el tren y grita desaforado.
Sola soy, sola nací,
sola me parió mi madre
y solita me he de andar
como plumita en el aire.
Tren de muchos vagones atraviesa la avenida.
Tengo una cosita
que te gusta a ti
que te gusta a ti
que te gusta a ti.
Sigue a Asmodeo un mulato de ojos verdes vestido con pantalón de mezclilla, bien ceñido y blusa azul turquí, tras el un grupo de personeros en calzoncillos largos y guayaberas rosa pálido –regalo del Príncipe de la Lujuria- burócratas, censores, porteros, confidentes, funcionarios de tal y mas cual departamento, son los que más se destacan en el tren por su vocinglería y extravagante vestimenta, van de cortesanas de la India, de bailarinas hawaianas, princesas del Nilo, prostitutas griegas, llevan un tocado de plumas de pavoreal, tienen en común, entre otras cosas, su innata disposición a venderle el alma a cualquier diablo. Personajillos sévicos, su turma diabólica lleva como emblema una lengua morada y putrefacta..
La avenida de Rancho Boyeros la han adornado con guirnaldas de luces, han colocado a lo largo de toda la avenida mesas de caoba de hasta 20 metros de largo, sobre las mesas, arroces, en vajillas de altísima calidad, porcelana blanca del norte de la China, verde del sur,, porcelanas de múltiples colores de la dinastía Han, Chin to Cheng blanquiazul y roja, porcelana de la dinastía Chin –época de oro- porcelana cascara de huevo que se cose a 1300 grados, frágil y transparente.
Cerdos enteros aderezados con abundante ajos, cebollas y especiería, las orejas de los animales sobredoradas y plateadas Sobre pencas de guano: Cervatos, pavos, gallinas, patos, jamones. Grandes pargos, chernas, sierras, agujas, racimos de langostas, camarones, langostinos, cangrejos de enormes muelas, adornados con motivos marinos.
En grandes calderos de bronce bellamente cincelados, sopas, potajes donde nadan en abundancia los chorizos, las morcillas, los tocinos. Barriles de escabeche, diversos encurtidos, salsas, aderezos, mixturas. En canoas de barro las viandas, pirámides de frutas, verduras, tostones de plátano, papas fritas, frituras de malanga. Exóticos platos hechos para el gusto más refinado: Gorriones en almíbar, tallos de bambú tierno, escarabajos, huevos de hormiga y otras muchas extravagancias.
No faltan los postres: Dulces de coco, barras de guayaba, natillas cubiertas de caramelo, citabas, arroz con leche, raspaduras, crema de leche etc.
Seres de ambigua condición, envueltos en vistosos kimonos de seda, se encargan de ubicar a los que llegan. Hay abundancia de garrafones con bebidas espirituosas, barriles de cerveza. Están bien provistas las mesas con la bebida favorita de Indra, mencionada en los primeros Vedas: Sana, Kana, Bhang, Vijoría, Ananda, Cañamo, Kalamo, Suama, Nepente. Una amplia gama de platos confeccionados con cannabis: Pesto cannábico alla genovese, Sugo Sconvolto , Manzul, sopa de resina de cáñamo mas conocida por Sopa del Demonio etc.
Alineadas en una mesa, pipas de bronce bellamente labradas y listas para fumar, pipas de caña conocidas como Sebsi, largas pipas de las usadas por los Bena-Riamba, pipas de agua, incensarios de cobre, todo al alcance de la mano de quien lo desee.
Tres jóvenes alabarderos, hacen sonar las trompetas, un enano anuncia.
- Su excelencia, el único, el divino Asmodeo, Príncipe de la lujuria.
Hace su entrada entre las luces de los seguidores y los flash de las cámaras fotográficas, hace su entrada como incubo, vestido con un traje de dril cien, el cabello engominado, en su mano derecha porta un bastón de ébano coronado con un batracio de plata, lleva zapatos blancos de charol, leontina de oro en el chaleco, una perla negra en la corbata, perfumado con su eterna colonia de limón.
Sube con mucho cuidado al trono de broce bruñido que parece incendiarse con la luz de los reflectores [Trono de bronce formado por penes serpentiformes entrelazados]. Ubicado sobre una tarima que le permite dominar el basto espacio de la fiesta, dos rubias desnudas suben al trono, una se sienta sobre sus piernas, la otra sobre uno de los brazos del trono. Asmodeo golpea el suelo con el bastón y los alabarderos anuncian.
- ¡Gaster!
Alrededor del Príncipe se coloca un grupo de personajes, en una especie de presidencia con aires de palco de carnaval. Para alguien puede ser una sorpresa ver a algunos de ellos junto al Príncipe, para otros como yo no, hace mucho tiempo sospechábamos para quien trabajaban, permanecen cerca de su señor que les obsequia con uvas de su racimo.
Miles de personajes asisten al banquete, convocados desde semanas antes por los demonios, se arrojan sobre las mesas, cubiertos de grasa corren de un sitio al otro sin concierto, llenan el estómago y las jabas de naylon, enloquecidos por el demonio de la gula.
Esta es sin dudas otra de la tácticas de las fuerzas del mal, la segunda, luego de fracaso de la ira han desatado el demonio d la gula..
Corre el aguardiente, el ron, los barriles de cerveza. Sonríe Asmodeo, intercambia una señal con sus acólitos y desciende del trono acompañado por las dos rubias, golpea el bastón en el estrado y proclama.
- ¡Eros!
Los espantajos muestran sus falos de caña brava, una jorquina alista su olisbo de plata. Una gorda de senos y vientre protuberante, piernas cortas y nalgas de hotentote intenta derribarme, me muerde el cuello, los hombros, pasa su lengua de vaca por mi cara, la empujo, ella insiste, apenas logro quitármela de encima
- Ven mi chino no seas malo.
Hunde sus dedos regordetes en la vulva e intenta introducírmelos en la boca, el fuerte olor a mariscos podridos marea, hace perder el equilibrio.
- Prueba mi chino, prueba a tu mami rica.
Distrae su atención una muchacha de esas de aspecto angelical, blanca como la leche, el pelo rubio y unos grandes y asombrados ojos azules, casi transparentes de tan claros, que es derribada sobre una mesa por dos corpulentas endiabladas, la gorda toma una fuente y deja caer aliño sobre la muchacha, cae el aceite, el ajo, las cebollas, el jugo sobre la piel del ángel y las fámulas lamen con verdadero frenesí.
Daryl Van Horne, acabado de llegar a la fiesta saluda, con una reverencia a sus admiradores, viste una pantalones bombachos de seda verde, chaqueta corta bordada en oro y cubierta de abundante pedrería, le siguen sus compañeras, Alexandra, Jane y Sukie, cubiertas por peplos transparentes. Descubro a Susana entre la gente que admira el desnudo de una bailarina a punto de ser poseída por un macho cabrío, la danzante gira alrededor del animal, le esquiva con su baile, le acaricia el falo arrecho y luego se tiende en espera. También Daryl ha visto a Susana y la intercepta cuando ella intenta acercarse a mi, inicio un movimiento en su defensa pero Jane y Sukie me lo impiden. Jane me toma del brazo y envuelve en diestras caricias. Furioso desprendo el abrazo, Alexandra se acerca y les ordena asustada.
- Déjenlo quieto.
Hinca la rodilla derecha en el suelo e inclina la cabeza, las demás le imitan. Interpreto el papel y dirijo una mirada incendiaria a las mujeres, luego condescendiente les acaricio el cuello y sigo de largo aparentando una tranquilidad que no siento, busco a Susana entre la multitud entregada a la bacanal ,¿Qué será de ella? Imagino lo que puede ocurrirle en manos de ese diablo.
Junto a la furnia que los demonios han dado en llamar Fuente de los Inicios, vela el Cocubá de ojos fosforescentes, animal que mata con la mirada.
Kundry no verte aquí fue bueno, desde el día del bosque en que fui árbol, liana, yerba, ojos solo para ti, tu no presencia me libera, bajo el resplandor de las guirnaldas suelto mis últimas amarras, sufro mi última metamorfosis.
Carnaval, mascarada del deseo con que piensan triunfar, tercera variante táctica, la ira, la gula, la lujuria, ¿Cuántos pecados nos faltan?.
El alba me sorprende, debo regresar al claustro. No estabas entre los cuerpos que se retorcían en el fango, no estabas en los fuegos de Sodoma, no estabas en el círculo de la lujuria, crezco cada vez que pienso que me amas, soy una flecha que se dirige a ti. ¿Con qué arte me fabricaste? ¿Nacerá de nosotros una nueva raza? Raza seguidora de Enoch, de Chalid ibn Jazid, Rhases, Avisena, Artepio, Al Gazalí. He atravesado el mar del vértigo y el aniquilamiento donde mueren los peregrinos. Attar Mantig Al-tayr. Soy su obra, nací en tu retorta. ¿Acaso no ha sido un infierno tu ausencia-presencia? ¿Tu búsqueda? ¿Mis repetidas muertes? Rumí, El Maestro, dijo:
Muero como piedra y me convierto en planeta,
muero como animal y renazco como hombre,
muriendo como hombre renaceré como ángel,
para convertirme en alguien que nadie ha visto.
¿Angel? ¿No he sido derviche como El Maestro? ¿Como Siva el bienhechor? ¿No he sido Rama El Negro? ¿Krisna El Encantador? Aparezco montado en un caballo blanco como Kalkín en el último avatar de Visnú, como el Rey de Reyes del Apocalipsis, como Chango. Tu Maytreya que predica el amor absoluto, el amor nos hará crecer, virgen, desvirilizadora, castrato, tu eunuco.
Cruce sobre los cuerpos desnudos, los sexos amalgamados, los gemidos,, cruce con tu nombre en los labios, estoy habitado por ti. Cuando Asmodeo anunció el sacrificio de la Virgen temí por tu vida, los olifantes tocaron una burlesca marcha fúnebre y tres demonios condujeron a la tarima a una muchacha desnuda, colgaron de su cuello una guirnalda de flores blancas, la muchacha sonreía, fue amarrada a un poste, Asmodeo dejo caer sobre ella, desde una copa, sangre mezclada con flores amarillas, luego extrajo de un precioso estuche de terciopelo un estilete, escupió sobre el seno izquierdo de la muchacha y con la punta del estilete dibujó un pez, una estrella y el número 666. Se acercó el Cocubá, carbunclos los ojos, la bestia bebió la sangre del cuerpo de la joven, dos acólitos vestidos de negro, le abrieron las piernas a la virgen y ofrecieron la vulva. Su gruñido no puede ser descrito, el Cocubá apoyó las garras en los hombros de la muchacha y la penetró con violencia.. El grito desgarrador, los gemidos de placer de la bestia, los ojos alucinados de los demonios y sus seguidores, el animal que hunde los colmillos en el cuello, la sangre salpica, el Cocubá lanza el grito final de goce y triunfo que ya escucho en mi huida. He escapado de las bestias que se arrojan sobre los despojos a la orden de ¡Tanatos! dada por Asmodeo.
De ser tu, no se lo que habría pasado, huí de ese lugar horrorizado, escapé con tu nombre como resguardo, estoy habitado por ti. ¡Ah! Tu Rustam, tu Rolando, seré tu Hafis.
Deambular hasta el alba, alejarse de la fiebre malsana que invade las calles. En la ciudad cuando anochece, salidos de las más insólitas regiones, los desechos, los espantajos, contrahechos, hermosos, insomnes, noctámbulos, cubren, danzan, orinan, son desechos de todas las soledades, salidos del mangle, de la humectación, del humus, de los troncos carcomidos, del lodo. Brotan de las alcantarillas de las cloacas, de las sombras.
Los demonios nos subestiman, nos desprecian, de ahí su seguridad en la victoria. A la entrada del antiguo Jardín Botánico un círculo de encopetados y ebrios seres, exponen sus teorías predilectas, entre sorbo y sorbo de las pipas de agua, sentados sobre cojines de damasco, los temas son como sus exponentes, pero eso parece no importarle a nadie, pues el fin es escucharse a si mismos.
Buffón, demonio de vieja estirpe, creador, allá por el siglo XVIII, de la tesis de la debilidad e inmadurez de las Américas, es el que lleva la voz cantante y el que con mas frecuencia recurre al humo de la pipas:
Buffón: Las especies animales del Nuevo Mundo son inferiores y más débiles, el Puma es más pequeño, más débil, y más cobarde que el verdadero león, no hay elefantes, rinocerontes, hipopótamos tampoco, camellos, dromedarios, jirafas son totalmente desconocidos. El Hombre nativo de América vivía esparcido y errante, no tenía sobre el territorio ningún imperio, no sometió nunca a los animales, ni a los elementos, ni a los ríos, ni los mares, es tímido y cobarde, quitadle el hambre y la sed y habéis destruido el principio activo de todos sus movimientos.
Oviedo: Humidísimas tierras son estas Indias.
Buffón: Paridoras de sapos, culebras, ranas, reptiles y todas las especies de animales que se arrastran en el fango, cuya sangre es agua, pululan en la podredumbre de esta tierras anegadas, decía San Agustín Ranae nascuntur ex terra .
Samuel [Maestre de la Oscura Orden de Adoradores de Bafomet]- después de darle una fuerte chupada a su pipa-: Es por muchos sabido que en esta ínsula, conocida por sus bellas e indóciles brujas, cada vez que cae un aguacero, cada gota de agua se convierte en sapo.
Buffón- desnuda su vientre protuberante y se acaricia los flancos- Las especies mas viles, mas minúsculas y abyectas son las que se reproducen con mas pavorosa fertilidad.
Pablo de Ullua [Abate diabólico]: El pusilánime croar de lo batracios domina la tierra toda de la ínsula.
Goodman[Investigador y Geógrafo] Incapaz de producir verdaderos leones, bravos unicornios, feroces tigres, corpulentos elefantes, toma por tarea ser madre y partera de gusanos, mosquitos y mariposas
Se destaca entre ellos el famoso Padre Kircher, el cultivador de serpientes, con su estampa de científico loco a lo Disney.
Kircher: Serpientes asadas desmenuzadas, sembradas en terreno regado con agua de lluvia y que después de ocho días fructifican en pequeños gusanillos, los cuales alimentados con leche y agua terminan por convertirse en verdaderas serpenti perfectamente figurati, generazione serpentine per putredine.
Buffón murmura algo por lo bajo, parece que le molesta perder su protagonismo en la materia.
Kircher: Noé pudo prescindir de llevar reptiles e insectos en el arca ya que estos animales nacen espontáneamente de la podredumbre .
Kircher sostiene orgulloso la mirada asesina de Buffón, se escarba los dientes con un palillo y continua su perorata sobre la reproducción espontanea. Samuel comienza a reír como un loco, Goodman aplaude, Pablo se desabrocha la portañuela y saca su pija larga y fina que se desenrosca y serpentea en el suelo.
Oviedo: Cuidao con la culebra que muerde los pie
Goodman: Y si me muerde los pie vo a tenerla que mata.
Kircher: Ven, ven como ha crecido, ven como crece, generazione serpentine per putredine.
La larga y delgada pija se enrosca y se desenrosca en el suelo. Sigo mi camino y dejo solos a los seres en su jaleo, dentro de poco comenzaran a ver cabritos voladores, Bafomet perderá su barba, la pija de Pablo se los tragará a todos sin remedio, en una larga y confusa digestión.
Tierra de agua, olvidan que el agua también sugiere el fluir incesante de la vida fresca, ágil, inasible, c’est de la vie commencé, uno de los mitos mas arcaicos de la humanidad. Frazer evoca los temporales de la primavera a cuyo estruendo vuelve a despertar la vida vegetal y animal y los reyes brujos abren las cataratas del cielo. La Biblia nos enseña que Dios creó el agua antes de la tierra. Los Húmedos, aquellos literatos florentinos que se reunieron en academia en 1540, se hicieron nombrar así para augurarse vigor y mantenimiento de la misma forma como las cosas creadas merced a la humedad, crecen mucho más y se conservan.
¿Son ignorantes el Demonio y sus seguidores? No lo son, llevan en si la sabiduría de los tiempos eternos, si nos subestiman, mejor, si nos vieran en nuestro justo valor podría ser mucho más difícil vencerlos. No podemos olvidar que el Demonio lleva por uno de sus nombres El Burlador, con el nunca jamas se sabe, el no tiene partido, ni ideología, ni principios, ni deberes, ni moral, como nosotros lo concebimos, su único fin, como el del poder, es perpetuarse. El juega con nosotros como en un partido de ajedrez en que el tiene la blancas y las negras, rival de si mismo, el juego se desarrolla a su capricho. Con el nunca sabes para quien trabajas, nunca se sabe. ¿Cual es su plan? Inescrutables son sus designios Yo ¿De que lado estoy? ser ambiguo, naturaleza encontradiza, bestia de fronteras, tengo mas que ver con los seres que describe Buffón que el resto de mis coterráneos, los que en nada se avienen con sus teorías.
Deambular, alejarse de la fiebre que invade las calles, peste que se extiende voraz y rápida, devora más que el fuego, más que el miedo, más que el odio. En las proximidades del Zoológico bebo un café, negro, fuerte, amargo, aleja la frialdad y el mal sabor de la boca. El dueño de la cafetería sirve el néctar como quien cumple un rito, imprime cierta majestad a sus movimientos, lento hecha el líquido humeante en las tasas, las aletas de la nariz temblorosas, cobra y sonríe a los parroquianos, así les dice, lo que suena mucho mejor que usuario sin lugar a dudas. Vende un buen café, lo confirma la cantidad de clientes que esperan ser servidos a pesar de lo temprano de la hora.
Unos espantajos atildados, comienza a dar saltitos de alegría cuando me acerco, saludan con voz quebrada, se sitúan a ambos lados de la avenida 26, vestidos con quimonos de seda de diversos colores, hacen reverencias, emiten constantes quejidos, ensayan gestos ampulosos, se mofan y agreden a los escasos transeúntes que se dirigen a esta hora a su trabajo.
Una carroza avanza por la avenida, la encabeza un confuso ser, mitad hombre, mitad perra en celo que toca magistralmente una corneta china, de los edificios arrojan confeti y serpentinas. La carroza es un tractor disfrazado, un tractor Belarús que quiere que lo confundan con una nave espacial, un letrero de luces de neón dice ESTRELLA VIAJERA XXX . A la luz del sol que nace, el papel crepé, las bandas de celofán, el papel dorado y plateado, los forros de papel de aluminio, las envolturas de bombones, caramelos y africanas, medio desprendidas de la estructura y deterioradas, denuncian el plagio, la farsa, la mascarada. Sobre la carroza bailan las locas más célebres de la Habana.
· Farah María
· Rosita
· Madomna
· Thalia.
· La Gaviota
· Selena.
· Noelia.
· Flor de Loto
· Jimena
· Sofía
· Evita
Cinturas de confusa estrechez, piernas de equivoca belleza, rostros cubiertos por el maquillaje, ríos de plumas, lentejuelas, pestañas, ligueros, tacones altos. Danzan sobre la plataforma al son de la corneta china. Thalia, una Thalia de cabellos azafranados largos hasta las corvas, lanza llamaradas con sus ojos de falso azul, yerbados y empolvados. Sigue a la carroza todo un ejercito de locas de menos abolengo:
· Lola Picadillo
· Cacha
· La Ternera
· Tomasita.
· Carmita Desayuno
· Farinelli
· Ponte en cola
· Tiro rápido
· La falua
· La Emperatriz.
A unos metros de distancia, divididas en secciones, con sus respectivas telas y pancartas desfilan los filenos, van en primer lugar las locas del Coppelia, les siguen las de los baños públicos, las cazadoras del Prado llevan un león con las garras pintadas de rojo, les siguen las del Capitolio, las del Gran Teatro, las del Almendares, Parque de la Fraternidad, las del Malecón etc., todas con trajes y carteles alusivos a sus cotos de caza. Un coro gigante de 100 voces canta el poema musicalizado de la Ibarborou El dulce milagro:
Que me digan loca, que en la celda me encierren,
que con siete llaves la puerta me cierren,
que junto a la puerta pongan un lebrel,
carcelero rudo, carcelero fiel.
Ocultas en la masa van las locas clandestinas, sigilosas, llenas de pavor, llevan el rostro cubierto por máscaras, de sátiro, de diablesa, de bufón, zorras, conejillos, diosas griegas,, pero las caretas que más abundan son las de la tragedia y la comedia. Por mas que tratan de disimular muchas veces son reconocidas y denunciadas, lo que provoca desmayos, carreras, gritos, sofocos, llamados de auxilio y hasta ataques violentos de hombría, algunos recurren a sus impecables currículums masculinos y desenrollan largos pergaminos donde aparecen certificadas y debidamente comprobadas sus conquistas en el campo femenil y su condición de desvirgadores. Abundan las rechiflas y las trompetillas, las risas y las bromas.
Desde los balcones el desfile es acompañado por diferentes manifestaciones que van desde el más absoluto apoyo hasta la mas radical repulsa.
- ¡Bravo!
- ¡Bravísimo!
- ¡Maricones de mierda!
- ¡Viva!
- ¡Agentes enemigos!
- ¡Perrisimo!
- ¡Hijos de puta!
Alguien a mi lado, un tipo torvo, que hiede a azufre dice por lo bajo.
- Maricones, tortilleras, intelectuales, artistas, agentes enemigos, son dedos de una misma mano.
Comienza a sonar un sabroso Mozambique, Selena baila sujeta a la antena de un platillo volador.
María Caracoles
baila Mozambique
María Caracoles
Baila Mozambique.
La bullanguera columna, yerbada y empolvada entra a la Plaza de los Inicios y despierta a los durmientes, extenuados por la orgía. Asmodeo los recibe en quimono de seda, zapatillas de raso, flores en el cabello ensortijado. Les saluda afectuoso y los invita a pasar a su tienda y compartir los restos del banquete, se tiende en un diván, hace señas a una jorquina que le alcanza presurosa tres recipientes.
- En la India el Cannabis era usado de tres formas diferentes, con agua el Poust, con alcohol el loutki y con opio la Moura.
Las tres vasijas pasan de mano en mano.
- Del cáñamo se extrae la amrita, bebida de la inmortalidad, los invito a disfrutar de la Warak Al Khayal.
Unos espantajos entran con una caldera de cobre llena de resina, la depositan en el centro de la tienda, luego dejan caer dentro de la caldera carbones encendidos, un denso humo blanco comienza a brotar.
- ¡Traigan las pipas!
Los servidores reparten unas largas pipas de caña terminadas en bombas de cristal.
- Prueben el mágico aliento de Satanás.
Aspira con fuerza el humo, luego se lleva la pipa a los labios, el humo comienza a afectar a los concurrentes, el los observa maligno con el rabillo del ojo.
Numerosos textos antiguos mencionan el cáñamo. Salomón en la Biblia le canta con el nombre de Kalamo, bajo la denominación de Suama era bebido en la zona del Sinaí y fumado en las sinagogas, los escitas tiraban las semillas sobre piedras al rojo vivo, los celtas fumaban cáñamo, los irlandeses lo fumaban en pipas de bronce, en Grecia se usaba en los ritos dionisíacos y en las liturgias de Eleusis para revelar a los iniciados los arcanos del mito de Demeter.
Asmodeo invita a aspirar mas y mas humo, mientras todos muestran evidentes señales de embriaguez, Asmodeo y yo permanecemos inmunes a los efectos de la droga, finjo para no desentonar, río y me comporto tan desvergonzado como los otros.
- En la Odisea, Helena ordena a los criados que echen en las copas la bebida que hace olvidar el dolor y la infelicidad, pronto la sonrisa vuelve a los labios de Menelao, de Telémaco y de su compañero Pisístrato, consumidos por la mas profunda melancolía. El Persa Al-Hassan ibn– al-Sabbah, conocido como El Viejo de la Montaña, sus seguidores, conocidos como ashishins, consumían grandes cantidades de resina de cannabis para acrecentar su valor a la hora de las matanzas y saqueos perpetrados a nombre de su líder.
Soy inmune, ¿Por qué? absorbo gran cantidad de la pipa, parece que soy el único que comparte con El Príncipe este poder.
- Decía Pantagruel Por el poder de esta yerba, las sustancias invisibles se dejan ver, tocar y como aprisionar.
Dudo que alguien a esta altura le escuche, clava en mi sus ojos opacos, sin vida, yertos, hay una leve sorpresa, breve, muy breve destello en sus ojos, sonríe.
- Toma a esas diosas por mujeres, que es el único modo de llegar a dioses.
Las hermosas mujeres de Van Horne bailan desnudas al estilo de Marianne Faithfull con los cuatro Rolling Stones.
Huyo de su mirada, trato de fingir que estoy tan volao como los demás, busco el amparo de las tres diablesas de Horne. Asmodeo patea a alguien que se interpone entre el y yo, busca mis ojos, tiembla, yo bajo la vista, una de las diablas le abre la bata y descubre su célebre racimo de penes, su mirada es ahora de asombro, de duda, confuso aparta a la mujer.
- ¡Van Horne! ¿Dónde estas maldito demonio?
Se dirige a la salida de la puerta sin dejar de mirarme, ahora con miedo, rápido aparto la lona de la tienda y salgo al exterior. Daryl se acerca acompañado de Susana y un bulldog de jade, envueltos en una nube opalina cantan:
En el bosque de la Habana
una china se perdió
y como yo era un perdido
nos encontramos los dos.
Asmodeo me busca pero no me ve, logro esconderme entre sus seguidores, amparado en las sombras. El Príncipe de la Lujuria se encoge de hombros y se suma al coro, aparecen un tambor y un cencerro, cantan envueltos en nubes rosadas, polvareda que se eleva y turba el cielo, avanza la conga por Boyeros.
Mi madre nació de lima
mi padre de limón
y yo de naranja china
mira tu que combinación.
Sudor, tambor, cornetas, bailan los demonios con desenfado, olvidados de que lo tienen terminantemente prohibido, pero esto se le ha ido de las manos a Asmodeo, y ya nada puede detener a los desaforados bailadores. La alegría del baile puede echar a perder sus planes, no hay antídoto mejor contra las fuerzas del mal, por eso algunos seres se desmaterializan, estallan los ectoplasmas, si algo habían logrado avanzar en la última jornada, ahora estaba en franco peligro de perderse. Susana es coronada Reina del baile, feliz, danza con toda la gracia de su cuerpo, lo pone todo en cada paso, en cada movimiento, dirige el baile, lanza los estribillos que la multitud corea. Asmodeo y Van Horne tratan de remediar su error y llaman al orden a sus fuerzas, intentan detener el desfile, pero no pueden, Susana se ha tomado muy en serio su reinado y arrastra a todos con la fuerza de sus caderas, con la destreza de sus piernas, es imposible sustraerse al embrujo de su danza, no puedo evitar seguirla. Alguien ríe divertido, alguien dentro de mi, alguien cerca de mi, alguien sobre mi.
Desde una improvisada tribuna, Tobiel arenga, Tobiel parafrasea, Tobiel de apariencia bonachona, de voz agradable, hablar pausado y rítmico, diestro, maestro de falacias, rey del refrito, acaricia el oído, logra poner con facilidad a los oyentes de su parte.
Parafrasea a Nietzsche, a Michelet, a Hitler, a Séneca a Ray Bradbury, los mezcla, los utiliza a su antojo, los manipula, los hace suyos , los arroja sobre sus oyentes sin ningún sonrojo. El Gran censor, el Príncipe de la Intolerancia, parece un maestro de escuela, parece un tío buena gente aconsejando a sus sobrinos descarriados.
- Nuestro señor es popular, él es como nosotros, está siempre entre nosotros, por que es uno más, débil y pecador. Séneca, ese grande, dijo con razón que desde que los sabios han aparecido entre nosotros, las gentes de bien han desaparecido. Ellos tratan de embaucarlos, desdichados los espíritus libres que no se pongan en guardia contra semejantes encantadores. ¡Oh almas libres! ¿Que ha sido de vuestra libertad? Estáis como los que han visto danzar durante mucho tiempo a muchachas perversas y desnudas ¡Vuestras mismas almas se ponen a danzar! Démosle muerte al gemelo, destruyamos su último sincretismo. En mis burgos del orden, haremos crecer a una juventud a la que todos temerán, una juventud intrépida, imperiosa, violenta, cruel, no quiero en ella nada tierno, ni débil, quiero que tenga la belleza y la fuerza de las fieras, debemos crear un hombre sano, dedicado al trabajo, a la familia, a su colectividad, alejado del veneno de las literaturas.
Hace una larga pausa, saca un pañuelo del bolsillo y se seca el sudor de la frente, pasea sus ojos alucinados por la multitud que le vitorea.
- Ellos portan la adaraja y el martillo de vulcano, adición de los mitos de la creación y de la jerarquía. Ni el orden ni la independencia satisfacen a los pueblos, sienten horror del jefe y no pueden vivir sin el, el hombre huye de la multitud, regido no puede crear, el mito ordena el plagio, reino de Masoch. ¡Rechacen a Procusto! Sean felices a vuestro pesar, ordena Géminis.
Aplausos, cada ves mas aplausos y mas gente que le escucha embelesada.
- Trabajar, trabajar y divertirse, eso es todo, no hay que pensar en nada más como diría Ray Bradbury en Fahrenheit 451: Autores llenos de pensamientos malignos, ¡Cierren vuestras máquinas de escribir!. Un libro en manos de un vecino, es un arma cargada ¡Quémalo! ¿Se sabe acaso quien puede ser el blanco de un hombre leído?. Quememos, quememos todo, el fuego es brillante y limpio, al fuego la filosofía y la sicología creadoras de infelicidad y soledad. Los libros no dicen nada, nada que puedas aprender o creer.
Parten de la furnia los camiones cisterna rebosantes de combustible, sobre los camiones van los demonios y la noche cambia de color, vuelan los papeles encendidos, el humo, el tizne. Noche fatídica, los puntos rojos se extienden con rapidez.
- ¡Arden las bibliotecas!
Ulular de sirenas, aullidos de los carros de bombero, alarma de los vecinos que salen a combatir el fuego. Los demonios esgrimen la gran serpiente que lanza el kerosene, los libros se elevan y se incendian y se dispersan en el viento, sinfonía de palabras afogaradas, convertidas en destellos, en fuego fatuo, en estrellas.
- ¡Quemen a Platón!
- ¡Quemen a Whitman!
- ¡Quemen a Lezama!
- ¡Quemen a Virgilio!
- ¡Quemen a Sófocles!
- ¡Quemen a Esquilo!
Demonios de las llamas, recorren la ciudad en sus carros de fuego. Montag, Beatty, Stoneman y Black van al frente.
- ¡Kerosene!
El fluido disparado desde los tanques-mochila de los incendiarios cae sobre los libros, vapores de kerosene, el rallar de un fósforo y el fuego acaba con Lermontov, Tito Livio, Voltaire, Mencio, Melville, Rimbaud, Victor Hugo, Guillen, Casal, Quevedo, Lorca, Artaud, Machado, Miguel Hernández, Vitier, Petronio, Cela, Apuleyo, Mañach, Varona, Valery, Marx.
Hogueras, hogueras, hogueras, las palabras ardidas recorren la ciudad como luciérnagas. No puedo menos que unirme a los que intentan detener el fuego, levantamos barricadas para impedir el paso de los camiones, almacenamos toda el agua posible, nos hacemos de extintores, buscamos arena, tierra, todo lo que ayude a extinguir las llamas. La batalla se extiende a toda la urbe, poco podemos hacer ante la furia de las huestes del mal, la mayoría de los extintores están vencidos, escasea el agua, no hay arena y la tierra es poca, retrocedemos.
Camiones cargados de libros y revistas son arrojados al fuego. Alas de mariposa encendidas, demonios macilentos con sus tanques-mochila llenos de kerosene. Chorros de aliento venenoso sobre Aristóteles, Byron, Tom Paine, Rulfo, Maquiavelo, Borges, Roa Bastos, Thoreau, Marquez, Carpentier.
Corre el río de combustible por las calles, lava que arrasa, luz-brillante que extiende la oscuridad.
- ¿Cuantos ejemplares de la Biblia quedan?
- ¿Cuantos de Paradiso?
- ¿Cuántos de la Divina Comedia?
- ¿Cuántos de Don Quijote de la Mancha?
- ¿Cuantos de las obras de Shakespeare?
- Ninguno
- Ninguno
- Ninguno
- Ninguno
- Ninguno
Un piquete de incendiarios intenta descargar un camión que trae cien ejemplares de El Caballero Ilustrado, unos ciudadanos dirigen un chorro de agua sobre los demonios que saltan repelidos por la presión. Responden al agua con fuego, empuñan las embocaduras de bronce dispuestos a eliminar a sus oponentes, el combate se torna feroz, ninguno de los dos bandos está dispuesto a ceder. La esquina de Galiano y San Lázaro se convierte en un verdadero infierno, los vecinos arrojan el agua de sus reservas desde los edificios.
Los demonios retroceden y tratamos de rescatar algunos ejemplares, bomberos y vecinos forman fila, los libros rescatados pasan de mano en mano y son guardados dentro de un edificio. Estoy empapado de kerosene, bastaría una chispa para arder como una antorcha .
Llegan dos camiones cisterna del enemigo, la situación se complica, no siento miedo o no creo sentirlo, es como en una película de esas de guerra, (con mi tío fuimos a ver todas las partes de Liberación y otras muchas películas soviéticas), como Matrosov salto entre las llamas y no soy yo, es alguno de esos héroes rusos y soy yo, asaltos, retrocesos, caídas, calor, fuego, agua y avanzo entre los primeros como los hombres de Panfilov en la batalla de Moscú. Si me vieras Kundry, ellos retroceden, huyen, algunos se desmaterializan, logramos rescatar una buena parte de los libros.
Traen a un prisionero, un hombre con aspecto de buen padre de familia, nada parecido a un incendiario, mira sorprendido y temeroso a sus captores.
- Creo en el gemelo, soy partidario de Géminis, a ocurrido un lamentable error.
Estamos a punto de ordenar sus liberación cuando descubro el brazalete arrugado y chorreante de agua que aprieta en la mano.
- ¡Muéstrenos!
Ahora nos mira altanero.
- Extienda la mano.
CENSOR dice el brazalete.
- Soy inocente, ellos me obligaron.
Pero las dos rayas rojas en el brazalete indican que es un GRAN CENSOR con 20 guardianes bajo su mando.
- Eres un demonio.
- Tu también y además eres un Judas
- No lo soy.
- ¿Qué haces al lado de ellos entonces?
- Estoy donde debo estar.
Los que han sido mis camaradas durante la batalla, escuchan confundidos el dialogo, en algunos rostros manchados de hollín, comienza a aparecer la duda. El demonio ríe, me señala, me pone cuernos en la frente, monto en cólera y lo empujo, mi fuerza suele ser descomunal desde hace un tiempo, pero esta ves el azufrado describe una larga trayectoria antes de caer en medio de la calle sobre un charco de kerosene a varios metros de distancia del punto inicial, mis compañeros chiflan admirados, el demonio trata de ponerse de pie, su aspecto es lastimoso, nos dice en tono de reproche:
- Soy un sin culpa, he vagado por el imperio de las metamorfosis, me he regenerado a través de las esferas, he atravesado las sucesivas cámaras, he vagado errante a través de los siglos y fui convocado aquí a mi pesar ¿Cómo se atreven a juzgar lo que ignoran?
Una llama azul, un chasquido, un grito, la ropa queda entre las manos de los asombrados captores, varios cristales caen del Deuville, se escucha una risa pedregosa, gruesa, de la que cuesta mucho desprenderse y permanece con la altanería propia de la vulgaridad.
El viento arremolina la ceniza, ruedan las aguas negras por el badén. Fuego, fuego, chirridos del metal, queja de la madera mordida, suspiros del papel lamido por la llama. En la esquina de Luz y Ejido un soldado canta acompañado de su guitarra, es la estampa del desaliño, uniforme descolorido, cabellos grasientos y largos que caen sobre los hombros, testa coronada por gorra de confusa visera, una soga le ciñe la cintura, voz a lo Jim Morrison, si Morrison cantara boleros, mientras el fuego crece y se acerca, le pone sitio. Le hago señas, trato de alertarlo del peligro que corre, pero no me ve, las llamas le cierran todas las vías de escape, el mira al cielo y extiende confuso las manos hacia las llamas, trata a toda costa de proteger la guitarra. Doy un paso entre las lenguas de fuego, ahí está él, desvalido, indefenso, aterrorizado por la presencia que no puede ver, por que es ciego, totalmente ciego, pero puede sentir el vaho cercano, el aliento de la bestia. Yo, Otar, lo subo sobre mis hombros, tengo que saltar, lo intento pero no lo logro, el fuego enciende las perneras de mi pantalón, o él o yo, el fuego prueba los faldones de la camisa, la tela se enciende, voy a caer, no puedo caer, voy a cruzar, estoy en medio de la bestia, en sus brazos, camino entre las brazas, lanzas ígneas intentan herir la piel sin conseguirlo, soy una lumbre, una antorcha.
Arribamos intactos los dos a la zona libre del fuego, sin una quemadura. Los rostros consternados cambian, consternación-asombro-duda-alegría por nuestra resurrección. Admiración en los rostros cubiertos de tizne.
- Era imposible salir de ese infierno.
- Los dábamos por muertos a los dos.
- ¿Cómo lo lograste?
Aplausos, hurras y vivas a Fagot-el-que-camina-por-la-candela-sin-quemarse. Una mujer se acerca y me abraza, suaves olores, encanto en la madurez de sus bien plantados años, me besa en la mejilla y dice con voz de ángel.
- Gracias
Toma al ex soldado del brazo y se marchan, él torpe la cabeza ladeada sobre el hombro de la mujer. El paso firme y cadencioso ella. Si me vieras Kundry, llevado en homenaje hasta la pipa de agua, el primero soy yo, el primero sobre el camión empuñando la manguera lista para disparar sobre demonios y llamas, El chofer, un negro delgado, muy dicharachero y valiente.
- Oye feo, sujétate bien que ahora es cuando se pone bueno esto.
Ellos retroceden, retroceden sin remedio, no les damos tregua. Escaramuza en el Gran Hotel, rue Teniente Rey, fachada atalaya de andamios oxidados donde se emboscan y agreden, son desalojados y huyen por la avenida de Bélgica, el combate se traslada a Rosalía de Castro, edificio cubierto de parches de madera azul sobre la piedra grabada, desde uno de los balcones un demonio grueso, de excesivas posaderas, rostro de puta isabelina y voz barroca, canta La Donna é movile de Gaetano Donizetti, mientras las llamas destruyen el edificio, este nuevo Nerón es derribado por un chorro de agua y rueda por las paredes en aparatosa danza calípige.
El kerosene lanzado a presión termina de borrar los arabescos, la pintura y los versículos del Koran que habían sobrevivido a la desidia y la mugre en el cine aledaño al Palacio de las Ursulinas.
Están en franca retirada. Sobre la marcha recuperamos la esquina de Luz y Ejido, continuamos avante por Luz, liberamos Villegas, Aguacate, Compostela. La fachada de Belén les repele, les obliga a enfrentarnos en plena calle. Edificio Seoane y Fdez impresores, garaje de Belén y de nuevo Luz, obligados por nuestra táctica de llevarlos al mar, empujarlos al mar. Luz y Damas, Cuba, Convento de Santa Clara, Inquisidor y el mar, así como una ventana que se abre de pronto. Calle de los Oficios, frontera entre la ciudad y el mar, Muelle de Luz, Alameda de Paula, Comando Naval, últimos reductos, antes de caer, caen entre silbidos y furiosos remolinos, siseos de muerte del fuego agónico. Contra la puerta de metal pintada de negro de Lindner & Hartman lanzan su última andanada de combustible.
Una figura alta y delgada, un espectro, una sombra, sentada en el tríptico del Convento de Belén, entre las figuras de María y José, toca el violín con un estilo extravagante, arranca al instrumento inauditos efectos. Hay momentos en que la figura ocupa todo el espacio visible, otras veces es solo una mancha. Desde donde estoy, aterido de frío, empapado en agua y kerosene, rendido de cansancio, maravillado por el virtuosismo del estrafalario músico, escucho la voz de la ciudad asombrada de su victoria, voz que sirve de fondo al violín.
La sombra se sitúa a mi lado, pálido el rostro, demacrado, bigotes terminados en flecha, engominados, amenazantes.
- Es el Trino, lo interprete en 1713 para José Tartini El Magnífico, el joven músico despertó sobresaltado y trató de transcribir las notas, pero no pudo rehacer íntegra la melodía, pero lo que pudo recordar se conserva como Trino del Diablo.
El viento sopla con fuerza y el me protege con su capa.
- Prefiero el violín a todos los demás instrumentos de la mente humana. Nicolás Paganini, mi favorito, juntos logramos enloquecer a más de un auditorio, has escuchado Brujas, maravilla de maravillas, elevaciones y caídas de sonoridades sollozantes que brotan del infierno ¡Yo soy el amo del violín! Berlioz, Boito, Mussorgski que pudo dar voz musical a mi risa, fueron mis discípulos ¿Conservas el anillo? Ya veo.
- ¿Padre?
- Yo soy la sorpresa, lo impredecible, lo imposible.
Su brazo fuerte me enlaza y eleva, se posa un instante en los aletones curvos con grandes volutas revueltas del Convento, sube al petril que corona la fachada, se burla de los dos ángeles que anuncian el nacimiento del hijo de Dios, esculturas en bajorrelieve sobre los aletones, terminamos en la torre campanario, delirio del vuelo y del contacto.
- ¿A que le temes? Siento tu temor, tu angustia, te daré a Druj La Peste, a Artax El Cólera, Simir El Hambre, hijo, te ofrezco a las tres procaces hijas de Mara, Voluptuosidad, Placer y Codicia a Eurinomo que come la carne de los muertos hasta dejarles solo los huesos, te doy a todas las legiones de demonios del septentrión.
- Padre, no es eso lo que deseo, no es eso lo que temo.
Su piel se torna cerúlea, se alza en todo su esplendor la figura terrible.
- ¿A qué le temes? Suceda lo que suceda la victoria siempre será mía. Fuiste engendrado por mi, demonio y mujer, tu madre era hermosa, suyo fue el lecho que un día abandonara la inolvidable Marieken Van Nimwegen, tu madre también nos dejó un día, ¿Tu también lo harás? No puedes, hagas lo que hagas, tu jugada será mi jugada, nadie puede eludir su destino, tu eres la flecha, el camino, crees que te alejas y te acercas, crees que luchas contra mi y luchas a mi lado, crees que me vences y venzo igual les pasa a los hombres, yo soy eso que llaman el bien y eso que llaman el mal.
- ¿La amaste?
- ¿A quién? ¿A tu madre? Yo no amo, yo solo deseo, el amor es pertenecer y yo no soy de nadie, placer, eso, maritornes, fanáticas del coito diablesco, bagasas, alunadas, rameras.
- Yo amo a una mujer padre.
- Apártate de ella.
Me parece ver en la pradera azul que son ahora sus ojos, un chispazo de burla.
- La mujer que es hoy nuestra aliada, que fue la primera en obedecernos, será, al fin de los tiempos, la que nos vencerá.
Otra ves la burla parpadea leve en medio de las oleadas de azul que recorren la pradera.
- ¿Una mujer dijiste?
Nos elevamos hasta el Mercurio de la Lonja del Comercio.
- Todo esto que ves, todo será tuyo.
Su mano hecha lluvia se abre en abanico sobre la Habana.
- Una donna piú bella assai che ´l sole.
Nubes negras avanzan con rapidez desde el mar y se mezclan con su cabellera, relámpagos, truenos que fulminan el penacho de las palmas, se divierte despenachandolas, como un niño que arranca el pistilo a un marpasífico, ríe y su risa-granizo repiquetea en los ventanales.
- Todos se postraran ante ti, incluso ella, ella la primera entre todas querrá adorarte.
Un chasquido de sus dedos y se escucha entre el rumor de la tempestad una banda, una voz ronca, una trompeta maravillosa.
- ¿Has escuchado a Louis Armstrong?
Lanza unos pasillos de baile.
- ¿Te gusta?
Danza abrazado a una mujer imaginaria.
- St Louis Blues, West End Blues, Cornet Chop Suey, Stardust. ¡ Qué piezas! Ya no se hacen así, ya no hay músicos así.
Me contempla y sonríe, una fuerza ignota atrae e impide la fusión. Rostro de ángulos duros, ojos irradiadores de energía que destruye la voluntad.
- No saben, nunca supieron cual es el verdadero peligro, el verdadero peligro no venía del judío, del infiel, del templario, del cátaro, ni de los amauricianos, begardos, bogomilos, ni de las beguinas –esas míticas mujeres-. Quemas en Francia y España, ahorcamientos en Inglaterra, emparedamientos en Italia, fusilamientos, cuchillos largos, crematorios. Buscan el signo y el signo está en ellos. ¿Buscan el peligro? Eres tu, yo te engendré para la victoria. Te daré como a Gilles de Rais el nombre y los poderes del nuevo dios.
- No soy un demonio.
- ¿Demonio? ¿De que hablas? ¿Acaso no has entendido nada? Esta tierra ejerció un poder debilitante sobre ti, no eres uno de ellos, sabes, no puedes serlo.
- Yo amo esta ciudad, soy parte de ella.
- ¡La Habana! Tropicana, remolinos de tambores y trompetas, humo, mulatas, luces, en aquel marasmo lujurioso de árboles, palmeras y frutales, bajo el esplendor de las estrellas, La Habana, Buick flamantes, Cadillac, Chevrolet, Oldsmobile. Burdeles en la calle Zanja, donde podías refocilarte con una puta por dos pesos. Casinos, Bingo de 10 000 pesos para el ganador, Montmartre, Sans Souci, Sevilla Bilmore, Casino Nacional. Nat King Cole cobrando cinco de los grandes por cada tres canciones, Naja Kajamura con sus danzas del Brasil –en medio del baile varias serpientes se enroscaban en su cuerpo-, Frank Sinatra, Ana Gloria y Rolando, la cadena de casas de Marina con las mejores cinturas de La Habana, sombreros de alas anchas con cintas de tres pulgadas, el traje de moda cortado a la medida. ¿En que se parece a esta en que ahora vives? Sucia, oscura y legañosa.
- Ciudad hermosa, única, orgullosa, grande en dolor y humana, la mas humana del mundo.
- Mírate bien Otar, no me hagas reír, tu no eres un ser humano.
- ¿Que soy, un reptil?
Sus ojos son ahora del color del rubí mas puro, la piel se difumina en arreboles, rasga el aire con las uñas.
- No eres un ser humano y nunca lo serás y alégrate, los hombres Otar, ellos son mis mas fieros soldados, son mas fieros que el más desalmado de mis ángeles.
- Acaso no es tu culpa, acaso no los mueves a la ferocidad.
- No soy un titiritero, no hago que las cosas pasen.
Desaparece de golpe, queda en el aire su voz cavernosa y difícil.
- De ahora en lo adelante, yo estaré siempre contigo.
¿Qué vendrá ahora? Batalla sin frentes ni retaguardias, combate donde se funden los contendientes. ¿Cuál es el adversario? ¿Cuál el partidario? ¿Cómo saber a quien servimos?
VPARTE
LA DONCELLA Y LA MUERTE
Comenzaban a moverse como tentáculos, a ras del suelo, los pies de los invisibles portadores.
Sangre y arena
V. Blasco Ibañes.
Acudí al bosque al anochecer, pantalones militares, botas, camisa de mangas largas, el cabello oculto bajo un sombrero de paño, una banda ajustada bajo la camisa para disimular los senos. Es muy peligroso buscar a Tesa, demonio de mujer materializada por Esmón, especie de amazona, walis-kari, haliuruns, capitana de cuadrilla, enemiga a muerte de los hombres, en torno suyo se reúne una pleyade de audaces seguidoras, traídas desde diferentes épocas y contextos, mezcladas con lo mejor del bajo mundo habanero, herederas de las baga-guinons, las viranme, las pozorsheni. Demonios, jorquinas, brujas, espíritus materializados, mortales e inmortales componen la mas terrible fatria.
Audaces, desobedientes, caóticas, ponerlas a mi servicio no será nada fácil. Tesa, esposa de un capitán español, duelista, jugador y mujeriego, muerto en duelo por asunto de faldas, la dejó en la mayor miseria, cubierta de deudas, buscó trabajo, tuvo que prostituirse para pagar los adeudos que crecían sin parar. Un día hastiada de todo, perseguida por los acreedores, huyó al monte, al poco tiempo murió su hijo y estuvo a punto de morir ella, la banda del Moro la encontró hecha un espectro, les sirvió de cocinera en uno de sus campamentos y poco a poco se fue recuperando, era una mujer muy bella, la alimentación y el aire del campo le devolvieron en breve tiempo su lozanía, montaba a caballo como el mas experto de los jinetes, tenía un don natural para detectar las celadas, terminó siendo una mas dentro de la banda, disparaba bien, manejaba con destreza el machete, como no quería la vida se la jugaba sin rubor. Un noche los forajidos, borrachos abusaron de ella, los doce hombres de la banda, ofreció una tenaz resistencia, pero venció la superioridad numérica y la ferocidad de los hombres, no tuvieron compasión, ella no se quejó, pareció aceptar la afrenta. A los pocos días los condujo a una emboscada y ella misma abrió el corazón del Moro de un machetazo, sin compasión disparó contra soldados y bandidos, remató, acuchilló, sembró el terror en los dos bandos y se ganó el mote que le acompaña desde siempre Tesa La Diabla. Reunió su propia banda integrada solo por mujeres, dio golpes fabulosos, escapó de todas las celadas, La Diabla dejaba solo miedo a su paso, no tuvo piedad nunca con ningún hombre, un día desapareció sin dejar rastro y mas nunca se supo de ella, hasta ahora en que Asmón la trajo de vuelta, pero el archijefe de los demonios perdió el control sobre la amazona indómita, debo recuperarla para la causa, ella es la reina de los campos yo soy la reina de la ciudad. Vestirme de hombre es un desafío, una provocación, me gusta el peligro, voy a provocar su ira, voy a vencerla.
Crucé un claro del bosque y casi caigo en la orilla lodosa del río, la margen estaba llena de basura de la ciudad, podredumbre acumulada durante años. Antes de poder comprender lo que ocurría me vi colgada de un lazo. Una mujer se acercó a caballo, hermosa, desnuda de la cintura para arriba, tomó la cuerda en sus manos y desató la trampa del árbol, todas las leyendas desde Homero hasta las mas modernas historias describen a las amazonas como mujeres muy bellas, esta que estaba frente a mi era de una hermosura indescriptible, de una blancura deslumbrante, el cabello negro sobre los hombros desnudos, la mirada llena de odio y su voz altanera, cortante y feroz.
- ¿Como un hombre se atreve a pisar mi territorio y aun vive?
Esta pregunta-orden iba dirigida a su gente que salida de las sombras desenvainaba los machetes.
- ¡Cástrenlo!
Gritó una voz de rara dulzura, lo dijo como quien pide un favor para un condenado.
- Hagámoslo una hembrita.
La jefa del grupo sonrío, sentí aflojarse la tensión de la cuerda
- ¿Una hembrita?
Sacó un afilado puñal de la caña de la bota y lo pasó varias veces por la palma de la mano. Salté a un lado y el lazo escapó de su axila, confiada en mi terror se había descuidado, corrí al monte seguida por las sombras y el filo lunado de los machetes dispuestos a destrozarme.
Tratan de cortarme el camino, no dan tregua, siento sus pasos, los alientos agitados por la emoción de la caza y el esfuerzo, yo soy Kundry la reina, no soy cualquiera, estoy en mi bosque, ese es mi río, el rió, la salvación.
El agua es nauseabunda, atravieso la corriente y llego a la otra orilla. Fue una mala idea vestirme de hombre, lanzo la ropa a las aguas, tengo la sensación de haber cruzado mas que un río una letrina, una charca de petróleo. Escucho voces, escapo a través de la densa niebla que cubre la orilla como una mortaja ¿Yo Kundry la diosa huyendo de una despreciable viranme?Logran encontrar el rastro y veloces cercan. Una piedra, un gran peñasco, un atisbo de luna en medio de la niebla ¿Piedra de sacrificio? Espacio abierto y desafiante, rodeado de puntos luminosos, miasmas y espectros.
Subo a la piedra, relumbran las armas, los rostros feroces se acercan, asombro, esperaban encontrar a un hombre y encuentran a la mas bella de todas las mujeres, las miro desafiante, ahora puedo vencer, las miradas pasan de furiosas a admirativas. Tesa se acerca. La miro altanera, ahora soy Kundry. La diosa, hombres y mujeres sucumben ante mi belleza, es el don, el poder, reino sobre los sexos en nombre de mi señor el amo de lo absoluto. Tesa baja el machete y se acerca, el circulo de amazonas se estrecha en torno a nosotras, la respiración de Tesa se hace entrecortada, difícil, trata de tocarme, despacio, le detengo con firmeza la mano, resiste y la obligo, la separo, uso todo el poder de mis ojos, ahora soy yo la feroz, nadie puede vencerme en la noche, nadie puede vencerme a la luz de la luna, le ordeno.
-¡ De rodillas!
Despacio se arrodilla, la luna me corona ante el círculo admirado y ahora fervoroso que nos rodea, las walis-karis humillan la cabeza.
- Soy Kundry la reina, la desvirilizadora, la dueña de los sexos, desde este momento están bajo mis ordenes, así lo dispuso EL-que-todo-lo-puede, tengo poder para devolverlas al lugar de donde vinieron, si me siguen serán gratamente recompensadas.
- ¡Que así sea!
Grita Tesa con voz temblorosa
Duermen a la intemperie, un eficaz sistema de postas les permite escapar a tiempo de sus enemigos. Tesa no entiende el porque del disfraz masculino, yo tampoco. Bebemos vino de piña, hay bailes, cantos y guitarras, Tesa se acerca, busca con la mirada, tantea con cuidado el terreno, la rehuyo, Tesa traga vaso tras vaso de vino para apagar el fuego. Me concentro en la danza de las llamas, en el chisporroteo y el salto de las cenizas encendidas, alrededor del fuego se definen las figuras, torsos unidos, muslos enlazados, inflamante danza en torno a la hoguera.
Tesa prepara la hamaca.
- ¿Duermes conmigo?
Se tiende con las piernas colgantes a ambos lados de la lona, abiertas en desafío.
- Mañana será otro día
Respondo a su oferta. Los ojos de la Diabla son carbunclos en la oscuridad, su hamaca está cerca de la mía, al centro, rodeadas por tres círculos concéntricos de hamacas, en el primero duermen ocho, en el segundo duermen doce mujeres, en el tercero veinte. La cuadrilla la integran 40 amazonas, suman cientos las aspirantes que son rechazadas, cientos que las apoyan, las guían, las alimentan, las esconden.
La luna brilla sobre el bosque violenta y roja, se filtra entre las ramas en espectral mortaja. He cumplido las ordenes de Esmón, están bajo mi mando. ¿Pero es eso lo que quiero? Siento que algo cambia dentro de mi, no lo puedo precisar con claridad, pero tiene que ver con el encuentro en el bosque con ese ser de ojos amarillos, esa visión que obsesiona.
Siento que algo cambia dentro bien adentro en lo mas profundo de mi esencia. No quedó otra alterativa que buscar la crisálida, el claustro, el capullo, ser como una oruga en su metamorfosis. Claustro en ese bosque lleno de sus huellas, de sus olores. ¡Ah! La crisálida es como la muerte y la resurrección. Ir al capullo para viajarnos, para reencontrarnos, para salvarnos, salí lista, eso creo, recuperada eso creí.
Vago por el bosque, de vez en cuando tengo que dar la contraseña.
- Doncella.
- Muerte.
Contestan las vigías, cerca está el capullo, la celda. En el sueño de la crisálida tuve una pesadilla, una lengua lívida lamía y lamía sin darme respiro, una lengua pegajosa, una voz que es un violín, se afana en reducirme la cadera a sonidos de ruptura, el arco traza una elipse. Los ojos pálidos a muerte cambian, campanas, cerezas, ceros, payasos, cuatro cartas del tarot caen sobre mi pecho, el diablo, la doncella, el bufón y la muerte, el violín abandona sus cuerdas en mi talle, el arco roza el pubis, acaricia los gritos, se estremece, trémolo que corta el aliento y entumece los músculos del vientre, al final una estampida y el arco se doblega, el clítoris desbordado tiene aires de fruta violenta. Todo arde y él y yo un mismo rostro de ojos amarillos y él y yo un solo cuerpo labrado en la penumbra, pesadilla, pesadilla sin remedio del encierro donde tengo la sospecha de que alguien sueña mi sueño, de que alguien me sueña.
Camino entre los árboles llenos de oscuridad, hay un castillo junto a las aguas, castillo de paredes turbias, parece flotar en el aire, las torres y almenas se reflejan en el río. Crucé el puente de madera, crucé bajo un escudo de armas labrado en la piedra, desolación, silencio y polvo, escaleras, antorchas de floja luz, una larga galería, siete salones, el primero azul, el segundo púrpura, el tercer salón verde, el cuarto naranja, el quinto blanco, el sexto violeta, el séptimo negro, los cristales son del mismo color de los salones, salvo el último donde los cristales son color sangre. Próspero, es la edificación donde Próspero intento eludir la muerte roja.
Una mujer lujosamente ataviada se acerca, exhala malignidad, perversidad, flota levita, solo por instantes es posible verla a plenitud, resaltan en su figura, casi transparente, los ojos de una gran fuerza, de un gran poder.
- ¿Te gusta mi casa?
Extiende sus dedos cubiertos de sortijas, la mano resplandece por lo pálida a la luz de la luna.
- Soy Bathory, Elisabeth Bathory .
Me estremezco y ella lo nota.
- Acompáñame.
Se desnuda, deja caer la ropa al suelo.
- Ven no temas.
Sonríe, temo, si le temo, esta mujer o mas bien demonio de apariencia frágil, casi etérea, asesinó allá en su tierra a mas de 650 mujeres, llenaba una tina con la sangre de sus víctimas y se sumergía durante horas, decía que la sangre le ayudaba a no envejecer, le conservaba la piel lozana. le devolvía vitalidad y juventud.
Desnuda camina por el salón negro, sus pies apenas rozan el suelo, al final del salón está la tina, la famosa tina llena hasta los bordes. Se sumerge con cuidado, su rostro expresa un gran placer.
- Acompáñame.
Se despereza como una gata, su piel en verdad a adquirido en contacto con la sangre una pureza inigualable, es bella, tan hermosa que es casi imposible rechazar su convite. Tiemblo y ella lo nota, no puedo dar un paso, con el cuenco de la mano deja caer el líquido poco a poco sobre sus senos, los pezones son del color de la sangre, se acaricia, gime.
- Ven, ven.
No puedo moverme, sus ojos despiden una extraña luz.
- ¡No!
Le grito
- Eres el ser mas repugnante que he conocido.
- ¡Que dices! No imaginaba en ti esos remilgos de humana, tu la mas amada de los demonios
Comprendo que he cometido un error inexplicable, tiene razón, ¿Qué me sucede?. Bathory ahora es toda desprecio.
- No se que El habrá visto en ti, de todas formas no temas, no puedo contradecirte, es una lástima, la hubiéramos pasado tan bien.
Se sumerge en la tina hasta el cuello.
- ¿No la has probado nunca verdad? Es mas embriagadora que el mejor de los vinos, mas alucinante que el opio, mas suave que la piel de la mas núbil y delicada de las doncellas.
La dejo en la tina y busco el próximo salón, un ser amortajado se interpone en el camino, cubre su rostro una máscara roja, le esquivo y huyo, en cada recodo reaparece espectral y terrible.
- ¿A donde vas Kundry? ¿Huyes de tu destino?
- Seas quien seas, debes conocer que es muy peligroso provocar mi ira.
La mortaja está manchada de sangre, no se ven los ojos tras los agujeros de la máscara roja. Corro en busca de la salida, la máscara muestra la salida, su voz es ahora dulce y sumisa.
- Vamos, sal de este antro maloliente, hasta Esmón se cuida de la nefanda Bathory.
Esa voz, ese tono de voz recuerda otra, la de Daryl Van Horne, salgo al bosque, respiro con fuerza el aire del monte, me lleno de el. Busco el capullo, así debe ser el vientre de una madre, crisálida balanceada por la brisa ¿En qué me convertí?, el susurro de la floresta adormece, arrulla. La historia del regreso de Tesa es interesante, después de vagar con su tropa por el centro y occidente de la Isla, seguida de cerca por los soldados, cada vez mas cerca de caer en sus manos o de morir en una de las tantas celadas o en uno de sus asaltos, la sorprende el inicio de la guerra del 95, dado lo complicado de la situación deciden disolver la banda y que cada una buscase su destino, con el producto de sus robos piensa salir del país y establecerse en México o Costa Rica, después de no pocas vicisitudes llega acompañada de la Garduña, su mas fiel pareja, a Batabanó, se hospedan en una fonda haciéndose pasar por hermanas, esa misma noche un tipejo nombrado Cristobalito, quien fuera contraguerillero en el 68, entra en sospechas y las denuncia a su antiguo jefe como posibles laborantes, la contraguerrilla auxiliada por un pelotón de voluntarios cercan la posada y las intiman a la rendición, sabiéndose perdidas intentan escapar a toda costa, se baten con furor pero caen abatidas por los disparos y luego son macheteadas por contraguerrilleros, sus cuerpos son abandonados en el monte para pasto de los jíbaros, un campesino encuentra los cadáveres en la mañana y los entierra al pie de una ceiba. Eso me lo cuenta Tesa entre tragos de vino y miradas insinuantes unas veces y cargadas de odio otras, al fin Esmón decide sumarlas a la campaña del Señor de la noche, es entonces que le insinúa a unos guajiros la posibilidad de encontrar un tesoro al pie de una ceiba, no tarda en convencerlos con promesas de rico botín, entre tragos de aguardiente en un bar ( el sitio queda actualmente en el mismo lugar donde estuvo la posada de marras ) trazan el plan y esa misma noche parten a caballo armados de palas, picos y sacos para llevarse el tesoro, cavan profundo al pie de la ceiba y para su sorpresa sacan de adentro una mujer desnuda que reía mucho, ella se puso de pie y los hombres y los caballos se convirtieron en esqueletos, la mujer desnuda (Tesa) ayudada por Esmón rescata a su compañera la Garduña y parten los tres a cumplir su destino, esa es la historia de Tesa la mas famosa bandolera de los campos de Cuba.
Ese es su olor, inconfundible, aroma de la reina de las cortesanas, la hija del huracán, diosa que construye su Urul, su casa del cielo en E-au-pa. ¿Podrás amarme sabiendo quien soy? El aire del bosque es un bálsamo para mis pulmones irritados por el humo y el fuego de las quemas, alivia su silencio, el rumor de las hojas. El sol se anuncia, albores y luna aun en el cielo, hembra y varón unidos en el amanecer, dialéctica védica del fuego y el agua, lo seco y lo húmedo, el calor y el frío, el oro y la plata, el sol y la luna, el azufre y el mercurio. Luna símbolo femenino de la coherencia y la sabiduría. El sol es masculino, el oro, la corona, fuego, macho y hembra, fuego y tierra. Dice Khunrath el eximio alquimista:
Las tinieblas aparecen en el rostro del abismo, la noche, Saturno y el antimonio de los sabios se aparecen, la negrura y la cabeza del cuervo de los alquimistas y después todos los colores del mundo aparecen a la hora de la conjunción. También está presente el arcoiris y la cola del pavoreal.
Serpiente, luna, absolución de Satán, rey dominador, rojo como el rubí. El que nace y la Luna que no sede su lugar.
Es un bello espectáculo la luz del sol cuando se filtra entre el follaje de los árboles, maravilla que domina al alma mas cerrera. Es su olor, puedo identificarlo, lo busco en el humus, las lianas, la hojarasca, hay otros olores, agresivos, de hembras en constante celo ¿Está en peligro mi amada? . Entre las lianas ¿Qué es? ¿Una crisálida? Superficie, cálida, frágil, iluminada por los rayos solares, puedo sentir el calor del cuerpo amado. Comienza a llover, llueve con sol. Penetro en el capullo para guarecerme de la lluvia, así debe ser el vientre de una madre ¿Qué salió de aquí? ¿Qué nació de aquí? Por eso no la encontraba, por eso desapareció, puede estar cerca, próxima, atrapable. Miro al bosque con ojos nuevos, como si acabará de nacer el primer día del mundo, el mundo como una sucesión de prodigios. Abandono el refugio y salgo tras su huella, corro hasta la fatiga, hasta el vértigo, hay en el aire de la mañana innumerables puntos rojos.
La ciudad es su cómplice, fatalidad, borra sus huellas, la lluvia la oculta ¿Qué nació del capullo? Tomo la primera calle al azar, sin calculo, sin sentido, nada lo tiene.
Un monje, una prostituta y un soldado, los ojos ebrios del soldado, los del monje culpables y libidinosos, ella procaz, hermosa en su mini de mezclilla elastizada, apenas una franja de tela que asfixia unas nalgas firmes y redondas, labios de un rojo violento, piel frutada, ojos sin ley. Un viento del sur sopla con fuerza y deja caer una lluvia de tizne sobre las casas, huele a bosta de vaca, a central azucarero, aire caliente que levanta las faldas, sopla juguetón y maldito en las entrepiernas sudadas, cargado de polen y salitre enerva las carnes ya de naturaleza prestas al enervamiento, el viento impone una cadencia de suspiro al paso, lame, bajea, soba, cada vez más tórrido, más atrevido.
Un grupo de hermanos espiritas avanza por la avenida, el mayor vestido todo de blanco lanza una oración que es secundada por sus acompañantes, un grupo de curiosos los observa, la oración tiene una fuerza extraordinaria, la voz del hombre cautiva por lo fuerte y melodiosa, parece no dirigirla a alguien en específico, la lanza al aire, a la ciudad.
- Dios infinitamente bueno imploro vuestra misericordia para el espíritu que obsesa, hacedle entrever la claridad divina, a fin de que vea el falso camino en que está...Espíritu que obsesa piensa que el mal que haces en este momento tendrá un termino, mientras que si te obstinas en tu endurecimiento, nuestros sufrimientos aumentaran sin cesar. Reflexiona mientras hay tiempo aún porque la justicia de dios caerá sobre ti...Por otra parte mira lo que pierdes, mira a los buenos espíritus que nos rodean y piensa si su suerte no es preferible a la nuestra ¿Que ganas con lo que haces? Dios todopoderoso ayuda al espíritu obsesor a abandonar su error, ayuda a nosotros los obsesos a liberarnos de el.
Conmueve la platica del espirita, la gente que le rodea se pone de rodillas , se escuchan lamentos e invocaciones al Dios Supremo. Que triste, la curación de las obsesiones graves requiere mucha paciencia, perseverancia y abnegación, la obsesión prolongada por largo tiempo puede crear desordenes patológicos graves. Destruida la causa, falta destruir los efectos. Es un trabajo largo y paciente, esta demostrada la completa ineficacia de exorcismos, formulas, palabras sacramentales, amuletos, talismanes o cualquier otra señal material, toda la fuerza está en el ascendiente moral.
La obcecación es obra de mi padre, el mismo es un ángel obcecado, nada ni nadie le ha hecho cambiar sus ideas, sus propósitos y sus planes, nadie puede convencerlo de que no tiene la razón, el es también un ángel obcecado y mientras encuentre seres que le sirvan a gusto y que le aplaudan.
Llueve, el agua borra las huellas, el viento se arremolina en la copa de los árboles, club nocturno HAMELIN, no me gustan estos sitios, de todas formas entro para protegerme de la lluvia, clonación, los mismos colores, los mismos lumínicos, igual uniforme de los empleados, iguales máquinas traga-dolares-atrapa-muñecos, barra con joven sonriente, hileras de cajetillas de cigarros, los mismos en todas partes, botellas, absorbentes, cajas registradoras, dispensadoras de refrescos, café exprés, debe ser obra de los demonios esta monótona repetición de diseños, colores, productos, todo igual recorres la ciudad, vas de cafetería en cafetería, de restaurante en restaurante, de rápido en rápido, de kiosco en kiosco, iguales anuncios, la misma cerveza, los mismos empleados, el mismo ron, la misma coctelería, los mismos tontos animadores, la misma música, tiene que ser obra de los demonios este enlatado, este estandarizado ¡ Coño y es que la Habana así no es la Habana!. Igual pasa con los pregones ¡Valla la rica pizza! ¡Ven! ¡La pizza caliente y el refresco frío!, en Pinar, la Habana, Matanzas, Santiago, de un extremo al otro de la Isla, en cualquiera y todos los sitios ¡Se acabó el abuso! Debe ser obra de los demonios capitaneados por Tobiel, esa es una de sus principales misiones, estandarizar, vulgarizar, vanalizar, hasta en la religión, usted ve a un babalao hoy en día y ya los vio a todos, consulta a un adivino, a un cartomántico y los conoció a todos, con un tipo de literatura, por cierto la más “reconocida”, pasa lo mismo, usted se lee un libro y es más que suficiente, obra de Tobiel, las tiendas iguales, las ideas iguales, los discursos, las vidrieras, hasta las putas cuando te abordan dicen lo mismo, por suerte creo que los sueños han permanecido intocados, incólumes, plurales, personales y privados, de eso se trata la lucha de Tobiel, penetrar la esfera de los sueños y estandarizarlos, MAQUINA DE SUEÑOS S.A, vende sueños a todo color, iguales y melosos, almibarados y fáciles, ha tenido muy poco éxito pero se esfuerza y su habitual tozudez puede que comience a darle resultados. Ponen música grabada, mecánica dicen, bebo unos cubalibres, unos espantajos hacen su entrada, acompañados por unas muchachas muy jóvenes, casi unas niñas, el jefe pide ron y colas. Suena una columbia y la bailarina sube al escenario, el seguidor la busca, ella baila, el seguidor la encuentra, ella cimbrea como una caña, es Isacar la babilonia celebrando la victoria de En-lil, es la Pandemos, es Ochun, siente el jadeo de los dioses, el vaho que sube por los muslos. Hace sonar las pulseras de oro, el club está sujeto a cada uno de los vaivenes de su pelvis, reina entre los aplausos y el deseo que se clava en los corazones.
El aire acondicionado funciona mal, el olor a colonia de limón se hace insoportable, el humo de un centenar de cigarrillos, desde el Hollywood preferido por los demonios, hasta el Popular de cajetilla azul, talcos, maquillajes, perfumes baratos, sudores, se enseñorea del local. Una puta ofrece sus labios, labios que hablan por si solos de su destreza, va de mesa en mesa contoneándose, vende su boca libadora, soba alguna que otra entrepierna masculina o femenina, chasquea la lengua en un movimiento de succión, finge degustar un prodigioso dulce, leo el cansancio tras su risa, tras sus párpados entornados, tras su cintura quebrada de donde salta a veces un escalofrío, un viento húmedo con olor a tierra, lleva un escarabajo de oxidiana en el ombligo para evitar los orgasmos imprevistos, la invito a sentarse y le brindo un trago, apenas lo prueba.
- Por un fula te doy la mamada más rica de tu vida.
Río, ella no puede evitar la expresión de desagrado, al examinarme con detenimiento, pero a esta hora de la noche no puede escoger mucho, con precaución la mano repta por el muslo, tantea, busca, la aparto, la mano insiste, pongo un dólar sobre la mesa y la muchacha lo guarda rápido como si se le fuera a escapar.
- ¿Quieres ir afuera? ¿En el baño?
- No, puedes quedarte quieta, no quiero nada.
- No estoy contagiada, yo me cuido, no trago la leche.
Por el chispazo de sus pupilas se que miente, es el peor de los contagios, esa boca con forma de infumdibulum la descubre, basta una mamada dada por alguien infestado para que enfermes, la necesidad crece por días, se convierte en ansiedad, en adicción, una, dos tres, cuatro, veinte al día no calma tus deseos, se acaba el dinero, empeñas tus cosas, lo vendes todo, en el segundo paso de la enfermedad, ya en la más absoluta miseria, tratas de autosatisfacerte, cuando lo logras pasas a la tercera fase, en que te conviertes en agente transmisor del virus y tu ansiedad cambia de polo, ya no puedes vivir sin mamar, sin libar, tus labios engruesan y la boca adquiere forma de infumdibulum. Puedo sentir la sed que la consume, un hilo de saliva brota de la comisura de sus labios, sudor en la frente, pecho agitado, fiebre.
- No es solo por dinero.
- Lo se.
Le brindo otro trago, se esfuerza por tragar, los ojos lagrimean. Mira a los lados, proclama.
- 50 centavos, 10 pesos, la mejor mamada de tu vida.. 50 centavos, 10 pesos, la mejor de tu vida. 10 pesos la mejor. 10 pesos la mamada.
Un mulato la mira fijo y le hace una seña, ella busca la pernera del pantalón y traga en seco, se van en busca de la oscuridad, puedo sentir los latidos de su corazón.
Yuen y Wong nos esperan en el puente, Tesa quedó en el bosque con la mitad de la cuadrilla, llueve, se acerca la noche, la gran noche de la anunciación, el viento del sur arremolina el agua. Avizoramos un club nocturno, HAMELIN, abierto las 24 hrs, Open dice la puerta, push, entramos. EL ambiente es acogedor. Hay muchas mujeres solas, para todos los gustos, ataviadas con disímiles vestiduras, en actitud de caza observan el salón, otean, buscan, son como figuras pegadas a la pared expuestas a la lujuria o al sarcasmo de los demonios.
Teresa, una de las mas bellas de la banda, se ha robado el chow, baila con placer, disfruta la danza, gozadora y linda, baila, ríe, sonsaca. Los espantajos se agitan, profieren palabrotas, insultan. Son nuestros aliados pero no los soporto, si dependiera de mi los excluía.
En una mesa algo, alejada de nosotras, está él, reconozco su cara faunesca, su alta figura perfilada por las sombras, tiemblo, mi cuerpo se estremece, no se que es lo que me atrae con tanta fuerza, quizás esa mezcla de bondad y maldad que transpira, fuerza y debilidad, poder reconcentrado que no ejerce, que domina sin brotar, esa inocencia aureolada por el más absoluto mal, un mal, una fuerza y un poder que desconoce, quizás, mi espíritu se esfuma, se hace nada cuando está cerca, yo la dueña de los sexos, no puedo evitar ser dominada, atraída, tengo que hacer un enorme esfuerzo para no acercarme. Por suerte está demasiado embebido en su conversación con una dueña de la noche, no aparta la vista de los labios de la muchacha, labios que no dejan imitar un movimiento de succión, su olfato prodigioso no nos capta, así está de concentrado en lo que hace, o quizás el humo de los cigarros, el perfume barato, el sudor, distraen su olfato de sabueso y lo confunden, la muchacha se pone de pie y se va tras un mulato que la invita a las sombras, es hora de irse, si tropiezo con sus ojos todo está perdido, tenemos que salir lo más pronto posible de aquí.
La lluvia ha dejado mas calor, caminamos por 23 hasta la Plaza, Teresa propone continuar la fiesta en el Café Cantante del Nacional, las opiniones se dividen, unas quieren regresar al bosque, las otras continuar la parranda en está ciudad de 1999 que tantas sorpresas les depara, discutimos y lo echamos a suertes, gana el bando del regreso, Teresa pide por favor que la dejen quedarse, suplica, cedo y le pido a Elena que la acompañe, bajan las dos eufóricas tras la música que escapa del Café.
Saco el spray y dibujo en uno de los cristales de la sala Covarubias Kundry la de los 37 movimientos, el spray pasa de mano en mano, los cristales se cubren de dibujos provocadores y obscenos, voy a estampar mi punto final, cuando veo su rostro en el cristal, su rostro en mi rostro, su rostro en mi cuerpo, el y yo como una sola entidad en el vidrio cubierto de pintura, siento un vahído, una debilidad que aprisiona, las muchachas asustadas se acercan.
- Un espejo, rápido un espejo.
La Garduña busca en el bolso y me alcanza su espejo, ahí esta mi cara, la más perfecta del mundo, busco en el cristal y la temida faz ya no aparece, ha desaparecido.
Nos interceptan un hombre y una mujer vestidos de blanco.
- ¡Sálvense! ¡Sálvense! El fin del mundo está próximo.
Nuestra Rufina les hace un gesto obsceno.
- ¡Gedeon! ¡Gedeon!
Los batiblancos siguen su camino en medio de amenazas de castigos divinos y terrenales. Vamos en busca de mi refugio junto a las estrellas, está próxima la noche esperada, Yueng y Wong me esperan con una tina de agua caliente y perfumada.
Sopla un viento suave y liviano, no hay nubes. Cojo una botella de ron abandonada en el suelo, aun le queda un poco de líquido, la olfateo y le doy un largo trago que alivia el entumecimiento de la noche, la humedad de la intemperie. Ellos se han hecho dueños de la noche, controlan la ciudad de 6 p.m. a 6am, no he vuelto a subir a un alero, no he vuelto a explorar una ventana. ¡Que noche!.
Serían cerca de las 12 cuando entré a un bar, el sitio estaba bastante concurrido, todas las mesas cubiertas de parroquianos. Me llamó la atención un individuo que ocupaba una mesa el solo, sentado frente a una botella de vodka, bebía directo de la botella y miraba agresivo a los espantajos vociferantes de las otras mesas. Le pedí permiso para sentarme, lanzó un gruñido que interprete como aceptación, luego preguntó con voz cascada.
- ¿Usted no es uno de ellos?
El hombre me brindó la botella.
- No hay idea, no hay nada y ¿Que se puede hacer sin idea?, son autómatas, yo se lo que digo.
Vestía como ruso de una estampa folklórica, blusa clásica, botas de montar y gorro de cosaco. Le pregunté y respondió divertido que no, que era de Marianao, profesor de matemáticas en una Secundaria básica, y como es normal entre compatriotas y mucho mas con varios grados de alcohol por el medio comenzó a contarme su vida, historia salpicada con vodka y matizada con fuertes palmadas en mis hombros y muslos cuando algo le era agradable y escupitajos en el suelo cuando le desagradaba lo que estaba contando..
Era un hombre interesado en su proyección, sabía aprovechar el tiempo, le gustaba leer libros y periódicos en abundancia, estimado por sus colegas, puntual, concienzudo, muy estimado por la dirección de la escuela. Amante del orden, los principios sólidos, las alegrías serias, esas que tienen límites conocidos por adelantado. Su inclinación muy marcada a autovalorizarse le proporcionaba un placer siempre nuevo, porque confirmaba la opinión que tenía de si mismo, hombre de cabeza fría, corazón fuerte y nervios probados, muy exigente con los demás.
- Esos debiluchos politicastros, desde el payaso de Nikita, hasta el pinto traidor, Stalin si era un hombre bien bragado, se necesitaba un hombre como él y no ese inglesito con cara de cocinero.
Así empezó la odisea, el lo vio venir, sabía lo que iba a pasar, explotó, la esposa nunca lo había visto perder el control de esa manera.
- Pronto el Ejercito Rojo tomará las riendas, ya verán.
Pero el tiempo pasó y las cosas se complicaron. El maestro de escuela perdió las esperanzas y cayó en un profundo mutismo. Llegó el periodo especial, los apagones, la escasez, la penuria y el se sintió de nuevo en su elemento, colocó un cartel en la escuela RESISTIREMOS EL BLOQUEO COMO EN LENINGRADO, creo el RINCON ESTALINGRADO, con fotos de la batalla, un uniforme militar soviético, una cruz gamada nazi, un fragmento de panzer alemán, fotos, un saquito con tierra de la ciudad héroe. Su espíritu crecía en la misma medida que crecían las dificultades. Taciturno, de aspecto glacial, orgullo templado en la fría inteligencia, era todo actividad. Cuando autorizaron el trabajo por cuenta propia, tuvo la iniciativa de crear una fábrica de bustos, en un pequeño taller y con la ayuda de varios alumnos comenzó a elaborar bustos de José Stalin y ahí surgió su primer serio tropiezo, no entendió, no entiende y no entenderá jamas, porque le cerraron el taller, porque le pusieron a buen recaudo las máquinas, el yeso y los cerca de 500 bustos realizados, el no quería enriquecerse, los frutos de la venta servirían para la guerra, el los guardaba para la guerra que seguro estallaría en cualquier momento. ¿Por qué lo criticaron de esa forma?. Se sintió muy mal, fueron crueles, burlones, vengativos. Dejó de asistir a la escuela, abandonó el activismo.
Los cambios que se producían en el país lo exasperaban, no entendía lo que estaba pasando, no estaba de acuerdo con muchas cosas. Esporádicos episodios de desobediencia e indisciplina, cierta violencia casi desconocida en la ciudad, robos, suciedad cada vez más alarmante.
- ¿Qué ocurre?
Preguntó una tarde su mujer.
- Dicen que son los demonios.
- ¿Demonios?.
Chulos, prostitutas, especuladores, vándalos y compañía.
- Vamos por el mismo camino de la URSS. mujer.
Maldijo a la Perestroika a Gorbachov y a toda su sagrada familia.
- Terminará todo mas pronto.
Afectó su calma ordinaria pronunciar estas palabras, respiró profundo después de decirlas y extrañado sintió alivio. Cada nuevo acontecimiento lo alteraba, fue menester su firme voluntad para disimular el descontrol que se apoderaba de sus nervios ¿Tenía miedo? No, era presa de una extraña alegría, ansiedad y espera. Hasta que una noche sintió el aullido de las sirenas, de los carros bomba, los gritos de triunfo, las consignas feroces de los espantajos, asomado al balcón vio el resplandor de los incendios, vio pasar las cinternas cargadas de combustible. Trató de dominarse pero no pudo, fue a la calle, el corazón le latía con fuerza, que dulce, que vivificante angustia. Se ahogaba, el sudor le corría, a raudales por su cuerpo enclenque ¿Por qué aquel delirio? ¿Qué llamado le hacía hervir la sangre?. Todo le pareció nuevo, la calle, el barrio, los árboles, el cielo, vio parar un camión lleno de espantajos y corrió tras ellos.
- Llévenme con ustedes.
Todo pasado quedó abolido.
- ¿Como te llamas?
- Igor, Igor el Ruso.
Y se fue con ellos, su medianía era una máscara, tras ella se ocultaba su ser verdadero, turbado, violento, ávido de aventuras. Se sintió astuto, fuerte, peligroso. Ascendió rápido, fue jefe de 5, de 10, de 20, de una centuria, de una legión. En cuantas cosas no participó, además, era agente de la Comisión del Rumor, de los Guardianes de la Pureza Espiritual y hombre de confianza de Tobiel.
Salimos del bar con media botella de mas ¿Sabía el con quien hablaba?
Otar: Esta fue una época de transición, un siglo de cambios rápidos y variados, más rápidos y variados que los del Renacimiento, siglo de inventos, de descubrimientos científicos, se desmoronaron las viejas costumbres, el hombre se congrega en las ciudades, la fe se rebaja a la duda.
Igor: Entonces la esperanza desengañada de los cielos vino a la tierra y nació el socialismo.
Otar: El trabajo glorificado por la fraternidad.
Igor: ¿Por qué lloras madre, no sabes que se ha implantado el socialismo y que ahora todos seremos felices?
Igor eructó e hizo un gesto de desprecio. Un coro de espantajos cantaba la Internacional a ritmo de conga.
Otar: Un mapa del mundo que no incluya Utopía, no vale la pena mirarlo, por que olvida al país a donde siempre viaja la humanidad.
Igor: ¿Utopía o Dystopía? Nadie puede escapar a los designios de él.
Otar: Entonces es mejor estar a su servicio.
Igor: Siempre estamos a su servicio
- ¿Y tu esposa?
- Nunca mas he vuelto a ver a la que murió de amor.
Hipó con fuerza y se llevó el dedo índice al cuello. Sacó de la blusa un paquetico y lo desenvolvió con devoción, lo mostró como quien muestra una reliquia.
- ¿Quién es?
- Beria.
Dijo con respeto.
- ¿Cual Veria?
- ¡Hay Luzbel! Mi ídolo, mi patrón.
- Ah si ahora recuerdo, el Maquiavelo ruso.
- El dios, él era un tipo con clase.
- Beria el manipulador, amaba los efectos teatrales, las puestas en escena, los condenados exhalando su culpa a ríos sujetos al libreto, todo era teatro, era opereta, era muerte. Construir complots para destruir complots, el gran simulador, ungido del demonio. ¿También amas a PolPot?
- También.
En sus ojos ladinos se refleja el desprecio y la burla.
- Para sembrar hay que exterminar la mala simiente, dejar la tierra limpia y como nueva para sembrar y luego cosechar la nueva vida y ser más exquisitos en la nueva limpia y así y así hasta el futuro.
Llegamos a un de los sitios nocturnos más concurridos de la ciudad y de golpe cristales rotos, gritos, botellas volando, se abrió la puerta y apareció una muchacha, era tanta su furia que nadie se atrevía a hacerle frente, el grupo de demonios que la rodeaba se mantenía a prudencial distancia.
- ¡Vamos sabandijas, atrevance! ¿Quién me pone la mano encima?
Igor contemplaba admirado a la muchacha de belleza rotunda en su furor, disfrutaba el espectáculo, se acercó.
- Vamos ¿Quién se atreve? Vamos, 50 pesos al que la derribe.
Sacó un fajo de billetes, tomo uno y lo extendió en el aire.
- 50 mas al que la monte.
Esperó.
- ¿Nadie?
Saltó de improviso sobre la joven, la golpeó en la nuca y la hizo caer al suelo. Era difícil de calcular esa ligereza, la celeridad y precisión de sus movimientos. Ordenó a los espantajos.
- ¡Atenla de pies y manos! Vamos a divertirnos. ¿Qué fue lo que hizo?.
- Se ofendió por que Yusux le ofreció dinero para que bailara desnuda sobre una mesa, Yasux trató de obligarla y se puso echa una furia, tiró botellas, viró mesas.
Igor ordenó ron para todos, palpó los senos de la muchacha, las caderas, le subió el vestido, introdujo su dedo índice entre la maraña de bellos negros, olfateó y luego lamió complacido el dedo.
- Decido que sea azotada delante de todos.
- Tu no puedes hacer eso.
- ¿Es una orden?
Guardé silencio.
- ¡Yasux! Encárgate de la tarea.
Yasux un espantajo petimetre la desnudo a zarpazos. No tuvo piedad, nadie hizo un gesto para defender a la joven, el miedo anulaba, la crueldad me inhibía. Igor era todo júbilo, placer, observaba el suplicio en silencio, con los ojos entrecerrados. Peor que la crueldad de Igor era mi silencio, no dije una palabra, no di un paso para protegería, miraba la escena horrorizado, sin capacidad para reaccionar ¿Miedo? ¿Insano disfrute?. Entonces la muchacha clamó en medio del tormento.
- ¡Kundry!
- ¡Deténgase!
Ordené
- ¿Qué dice?
- Que te detengas maldito.
Mis dedos garfios le apretaron el cuello, lo arrojé contra el suelo y tomé el látigo, flagelé al demonio que gemía aterrorizado, sorprendido. Igor se miró en el fondo de mis ojos, frío se acercó a la muchacha y le propinó un profundo tajo en el cuello.
- ¿Complacido?
Limpio la navaja en los faldones del pantalón la guardó en la faja del cinto, hundió los dedos en la sangre y se la levó a los labios. Brillaba en sus ojos la voluptuosidad, el supremo placer.
- Vamos señores, no a pasado nada, que siga la fiesta
Los demonios le miraban con admiración y miedo.
- Vamos.
Lo seguí como un autómata, el nombre amado resonaba una y otra vez en mi cabeza, sentía asco por mi cobardía. ¿Quién fue esta mujer que conocía a Kundry? ¿Por qué la llamó en su agonía?
- ¿Quieres matarme? ¿Sabes que me inspira? El poder de vida o muerte. ¿Quieres matarme? Dale, hazlo.
Ofreció la navaja y desnudó el torso.
- ¡Hiere!
No pude ¡Que vergüenza! Cuanto deseaba herir el pecho infame.
- Hazlo de una buena vez, el hombre se hace hombre cuando mata, es parte de la condición humana, matar, quemar un libro, cortar un árbol, eres un flojo Fagot, una mierda, vas a ir al cielo fagot, al cielo con los angelitos.
Llegamos a un parque, sentí el peso tremendo del arma en la mano y sin pensarlo, como si no fuera yo, me abalance sobre el infame. Sonreía el muy maldito mientras la hoja le cortaba el cuello, le escuché decir entre estertores y risas y sangre.
- Eres uno de los nuestros Fagot.
El sonreía, sonreía, ahora bebo de la botella para espantar el frío y el miedo, bajo un banco, el único intacto en este parque, hecho un ovillo, con el cuello cortado, el no cesa de reír.
Tesa hecha una furia monta a caballo, furia, dolor que la desgarra.
- ¡Iku!
Grita.
- Iku, extiende tus alas sobre la ciudad maldita que bebió la sangre de Teresa.
Vuela el caballo de Tesa, en busca de Igor, animal y mujer tintos en sangre, mata Tesa sin miramientos, vuela el caballo de Tesa en busca de Igor. El viento viene y le dice.
- Fue Igor el maldito.
Salta del lecho la diosa, viste túnica blanca y casco de plata, Igor, Igor, Igor, clama a las fuerzas del mal, a los innombrados. Levanta el vuelo como Valka, la bruja de nieve.
Nadie puede detener a Tesa, deja tras si un rastro de sangre y muerte. Igor la espera altanero, se para en medio de la avenida de Bélgica. El caballo se encabrita, Igor mira fijo a los ojos del animal y la bestia enloquece, Tesa no puede controlar las riendas, lucha para no caer, se sostiene unos segundos sobre el lomo del animal, cae al suelo, Igor se acerca, ella busca el machete, lo empuña, el demonio ríe y se pasa el dedo índice por el cuello, la piel se abre y brota la sangre, Tesa baja el arma.
Kundry vuela sobre la ciudad convertida en pájaro de hielo, la bruja blanca, la muerte, sopla sobre la urbe alacranes enfurecidos, perros rabiosos, bruma, rencor, recelo, avaricia, odio. Hasta los demonios tiemblan al paso de la bruja blanca . Tesa se debate enceguecida, Iku sostiene en su mano la navaja llena de sangre, Igor taja la garganta de la capitana de bandoleras, la reina de los campos, Igor corta la garganta de donde brota un hilo de sangre negra.
- He caído a manos de un hombre, ¿Que día aciago es este?
Bebe su sangre, su propia savia y le regresa la vista, Igor desviste a la mujer, lame el cuerpo cubierto de sangre y lodo. Tesa gira sobre si.
- Que la oscuridad se aparte.
La luz entra en ella, gira en torbellino, el viento rompe cristales, derriba árboles, pancartas, el mar se encrespa y salta el muro, inunda, arrasa, crece indetenible por calles y avenidas, no respeta nada. Fuego, el torbellino se ha vuelto fuego, huracán que destroza, serpiente que escupe rayos y se ceba en los penachos de las palmas.
Valka, ponzoña y hielo, frío sobre las casas, carámbanos, escarcha, la muerte con las alas extendidas. Valka derriba columnas, abate puertas , hunde techos, hecha a volar las tejas. Es terrible la furia de la bruja blanca en la ciudad, pero no tan terrible como la de Akivasha, bruja roja, bruja de fuego. Akeron, el demonio, las incita, se divierte Akeron el hermafrodita, el perverso, hace sonar sus pulseras de platino hacedoras de terremotos y trombas marinas, escupe tornados, eyacula sus esporas malignas, defeca azufre, Akeron, príncipe del inframundo.
Valka y Akivasha se encuentran frente al Capitolio y se funden en un horrísono estallido, fuego y hielo, buscan el sur, salen al mar del sur y se alimentan de sus aguas, entran por Batabanó y sepultan los barcos, convertidas en el más terrible huracán, despoblan, arruinan, inundan. Se acerca a la ciudad la vorágine roja y blanca, soplan juntas Valka y Akivasha, flagelan con el látigo, hunden sus puñales de hielo, se detiene el vórtice en la Habana vieja, vuelan tejas y zines, anudan los cables eléctricos, entran a las casas y destruyen, nadie se atreve a desafiar la tormenta, nada calma a las dos furias unidas por el dolor y el odio, 24, 48, 72, 96 horas detenidas en la ciudad, giran y se encuentran sus manos, se rozan sus pechos, sus muslos, sus caderas, se miran, reparan una en la otra por primera vez en medio del furor, giran abrazadas, la furia se atempera, el odio poco a poco se transforma en danza, danza de hielo y fuego que se convierte en lluvia. Danzan Valka y Akivasha, unidos los labios el rencor se evapora, llueve, luego amaina. El viento se detiene, el fuego se extingue, giran Kundry y Tesa sobre la copa de una ceiba. El cielo se despeja, el sol primero tímido, luego se muestra en toda su lozanía. Hay calma, calor, destrucción, humedad, Akeron revolotea en torno a la ceiba. Kundry toma un puñado de flores del árbol y sopla con las fuerzas que le quedan, el aire frío limpia y tonifica, Tesa toma un puñado de flores y sopla, aire cálido, aliento de fuego, evapora el agua, quema las alimañas. Soplan hasta quedar rendidas, vencidas por el cansancio, dormida una en brazos de la otra.
El más fuerte acudió en ayuda del más débil, el más afortunado auxilió al menos dichoso, el que conservó la casa la compartió, el que tenía comida la brindó al hambriento, con alegría se comenzó a trabajar para restañar las heridas, para levantar lo caído. Los demonios no asomaban las narices, temerosos del huracán primero, luego por temor a tener que compartir sus bienes y por aflicción, esperaban ver una ciudad vencida, apocada, esperaban que la destrucción trabajaría para ellos. Tobiel, se percató de lo peligroso que era persistir en esa actitud, de continuar en esa postura perderían el terreno ganado. Salieron y se mezclaron con la gente, salieron y brindaron con astucia el pan y el brazo. Se les vio salir a adueñarse de la ciudad casi en ruinas a causa del holocausto. Muchos vieron a dos ángeles uno rojo y otro blanco, blandir armas terribles contra la urbe, en medio del terror y la desesperanza del momento algunos creyeron que llegaba el Juicio Final y se prepararon para la gran rendición de cuentas.
Dios lanza rayos, los réprobos arrebatados por los diablos, los muertos salen de las tumbas, esqueletos que se vuelven a cubrir de carne, terrible espanto de la humanidad ante la cólera de Dios , la pintura de Miguel Angel Buonarroti en la Capilla Sixtina hecha realidad en la Habana de fines de milenio. Parecía que de un momento a otro, bajo el efecto de la furia de los elementos desatados, sonarían las trompetas del Juicio, se oirían los lejanos sonidos del celeste llamamiento. Que nadie juzgue mal a nadie por creer que todo había terminado, la humanidad siempre ha vivido pendiente del último día, y aquellos tres días con sus noches, si no parecían ser los últimos, se le semejaban bastante.
El río se desbordó y arrasó con el bosque, pude huir a duras penas y busque refugio en la primera casa que encontré, guarida que me brindaron sin titubear, era una casa sólida, reforzamos las puertas y las ventanas y nos dispusimos a enfrentar lo que fuera. La lluvia y el viento amenazaban con derribar los fuertes muros, los cristales titilaban por las embestidas del fuego, parecíamos estar en una ciudad sitiada, sometida al bombardeo de miles de piezas de artillería, misiles y aviones de combate, fuego y agua, los dos elementos primordiales de la creación puestos de común acuerdo para destruirnos. Zoroastro enseña que el mundo debe perecer por el fuego, la misma idea aparece en el epistolario de San Pedro, San Pablo presenta la creencia en la resurrección y el próximo fin del mundo como un dogma fundamental de la Iglesia, el Apocalipsis lo anuncia Jesús va a bajar en un trono de nubes, los mártires serán los primeros en resucitar, San Agustín consagra el Libro XX de su Ciudad de Dios a pintar la renovación del mundo, la resurrección, el Juicio Final, y la Jerusalén futura, su Libro XXI se aplica a describir el fuego eterno, San Gregorio, primer historiador de los francos, habla Del terror que causa la idea del próximo fin del mundo, El Apocalipsis forma parte de muchos sermones sobre el fin Al cabo de 1000 años Satanás saldrá de su prisión y seducirá a los pueblos que se encuentran en los cuatro ángulos de la tierra, Bernardo un ermitaño de Turingia por el año 960 anunció el fin del mundo, llegó a fijar el termino fatal, para el día en que la anunciación de la Virgen coincidiera con el Viernes Santo, Raúl Glaber, monje del año mil, escribió: Pronto se desencadenará Satán pues se han cumplido los mil años, según la profecía de Juan, San Buenaventura en su obra Itinerario de la muerte de Dios, cap. I dice: Por la fe creemos que las épocas de la Ley Natural, de la Ley Escrita y de la Ley de la Gracia, se han sucedido unas a otras, transcurriendo con sumo orden y por la fe creemos que el mundo encontrará su término en el día del Juicio Final. San Anselmo Arzobispo de Canterbery, escribía en 1103: Cuando llegue la hora, el astro se ocultará tras densas nubes, lloverá sangre de los cielos y la enfermedad se adueñará de la tierra causando gran pavor y mortandad. Juan Duns Scoto, llamado por sus contemporáneos Doctor Suptilis, por su estilo enrevesado y difícil, anotaba en París, allá por el año 1301 Se repiten las señales, en 1300 la gran lluvia de estrellas, en 1301 el sol salió una hora mas tarde en Viernes Santo, en Maxton nacieron dos gemelos con cuatro brazos cada uno, yo tuve un sueño, en el sueño había un caballo amarillo y el que lo montaba se llamaba Muerte y traía a la guerra y al hambre en la grupa, me despertó una voz que decía PREPÁRATE QUE LA GRAN HORA ESTA POR LLEGAR. Raimundo Lulio, lapidado por los musulmanes en 1315, en su obra Doctrina Pueril escribía: Desde el día del Juicio en lo adelante, no comerá el hombre, ni beberá, ni yacerá con hembra.
A finales del año X, principio del XI el hambre y la peste se adueñaron de Europa, la peste mató a mas de 40,000 personas en Aquitania, en 73 años, entre 987 y 1060, 48 años fueron de hambre atroz, múltiples guerras desolaron los campos, hubo casos de antropofagia, saqueos brutales, desesperación, al hambre siguió la peste, sin embargo pasó el año 1000 y el mundo siguió viviendo.
En el siglo doce los astrólogos de Europa anunciaron El Fin el día de la conjunción de todos los planeta en la constelación de Libra, no pasó nada. El astrólogo Stoffer anunció para el 20 de febrero de 1524 un diluvio universal, hubo quienes construyeron un arca para ellos y sus familias. Nostradamus anuncia el fin en sus Centurias. Cometas, eclipses, conjunciones planetarias, fueron tomadas por señales funestas y el mundo vivió días de terror ante la llegada de alguno de estos fenómenos naturales, hubo cometas famosos en este sentido apocalíptico: El de 1264 que desapareció el mismo día de la muerte del Papa Urbano IV, el de 1531 que anunció la muerte de Luisa de Saboya, el de 1566 llamado de Carlos V, el de 1665 contra el que disparó sus cañones Alfonso VI Rey de Portugal, el estudiado por Newton en 1680, el astrónomo Bernowville dijo: Si la cabeza del cometa no es un signo visible de la cólera de Dios, bien podría serlo la cola. El 1773 la aparición de un cometa causó gran pánico en Europa. Halley siempre fue causa de serio trastornos, suicidios, histerias colectivas, predicciones catastróficas. En todos los países, en todas las religiones abundan las historias, las leyendas, las predicciones sobre la catástrofe mundial.
Entonces el ángel juró
que en lo adelante
ya no habría tiempo.
Apocalipsis,X,6.
Y en La Habana el tiempo se detuvo bajo la furia del huracán. La pasamos como pudimos, como pudimos vencimos el pánico, al segundo día entramos en ese periodo de flacidez que se siente cuando la muerte esta cerca, cuando parece inevitable, la Parca se aproxima como una serpiente y nos envuelve en un vaho anestesiante, en una conformidad enfermiza y nos salva de la autodestrucción, contradicción, esa inmovilidad es nuestra mayor posibilidad de salvación, la desesperanza anula los deseos de luchar y bailamos, danzamos, reímos al pie del abismo, nos burlamos del agujero negro que nos llama a su seno, unidad de contrarios, límite entre el extremo de lo terrible y la bonanza, al tercer día bebíamos un viejo licor de piña encontrado en un closet (cuarto de los tarecos le decía la dueña de la casa) licor recuerdo de los viejos tiempos del C.A.M.E.. En la casa éramos cuatro, la dueña una anciana flacucha y vivaracha, una adolescente con ojos de pájaro herido, un perro y yo. De todos el mas cobarde era el perro que no hubo quien lo sacara de abajo de la cómoda de uno de los cuartos. A la luz de un mechón, la anciana y yo bailamos desde calipso, merengue y mambo hasta zamba brasileña, los ojos de pájaro me miraban con mal disimulada animadversión, bebía licor con rabia y se rascaba constantemente un lunar de pelo que le afeaba la mejilla derecha, ni rayos, ni centellas rompían la fijeza de sus ojos, parecía imperturbable y podíamos creerlo sino fuera por el temblor que de vez en cuando agitaba su pecho, sentada en un rincón de la sala, abrazadas las rodillas con ambos brazos, nos miraba desde la penumbra sin pronunciar palabra.
El tiempo se detuvo bajo la furia del huracán, después vino la paz, nadie se atrevía a salir de su refugio temerosos del espanto que nos esperaba afuera, llorosos por las perdidas posibles. Fui el primero en salir, pero eso no cuenta, recorrí la ciudad desierta, soporte la ráfagas de aire frío y caliente que sellaron el cataclismo, la destrucción era general, me invadió la tristeza y el desaliento entre las ruinas. Los ciudadanos reconocidos oficialmente como los primeros en asomar sus cabezas, oxigenadas, rubias como pajosas de maíz, como cerveza rubia, fueron:
Dolores: ¡Abran puertas y ventanas!
Clemencia: Venir para La Habana y pescar un ciclón.
Auxilio: Todo se nos ha echado a perder, todo lo que la costurera esa del demonio nos recomendó porque se usaba en la Capital.
Socorro: La seda verde botella, la piel que hace toser, collares, guantes, sombreros con flores y pajaritos ¡Todo se lo llevó el mar!.
Tres horas más tardes Fagot (yo) hizo su entrada en casa de las tres mujeres.
Otar: Amigas, ¿ Van al baile de los desnudos?
Auxilio: ¿Quién tiene deseos de divertirse después de tal catástrofe?
Otar: No creo necesario decirles lo que ocurre allá afuera, la gente trabaja, se ayudan los unos a los otros, se ríen de los peces de colores, del dolor han pasado sin transición a la risa, al bonche, al chiste.
Clemencia: Nosotras dimos para los damnificados, dos pares de zapatos, una corona de flores, una sartén, un colador, una trampa para cazar tomeguines, polvos, cascarilla, creyón labial, una juguera, cien ejemplares de periódicos Granma, cien rollos de papel celofán, una cocina de luzbrillante, una pluma de pavoreal, una cotorra, dos macetas con begonias, un corte de tela de corduroi, un traje (el que le dieron a tío Ramón cuando fue a la U.R.S.S.), un paquete de sulfaprin, una libra de chícharos, la cuota de fricandel etc.
Otar: Convertiremos el revés en victoria.
Auxilio: ¡Hay niño! Toma, toma para que refresques.
Y me da una champola, rico néctar, sabroso elixir más reconfortante que la ambrosía, aligera la pesadez del alma. Afuera es el ajetreo, la reconstrucción, el rescate. Se abrieron toda las puertas , las ventanas, los espantajos, farsantes y demagogos, reparten platos de sopa de malangueta, tejas de fibrocemento, listones de madera, aprovechan la desgracia para mejorar sus posiciones.
Los demonios han armado una tarima frente al edificio Seoane y Fernández, impresores. en la calle Compostela. Gritones, eufóricos llaman a los posibles clientes.
- Ven coge aquí tu frutabomba.
- Ven coge aquí tu mamey.
- Tu guanábana.
- Tu mango.
- Tu pru.
- Todo gratis.
- Para los niñas y para las señoras.
- Ven.
- Donación de abajo, digo de afuera.
De un camión bajan a unos tritones enredados en sargazos y los descuartizan sobre una mesa de mármol. Un demonio flaco y cabezón empuja una carretilla y repite como una letanía.
- Com flakes, com flakes, com flakes, el desayuno de Bill Clinton, com flakes, com flakes el desayuno de Bill Clinton.
Nos atrae una piña, su espigada corona enarbola espadas de jade, trato de abrirme paso entre el molote traga frutas para rescatar del enjambre a mi fruta, Socorro con un racimo de plátanos a la cintura a guisa de falda, está también por la piña, tres llegamos junto a la fruta, Socorro, una mulata jacarandosa y yo, tres vencedores del tumulto que se empeñan en cerrada lucha por los dorados y apetitosos reflejos. La piña, sabiéndose asediada, única sobre la tarima, exhala sus mas ricos perfumes, las tripas se retuercen, la saliva brota por la comisura de los labios. Socorro cachetea a la mulata, la jacarandosa me pone una zancadilla, se aferra a Socorro y le quita de un tirón la saya de plátanos, la jacarandosa aprovecha la confusión y la vergüenza de Socorro, llega a la piña y extiende la mano, la fruta retrocede, alguien le brinda la camisa a Socorro para que cubra su desnudez. La mulata persigue a la fruta, yo persigo a la mulata y a la fruta. Buscamos tras una cajas de cartón abandonadas en el portal de la ferretería La Castellana, arrinconado entre la pared y un cesto de basura encontramos a un almiquí. Extraños milagros los de la fruta metamorfoseante, la mulata sigue su búsqueda inútil, tomo el almiquí que dócil se deja acariciar y me marcho para evitar que alguien descubra el disfraz y me dispute de nuevo a la fruta.
VI PARTE
LA REVELACION
“Los corazones de los hombres no podrán soportar la intensidad de la revelación”
Bahá U Lláh
Las estrellas y las sombras se retiran sin dejar vacíos, una brisa cálida invade las calles, desengomo los huesos con una breve carrera. Calle Oficios hasta Luz, una breve calistenia aleja la humedad de la noche. Esta es la hora de los gallos y los perros, ellos no me ladran, son indiferentes, solo la gente se aparta Abrecaminosespantamuertos, nunca he tenido mal olor, debe ser la apariencia raída, el baño no falta, cuando estoy cerca del río, en el río, cuando estoy cerca del mar, en el mar, sujeto a las rocas dejo que el mar haga su tarea, luego el sol culmina el trabajo.
Tres bancos quedan solamente en el parque frente al almacén LINDNER AND HARTMAN. Sale la lanchita desde el muelle cargada de madrugadores. Luz, Inquisidor, plantas que crecen en las paredes, ruido de puertas de hierro, Luz y San Ignacio, Cuba, Convento de Santa Clara con sus ventanas de madera torneada pintadas de azul, Luz y Damas y Cuba, olor a café recién colado, ruido de puertas que se abren y dejan escapar un vaho tan humano que embriaga, luces que se encienden de a poco, sigilosas. Luz y Habana, muro con puntas afiladas, un florero pregona. María y José, en la portada de Belén, contemplan arrobados al niño recién nacido, Aguacate muere en la puerta del Convento, muere la calle Villegas, escombros, el aire descascara los colores, mezcla el azul, el verde, el amarillo, el mar traza en las paredes líneas sinuosas, mapas estelares. Calle Ejido llena de sorpresas, antiguo portal donde la gente espera la guagua, los carteles, los pequeños, minúsculos negocios:
SE PLASTICAN CARNET 5 PESOS
BATIDO DE MAMEY 3 PESOS
SE REPARAN ESPEJUELOS
SE LLENAN FOSFORERAS
NO SE VENDE NADA ¡NO JODA!
JUGO DE NARANJA BIEN FRIO
PIZA CALIENTE 5 PESOS
FOTOGRAFO VISAS PASAPORTE CARNET DE IDENTIDAD BODAS QUINCES CUMPLEAÑOS ETC
El pavimento roto, polvoriento, olores del Mercado, hediondez de coles podridas, papas, mangos. Caminar, caminar, El Capitolio como un pene goloso, erecto en medio de todo, Monte y Cienfuegos, una trigueña me hace una seña, lleva una jaba de naylon colgada del brazo, el exceso de maquillaje no borra las duras arrugas del rostro, tuvo buenos mejores tiempos, tuvo, ya no, insinúan sus ojos, malicia que sabe disparar a boca de jarro, beso iniciado por los labios, seña de que la siga, me acerco.
- Estas zorreando por aquí
Y sin mas preámbulos
- 5 fulas completo, conmigo o con alguna de aquellas que están junto al carro.
Señala a un destartalado chevrolet donde un grupo de mujeres esperan, miran y sonríen.
- Un cuadro de tortilla 10 fulas, cualquiera de las que están en la máquina, la que tu escojas y yo.
Señala de nuevo al carro y ellas vuelvan a sonreír, me les acerco y observo, una gorda vestida de rojo, una negra flaca que da grima, una mulata bien gastada, una rubia con el rostro hecho un guayo, sonríen, la negra flaca:
- Papi yo estoy flaca pero un bollo como el mío tu seguro que jamas lo has visto.
- Seguro.
Afirmo y digo a la trigueña que no me interesa, la gorda dice.
- Papi no seas malo tírame un salve, anda.
La trigueña hace un mohín de disgusto y no dice nada, se sube la jaba hasta el codo y se aleja contoneante. Por todo Monte se repiten las ofertas, parece ser que la hez del amor tarifado se da cita en esta zona, dos o tres chulos con cara de matones de película mexicana se pasean calle arriba y calle abajo, vigilando la mercancía depreciada por el mucho uso.
- ¡Valla como lo cogieron!
Vocea un avispado vendedor de periódicos. Retrocedo hasta Teniente Rey, en el parque frente a las ruinas del Gran Hotel, fue donde vi por última vez a Roberto, sentado en su silla de ruedas, rodeado de tubos spray, un cartel colgaba de su silla de invalido SE RELLENAN FOSFORERAS rodeado del olor a gas, con los dedos grises y torpes. Era Roberto y no era Roberto, pero yo mismo ¿Quién soy?. Seguir adelante, cansarse hasta la rabia, llora Fagot, llora toda tu rabia, tu amargura, tu resentimiento, ofrece mejor tu simiente a la tierra generosa, eres un árbol, sigue con tu soledad infinita, tu soledad eterna. Yo amo padre, yo amo a esa mujer, no digas que es la Gran Puta, la que ha emborrachado a los habitantes de este mundo con el embriagante licor de la lujuria, la que ha fornicado con los Siete Reyes, no digas padre que es la que lleva grabado en su frente el maldito símbolo, ella es la ciudad y la ciudad es ella, yo amo a esta ciudad, la amo a ella, en mi corazón debiera vivir el odio, pero no hay sitio para el, mis raíces han bebido otros licores, mis raíces no han encontrado el alcivar, han bebido otros amargores. ¿Cómo puede ser letal tanta belleza. Víctor Hugo clama.
- Satán est mort, renais o Lucifer celeste.
¿Lo que un ángel no consiguió podrá lograrlo una mujer? ¿Seré Uriel y Kundry Virgia? ¿Quién puede afirmar que no soy un hombre, una partícula de polvo, un rayo de luz?
La gente se aparta cuando paso, causo risa, burla, abrecaminoespantamuerto, una voz, cada vez mas fuerte en mi interior, invita a la furia, a causar temor en esa turba que ríe, un solo gesto y todos huirían llenos de pavor ¿Cómo controlar el odio? ¿Cómo olvidar el rencor? ¿Cómo controlar la tentación de usar ese poder que siento nace dentro de mi? Ese poder lleva a él, ese poder es él, ese poder soy yo, crece la ira y crece la fuerza, asusta la sensación que experimento. Solo Kundry atenúa el dolor, la furia, el odio, solo ella pone luz a mi corazón, crea lo inefable, Kundry.
La teología católica enseña que las penas infernales son eternas, Satanás jamas será perdonado, sin embargo algunos teólogos de los primeros tiempos cristianos y algunos poetas de los tiempos modernos opinan lo contrario. Orígenes sostuvo: El objeto último de la redención es el gran regreso, la reconciliación universal. El teólogo alejandrino creía que los demonios volverán a ser ángeles Unos y otros, regresarán, luego de arduos y duros tormentos, a las legiones angélicas y se elevarán mas tarde a los grados superiores y llegarán a regiones invisibles y eternas Y al final el mismo Satanás será redimido, este último enemigo será destruido, no en el sentido de la sustancia hecha por Dios, sino en el sentido de que desaparecerá la perversidad de su voluntad que es obra suya y no de Dios ( De principiis,I,6,3 ). ¿Será así? ¿Podrá ser así? ¿Existe realmente tal dualidad, Dios y Satanás, bien y mal separadas? ¿O son ellos una sola entidad indivisible? Un solo Dios que se llama Satán, Satán alter ego de Dios, o Dr. Jaikel y Mr. Haig con un victorioso Mr. Haig.
La calle Reina es la más habanera de las calles de Habana, con sus ruidosos portales, su acento cosmopolita, sus ángeles de piedra, sus edificios como dulces cubiertas de polvo, allí se mezclan el mar y la fábrica, allí confluyen todas la melodías de la ciudad, sus eructos, sus gritos de placer, de infelicidad, de alegría, de llanto, allí viven juntos el ladrón y el ingeniero, el médico famoso y el proxeneta mas célebre, puerta con puerta, pared con pared, demasiado juntos, demasiado hacinados, un enjambre de voces con todos los acentos, allí conviven el sol y la sombra en la mas absoluta armonía. Por eso camino tranquilo, ella sabe mis pasos de memoria.
Una tela blanca con letras rojas se extiende de lado a lado de la calle.
VIVA EL PRIMERO DE MAYO.
Esta noche es la noche, esta debe ser la noche, esta es la que ellos anuncian con gran vehemencia ¿Cómo se comportará en mi la mezcla particular de luz y tinieblas que todo ser humano lleva ? ¿Cómo será en mi caso particularísimo? Todo perece indicar el triunfo de las tinieblas. Pudiera renunciar, renunciar como Siddharta, Gautama, Zayamuni, Tathagata, Bhagauad. Siddharta no pasaba nunca los muros de su palacio, toda su vida eran las diversiones, los banquetes y las fiestas, desconocedor de otra realidad al tener los cuatro contactos casuales, un anciano decrépito, un enfermo atormentado por terribles dolores, un muerto al que iban a sepultar y un monje mendicante, se enteró de que la enfermedad, la vejez y la muerte forman parte del destino de todos los humanos, el monje mendicante le dijo que en el ascetismo había encontrado la tranquilidad del alma y siguió su ejemplo, abandonó riquezas, privilegios y familia y se fue al bosque a vivir para alcanzar la paz del alma. Pero yo no tengo riquezas, ni familia, ni palacios a los que renunciar, el mismo Gautama reconoce que ese no es el camino. Vía Octuple, ocho vías, mas bien seis, nunca tuvo ocho así que no es posible alcanzar el estado de Arhat y de ahí al Nirvana lo mas lejos que se puede llegar por la seis vías es a Santi Espíritus, creo.
Después de vagabundear por Reina y sus aledaños, llenarme la barriga de refrescos de esencia de fresa, naranja, melocotón, refrescos gaseados de cola, naranja y piña, fui hasta la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús para asegurar un puesto nocturno, disputar un puesto para la noche con los zarrapastrosos vagos que vivaquean en los portales del edificio, a los pies de Jesús. No encontré ninguno, estaban los otros, los vendedores de estampitas, santos de yeso, libros eclesiásticos, Biblias, crucifijos, oraciones, vendedores con cara de beatos, y bolsillos lujuriosos, Jesús los miraba con recelo, pensé que en cualquier momento abandonaría su lecho de piedra y convertiría el corazón en látigo para expulsar a los mercaderes del templo.
- Escapularios.
- Una foto del Papa.
- El evangelio de San Lucas.
- Recetas de la cocina Papal.
- ¡Valla lo que come el Papa y sus Cardenales!.
- Detentes.
- Guano santo.
- Una foto original de Cristo en el Calvario.
- Un yeso de la Virgen del Camino.
- Un video clip de Orígenes.
- Crucifijos de todos los tamaños.
- Cruces de tamaño original.
- Clavos.
- Martillos.
- Coronas de espinas.
Acomodado en un rincón, sobre unos periódicos abandonados, quedé dormido. Soñé, creo que fue un sueño. La luna flotaba sobre las aguas de la bahía, Kundry recostada en un diván, desnuda. Alrededor la ciudad, los edificios, el viento salobre, el edificio, el balcón sobre El prado, toco el saxo, desnudo, contemplo mis rodillas, los pies perfectos sin las rozaduras, callos y cicatrices del cemento, perfectas, fuertes, torneados mis brazos, las manos no son garras para fijarse al concreto, son suaves, de músico, de escritor, de médico, mi padre sentado en el borde del balcón toca el violín, interpretamos el Trino del Diablo, el rostro de mi padre es el de Kundry, el rostro de Kundry es mi rostro y la voz:
- Pase lo que pase es mi triunfo.
El violín y la risa de los tres.
- Lo difícil es hablar por los tres siendo uno solo, lo difícil es la trinidad.
La ciudad transcurre en paz ante nosotros, mientras el violín y el saxo regurgitan melodías, es una película trabajada en ocres, es una proyección en cámara rápida, mientras nosotros permanecemos en otro tiempo, mientras nosotros nos amamos sobre el diván y el saxo y el violín interpretan solos la diabólica melodía.
Despierto con niebla en los ojos.
VIVA EL PRIMERO DE MAYO.
El viento tensa la tela, los mercaderes se disponen a abandonar el portal. Se acerca una conga
Calabaza calabaza
todo el mundo pa´ su casa
Calabaza calabaza
de la casa pa ´la plaza.
Arrollan por Reina, de los palacetes ruinosos, de la casas, de las cuarterías, de los edificios apuntalados brota la gente convocada por el repiquetear de los tambores.
Calabaza calabaza
de la casa pa´ la Plaza
de la casa pa´ la Plaza.
Brillan los dientes de oro del que lleva la voz cantante. El que toca el cencerro se cubre la cabeza con un pañuelo rojo, van sin camisas muchos de los bailadores, el sol brilla en las espaldas. Entre los bailadores, en punta van las hijas de Cuartila, las mulatas mas lindas de San Leopoldo, pantaloncitos cortos, minúsculos trozos de tela donde la carne se desborda, al verlas todos se olvidan del baile, se pierde el ritmo, no existe nada fuera de esas caderas únicas, fuera del vaivén de esas nalgas que fanatizan, emboban, nadie se resiste, la conga serpentea y se estremece.
- ¡Hola jefe! ¿No nos brinda una copita?
Igor, chaleco a cuadros, quevedos de un solo lente, pantalón bombacho de seda roja, gorra bolchevique.
- Mis respetos messere.
Desde la conga que arrolla hace un gesto pícaro, se pone al frente de los bailadores y comienza dirigir el baile como si dirigiera una banda de música, lleva una batuta en la mano y la hace girar a una velocidad de vértigo.
- Venga messere es de lo mas divertido, mire usted.
Realiza un pase en el aire con la batuta y el de la voz principal comienza a cantar un aria de Eugenio Oneguin.
- Majestuoso, majestuoso messere.
Realiza otro pase mágico con la batuta y convierte a las hijas de Cuartila en delfines.
- Avec plaisir.
Los delfines hacen cabriolas, saludan con las colas en alto. Siempre me han gustado los delfines sobre todo cuando nadan en la piel de una mujer.
Siempre que veo uno de esos animales recuerdo a Esther, nadie sabe llevar un delfín como ella. Quizás mi gusto se origine en un estrato profundo, arcaico, totémico.
- Señor, messere.
Un nuevo pase mágico y vuelve la conga y las mulatas mas lindas de San Leopoldo bailan con nuevos bríos. De los edificios a la calle brota un agua sucia, jabonosa. Ruinas, lubrideces, columnas, falos coronados con ángeles de yeso, aceras violadas, vocingleras.
- Señor, messere, mire esto por favor, mire hacia arriba.
Mueve en círculos la batuta, del cielo comienzan a caer papeles, giran en el aire, forman remolinos. Se alzan los brazos, el olor es inconfundible, aroma de billete de banco recién impreso. La gente salta sobre el dinero, pelean, se acometen, los espantajos animan el detestable espectáculo, una gorda trata de retener entre sus senos un puñado de billetes. Bofetadas, puñetazos, patadas, mordidas, navajas, machetes, bates de béisbol.
- Eso es mío.
- Suelta miserable.
Los demonios ríen divertidos. Caen billetes de 20, 50, 100 dólares. ¿Será que todo está perdido? Rostros goyescos, rostros desfigurados por la lujuria del dinero, se agreden, luchan por obtener a toda costa los papeles que caen del cielo. El golpe es artero. Atacan los espíritus oscuros, usan como arma la codicia, el dinero, esa poderosa arma contra la que casi nadie se resiste, el dinero vuelve pútrida el alma mas pura, es poderoso, altanero, infalible. La ciudad es una locura, cargan los billetes en los mas inusitados recipientes:
- Ollas de presión.
- Calderos.
- Palanganas.
- Tanques de 55 galones.
- La caja vacía de un refrigerador.
- Estuches de guitarras.
- Sacos de yute.
- Sacos de harina.
- Cubos.
- Cascos.
- Fundas.
- Sombreros.
- Bañeras.
- Tinas.
- Un Trombón.
- Escaparates.
- Carretillas.
- Redes de pescar.
- Jamos.
- Latas de aceite.
- Sábanas.
Algunos miran aterrorizados a los “cazadores” y tratan de hacerlos entrar en razón, pero es inútil, ellos solo tienen sentidos para el maná verde que cae del cielo, a el se entregan con frenesí, lo besan, lo adoran.
La lluvia cesa de pronto, miran al cielo y maldicen, condenan al Dios injusto que detuvo la caída del maná. Un aeroplano sobrevuela la escena seguido de una enorme tela:
¡ TODOS A LA NOCHE DE WALPURGIS!
Igor con un altavoz anuncia:
- Esta noche la gran fiesta, esta noche la gran celebración, esta noche todos a la fuente, todos a la Fuente de la Victoria, asista a la noche, la noche mas importante del año, del siglo, del milenio, la noche mas importante de todos los tiempos ¡Todos a celebrar la victoria!.
Una procesión solemne avanza por Reina camino a Carlos III. Tribulat y Tobiel van al frente. Los demonios de última hora son los más fáciles de identificar,, son los que más escandalizan, los veteranos les miran con mal disimulado desprecio. Trato de acercarme a Igor y ajustarle cuentas a ese despreciable gusano, la furia me consume, siento como se tensan los músculos, como la sangre se afogara. La ira se transforma en frustración,, en desanimo, es imposible acercarse a Igor, soy arrastrado por la muchedumbre, amalgamado en el río de gentes que se dirige a la fuente para obtener un sitio privilegiado. Presiento que este río me llevará a Kundry, este río desbocado, enfebrecido, alucinado y me dejo arrastrar. El río de ellos, sus acólitos, seguidores y la marea, posesos, espantajos, demonios, curiosos, los que tienen miedo, todos juntos conducen hasta ella, íncubos, súcubos, djim, legionarios llevan hasta Kundry.
Se acerca la noche, el deseo arrastra, voy tras ella, la única, la irrepetible ¿Cómo lograr la represión del deseo? ¿Cuanto de mi se pierde si suprimo el deseo? Según Buda el origen del sufrimiento es el apego a la vida, la pasión, para poner fin al sufrimiento hay que librarse del apego a la vida y de la pasión mediante la represión del deseo. El hombre debe suprimir todo deseo y pasión. ¿Pero que queda de mi si suprimo el deseo por ella? ¿Que soy sin ese deseo? Decía Zaratustra: Detrás de tus pensamientos y de tus sentimientos, hermano mío, hay un amo mas poderoso, un guía desconocido, se llama si mismo, habita en tu cuerpo, es tu cuerpo. ¿Quién creó la estima y el menosprecio, y el valor y la voluntad? El si mismo creador se crió la estima y el menosprecio y el valor y la voluntad, la alegría y la pena. Toda pasión es crear, ¿Qué sería yo sin pasión? Hermano mío, cuando tienes una virtud y es tu virtud, no la tienes en común con nadie, dice Zaratustra, Lo que constituye el tormento y la dulzura de mi alma y también lo que causa el hambre de mis entrañas, este es mi bien, el que yo amo, solo así es como quiero el bien...Y aunque fueras de la raza de los coléricos, o de los voluptuosos, de los fanáticos o de los vengativos. Todas tus pasiones acabaran por tornarse virtudes y todos tus demonios ángeles. Si renuncio a mi amor, a mi pasión dejaría de ser yo, ah profeta, que bálsamo derramas en mi corazón, el mal que nace en mi es fruto de la lucha de mis virtudes y mis pasiones ¿Que campo de batalla soy?
VII PARTE
PARTEITAG
Uno, dos y tres, uno, dos y tres
Que paso mas chévere
que paso mas chévere
el de mi conga es.
La luz de los reflectores enceguece, compite con la luna magnífica, Osúkan, luna llena de Walpurgis, luna sobre la avenida de Rancho Boyeros. Guirnaldas de flores, luces, antorchas, miles de antorchas, fogatas, 150 reflectores, 300 000 banderas, carteles, pancartas alusivas al “Gran Día”, fotografías de los líderes, grandes lienzos cubiertos de consignas, opera gigantesca de fanáticos infernales, Poltergeist de los desfiles, demonios uniformados. Marchan hacia La Fuente, a la gran convención de las fuerzas del mal, al Parteitag diabólico. La ferocidad, la fuerza de los gritos, las salvas, las bandas de música tocando a todo tren, los altoparlantes, aturden, embriagan, atraen a cientos de curiosos.
Encabezan el desfile, Tribulat Bonnomet, Tobiel, Iblis, Roi Ubu (Bestial y burlesco), seguidos por demonios, jorquinas, nigromantes, maritornes del diablo, espantajos, espíritus malignos, posesos, colaboradores, curiosos.
Todos tratan de acercarse lo mas posible a la tribuna adornada con Boletos de Satanás, Falos Hediondos, Rúsulas Eméticas, Amanitas (Setas favoritas de los demonios), carabelas de plata y plumas de ganso, un grupo de espantajos selectos, uniformados y de aspecto terrible, imponen el orden y la disciplina. Me acerco a las sillas de aluminio y naylon perfectamente alineadas, sillas para la elite. Representantes del mundo entero se reúnen hoy, el día de la victoria. En el aire hay una atmósfera ceremonial que causa sonrisas burlonas en algunos curiosos, desconocedores de lo terrible que se avecina. Se prepara el rito de la misa negra, unos servidores colocan la cruz al revés, van todos de negro, viran las velas, derraman el vino de la misa, se burlan, escupen el sagrario.
Tobiel se acerca y entrega las insignias a Asmodeo que oficia de Maestro y Jefe de Pacto. Asmodeo, muy solemne, escupe el misal, se orina en el cáliz, da a comer las hostias a dos perros escuálidos y sarnosos, luego comienza a leer la Biblia al revés, los curiosos, que no entienden lo que esta sucediendo, sonríen divertidos, El Príncipe los fulmina con la mirada. Se sitúa frente a los micrófonos. Los seguidores agitan las banderas, corean consignas, gritan, los vítores recorren las filas, hay lágrimas de emoción, desmayos
Suenan 18 campanadas y todos hacen silencio, suman 18 campanadas y todos dirigen la vista al gran reloj astrológico que corona la tribuna y anuncia la llegada de Satanás, los demonios se arrodillan. Ah Puch sobrevuela la escena, Ah Puch gobernante del noveno mundo subterráneo, señor de la muerte, cuerpo putrefacto, cabeza cadavérica adornada con collares de huesos y plumas, toca su flauta, melodía que causa escalofríos hasta en los mas endurecidos espantajos.
Ahí está ella, mi Apsara, como salida del vacío, de la nada. Esmon se pone de pie y sale a recibirla. Ahí esta, vestida de blanco, la tiara de reina relumbra en la frente. Esmón le ofrece un cetro de ébano rematado con un sapo de plata, luego alza los brazos y anuncia a la multitud.
- ¡Ella ha llegado!.
- ¡Kundry!
Grito, alarido que brota de lo mas profundo de mi cuerpo, sobrepasa el entusiasmo, acalla las voces de júbilo. Voy a llegar hasta ella cueste lo que cueste, acometo, siento la fuerza que llena, embriaga, siento el miedo, el silencio, lo saboreo, derribo la sillas de aluminio, los guardianes se arrodillan y ofrecen el cuello en señal de sumisión.
- A ver mami ¿De quién es esa cosita rica?
- Mamita mira como me tienes.
- ¿Has visto alguna vez algo como esto?
- Di que nadie te goza como yo mi reina
Cientos de voces, variantes repetidas hasta el cansancio. Posadas, cuartos, moteles, tumbaderos, esquinas, parques llenos de esas voces, golosas, autoritarias, pedigüeñas, suplicantes, engañosas, negociadoras, concierto que yo puedo dirigir. El mismo guión hasta el infinito, malas, buenas o regulares improvisaciones. Los dejo hacer lo que les place, los vuelvo locos de placer y luego los derroto, los convierto en nada, nada queda de sus orgullosas virilidades, lascivia convertida en lodo empantanado a los pies de la cama, holocausto ofrecido a mi cuerpo siempre virgen, al sexo inmaculado de la diosa. Luego el té de loto para el cuerpo rendido, privado de sus jugos.
Soy la dueña. Istar, Innina, Baba, Anat, Qadés, Asherat, Arinna, Nekbet, Astarte, Belet, Tanfana, Budu Henna, Laksmi, Ma, Rea, Hina, Nomkubulwana, Ixmucané, Dyctyra, Vinata, Ixquic, Ochún. Por todos los nombres conocida, en todos los tiempos.
La mirada de él, llama de destellos dorados de los hijos de Helio, Toro Venus, estrella de la Aurora, Lucifer, sus fuegos entraron en mis ojos. El señor de la noche, solo el me poseerá sobre el lecho de sombras, solo el borrará para siempre mi virginidad rediviva, solo él debe ser. ¿Quién es él? Lo presiento desde aquel día junto al río en que le esperé desnuda, cubierto el cuerpo de miel de abejas. Ningún hombre puede vencer a la diosa, ninguno puede entibiar la fría superficie de la luna. Tiene que ser, no puede ser un hombre, no puede ser un mortal. La bella Yuen, la amada Yuen nunca provocó en mi tamaño desconcierto, tan insoportable desasosiego. Wong se burla, la máscara que trato de utilizar se descompone, apenas esbozo un desprecio que no prospera. No necesita Fagot hacer de Wotan vestido de mujer para poseer a la reina, la reina es suya ya.
Tesa se ha marchado, su reino es el bosque, la ciudad la daña, seis de la mejores han quedado como guardaespaldas, seis que deben acompañarme la gran noche. Tremendo el sueño de anoche. ¿Fue un sueño? En una especie de duermevela escuché la voz.
- Déjame beber ese rocío, déjame lamer la flor.
El fascinum brioso y un rostro que es mi rostro. Cordax, danza de la comedia, alrededor de la ceiba, el Choraules espera con la flauta lista. Ceiba erguida y majestuosa, árbol del que Oggún, Osain y Ochosi hicieron el tambor, es awo, es el árbol de Chango. El fuego de Géminis, frío y azul en el cielo, fuego que no quema. El que baila tiene mi rostro, con el que danzo tiene mi rostro. Ditis derrama el río de los lamentos a los pies de los bailadores, todos llevan una moneda entre los dientes. Mi vestido es amarillo brillante, casi como el fuego, como la flama, el sonido de la flauta Zigia, adquiere son de lúgubre cadencia Lidia.
- ¿Podéis yacer contigo misma?
El fascinum grasiento, coronado por una aljófar, perla pequeña como una gota de rocío, acostada en un lecho de yerbas junto a una fuente de agua cristalina. El falo derrama pequeñas perlas sobre la flor anhelante, labios, dientes en mi cuello, hombros, vientre, la lengua no perdona resquicios, humedades, temblores. Mis labios sienten una sed indomable, bebo, devoro las gotas de rocío que se derraman, lamo, con un placer que nunca antes había sentido, el glande, saboreo los estremecimientos del fascinum, muerdo con cuidado la piel. Despierto bañada en sudor, cubierta de humedades, ardida, invito a Tesa a nuestra última correría citadina. Recorremos la ciudad, nos besamos en cada oscuridad, en cada rincón, buscamos, desechamos lugares, dejamos atrás las tristes putas de la calle Monte, los trasvestis de la Fraternidad, las cazadoras del Capitolio, los pajusos del Parque Central. Sentimos presencias en las Ruinas del Gran Hotel. Entramos en silencio, nos desnudamos, con el unto mágico éramos completamente invisibles a los ojos humanos.
Una pareja hacía el amor con timidez, ella sentada a horcajadas sobre el, casi inmóvil, el mas activo de grupo era un negro que se masturbaba en la sombras, Tesa se acercó a la muchacha, la tomó por las caderas y le impuso su ritmo de consumada amadora, Trabajé en los senos pequeños y duros, acaricié la espalda grácil, los suspiros se trocaron en jadeos, los jadeos en gritos de placer. Luego nos ocupamos del hombre de las sombras, Tesa tomó entre sus manos el miembro con repugnancia, lo pellizcó, jugó con la piel, era un falo enorme y deformado, estrecho en la base y gordo y doblado en la cúspide, yo apliqué la punta de la lengua a la parte inferior del glande y el tipo no aguantó el doble ataque, no soportó la visión de la pareja que ahora se entregaba a una danza llena de furor y dulzura y descargó un largo chorro de esperma sobre Tesa. El pene en cada estertor lanzaba sobre la amazona el semen caliente y la hacía visible, cada vez mas visible, la tomé del brazo y la sequé del estupor y la furia que veía crecer en sus ojos y que no presagiaba nada bueno, de no haber roto la inercia todo hubiera acabado muy mal para el hombre, la ayudé a limpiarse el vientre, los senos y los muslos cubiertos de esperma, ella miró con rabia al masturbador que no cesaba de eyacular sobre el suelo, paredes y columnas y lanzó la mas terribles de las maldiciones, el hombre se sujetaba el falo tratando de detener la hemorragia, tratando de parar el río que ya alcanzaba a la pareja y empantanaba el suelo lleno de basuras, escombros y heces.
Regresamos casi al amanecer, exhaustas, costó trabajo tranquilizar a la amazona, pero logré distraerla con otros entretenimientos inofensivos que encontramos en la madrugada habanera, Soco Joplin, Bessie Smith, EarlFatha Hines, Ert Tatum, Billie Holiday, Ella Fitzgerald, Charlie Parquer, Dizzie Gillespie, Sonny Rollins, materializados en el club La Zorra y el Cuervo, descargaban acompañados del fantasma de Chano Pozo, en Obispo y Bernaza se improvisaba una Zambra gitana, se reunieron bajo los arboles del parque, María la Perrata, La Maraquilla,Carmen Amaya, Enrique “El Mellizo”, Antonio Chacón, Ramón Montoya “El Papa de la guitarra”, Angelillo, Pastora Pavón, Tomatito, Paco de Lucia, Manolo San Lucar, Camarón de la Isla, Mario Maya. María Taglioni exhibía su gracia en el ballet Barba Azul, Fanny Cerito en La sílfide, Fanny Elssler impresionaba al publico capitalino con sus elongados arabesques, vertiginosos pirouettes, deslizantes pas de bourrée,, sus battements y grand jettés, bailaban en los mejores teatros de la Habana, acompañadas por fantasmales partenaires, Rudolf Nureyev y Paolo Bertoluzzi interpretaban elChant du compagnon errand de Maurice Béjart en el Payret, Vaslav Nijinsky estrenaba en el Trianón La siesta del fauno, Josephine Baker actuaba en Tropicana, Lance Gries bailaba desnudo ante un piano de cola para el público citadino, Ana Gloria y Rolando acompañados por las Mulatas de Fuego resucitaban el Mambo en el Salón Rosado , se reestrenaba El Decálogo del Apocalípsis en los jardines del Nacional, en el propio teatro Nacional Danzabierta presentaba El Arbol y el Camino de Marianela Boan, Christiane Vlasis, danseuse-etoile personificando a Margarita en La Condenación de Fausto hizo un strip-tease frente al Capitolio asediada por figuras demoníacas. La gente buena dormía, descansaba del día agotador, esperaba el nuevo amanecer para reanudar su vida de trabajo, penas y alegrías sin sospechar lo que ocurría mas allá de sus paredes, acá en los vericuetos del alma, en esta otra ciudad de adentro, yo también esperaba y me divertía con Tesa, daba gracia su sublime repugnancia a todo lo que oliera a hombre, si se prestó para el juego con el tipo fue solo por complacerme. Corrimos como niñas por los portales de la ciudad a oscuras, nos besamos en los parques, nos amamos en los esquinas a la vista de algún que otro madrugador, provocando rechazo, lujuria o indiferencia, según el caso. La acompañe hasta la entrada del bosque, mundo de árboles, mundo donde Tesa es reina y señora, nos despedimos con pena, ya nos encontraríamos de nuevo si estaba prescrito, algún día.
Bate la cola del pez en el mar de la isla lujuriosa, ya es el día, no puedo evitar la emoción que me embarga. Baila el negro jorocón y vivaracho, a filo de machete construye la horas, bailan todos calle Reina abajo, la hijas de Cuartila, supremas, se mueven con una cadencia que arranca mas de un suspiro Alexandra con los ojos en blanco se deja llevar por el ritmo enloquecedor. Al frente va el maldito Igor haciendo de las suyas, pero hoy no tengo tiempo para el, ni siquiera para los tambores, hoy es mi día. Sukie y Jane preparan un dildo de cuero, lo lubrican con cebo de carnero y lo espolvorean con pimienta.
La tarde transcurre entre fiestas y bailes, todo lo putrecible se reúne, todo lo abominable se pone de acuerdo, todo lo aborrecible camela a los inocentes y a los que no lo son tanto. Yo no hago otra cosa que pensar en la noche, mi noche y en él. Debiera estar lideriando mis huestes, debía estar junto a ellas, las dueñas de la noche, debería jugar el papel que me corresponde en la convocatoria, pero no puedo, una extraña emoción me consume, su imagen borra el deber.
¿Qué puedo hacer? Nada, seguir la marea que lleva al final, al destino, hoy voy a ser reina. ¿Pero que importa todo eso sin él? Valla pensamiento pecaminoso. ¿Quién es Fagot? ¿Por qué enturbia así mi cuerpo y mi mente? Es horroroso, con su cara de fauno, con esos cabellos mugrusos, con esas trenzas enroscadas a ambos lados de la cabeza, con su cuerpo deforme, con esa fuerza terrible que emana de él, esa fuerza en que se unen, se mezclan, la inocencia absoluta y la maldad suprema, esa fuerza que nace de la lucha entre la luz y las tinieblas. Quizás sea eso lo que atrae, esa lucha, esa tensión que brota de sus ojos y el amor, la lujuria de esa mirada, la entrega total de esa mirada, nadie puede comparársele. ¿Será el elegido como él? ¿Podrá paresercele? Lo dudo, nadie puede, nadie puede¿Será él?.
Todo está dislocado y fuera de lugar esta noche, una riada de gentes se dirige a La Fuente, la mayoría lleva antorchas y banderas, allá va la Lucrecia, la bruja mas mala que conozco, camina sola, bordea los kioscos y las vendutas instaladas en las aceras, las aglomeraciones de vendedores de fritangas. Grupos de padres de familia, parejas, oleadas de niños excitados por la música y el colorido. Un payaso invita a los niños a que asistan al acto, toca una flauta, la cara del payaso es dulce. Los altoparlantes lanzan consignas sin parar.
En la intersección de Boyeros y Ayesteran un tipo industrioso, ha armado un pequeño parque de diversiones, carros locos, tiovivo, montaña rusa, estrella, botecitos, carrusel, todo a pequeña escala. Hace calor, la gente viene, va, se rozan, empujan, unas conchas multicolores giran veloces, cargadas de niños que ríen y chillan felices. No puedo resistir la tentación de subir a la conchas, experiencia inédita que me causa un gran placer, las luces dan vueltas, el vértigo de la velocidad, el griterío de los chiquillos, disfruto el vuelo, la simulación de un viaje sideral en estos platillos voladores de similor. Siento la niñez que no tuve, la vida plagada de ausencias, nací para reina, fui hecha para reina por las manos de un oscuro carpintero que no sabía lo que hacía, que no supo nunca quién guiaba sus manos en el torno, en la sierra, en todas las herramientas que me configuraron, que no supo quien insufló aliento a mi cuerpo.
Cuando las conchas comienzan a aminorar la velocidad de sus movimientos, Kundry se sobresalta, está segura de haber visto cerca de un kiosco vecino, a Fagot. La adrenalina le aumenta de súbito los latidos del corazón, cree, está segura de haberlo distinguido claramente, espera un nuevo giro de la concha, busca en la multitud y lo ve alejarse de espaldas, esa espalda inconfundible. En un instante decide seguirlo y mostrarse ante él, descifrar de una vez el enigma, someterse por entero a esa fuerza que la desequilibra. Las conchas entran en su vaivén final, Kundry levanta la barra de seguridad y se abre paso a la salida, empuja a las personas que bajan con lentitud, la multitud ajena a su angustia le cierra el paso, desespera, usa los codos para abrirse paso, para no perder a Otar que se aleja.
Lo olvida todo, encontrarlo es su misión. Persigue a Fagot, un Fagot fantasmagórico que se pierde en la multitud que se lo traga, hace rato que no lo ve, pero continua, sudorosa, enloquecida, la multitud afanada en llegar a la tribuna la aleja mas y mas de su objetivo, lo desaparece, lo devora. En la marea se pierde Otar que no se sabe perseguido, que no sabe que ella va tras el, fagot que también la busca presiente su cercanía y se lanza veloz a toda la rapidez que le permite la muchedumbre, a la tribuna, donde espera encontrarla.
Perdidas las esperanzas, desalentada por la muralla compacta que le cierra el paso se deja caer en el conten de la acera, no siente los empujones, los golpes, las disculpas, las protestas, las maldiciones, una gran fatiga la abruma, aspira hondo el aire turbio y cálido. El diablo, la torre, el ermitaño y el universo sus cartas del tarot. Salir de los campos oscuros y encontrarte con tu propia imagen, la carta del universo es la trascendencia, el último de los arcanos mayores, es la armonía de la luz y la oscuridad, acaricia las cartas que siempre lleva consigo. Hay veces en que Kundry siente que está en otro lugar, remoto, bajo un cielo y estrellas diferentes, Otar de alabastro y cabellos dorados la acompaña , Fagot de rostro idéntico al suyo. ¿Por qué a veces ve tres rostros iguales? ¿Por qué arte se refleja su rostro en otros?.Y ese violín extraño que le vacía el cuerpo, la hace levitar, la adormece. Kundry distingue los torsos desnudos y musculosos de la Waliskaris que la esperan para acompañarla hasta la tribuna, alzan sus brazos al verla y sus voces se imponen a la muchedumbre.
- Habrán paso a la Reina.
- Paso a la Reina.
- Paso a la reina.
- Paso a la Reina.
Se corre la voz. Kundry avanza en medio de sentimientos encontrados, avanza entre vítores y reverencias, la claqué se esfuerza, avanza arrogante el porte.
Fagot, es todo tensión, su cuerpo y su mente apenas pueden soportar la presión. Fagot, cuencas vacías que miran de frente ignorantes de su vacuidad, con otros ojos ve el mundo pero no lo sabe, mira al mundo con el alma que hoy debe perder, no se sabe ciego Otar. No sabe de cuanta maldad esta hecho, ese amor por la ciudad maldita lo aleja del padre, hoy debe y expulsará de si ese amor, sin ese sentimiento no habría sido capaz del otro, esa pasión que experimenta por Kundry, no hubiera sido posible, sin esa otra pasión, no prevista, enraizada en la tierra, en el asfalto, en el alma de la ciudad.
Kundry ha llegado a la tribuna, suenan la 18 campanadas del reloj astrológico que anuncia la llegada del Príncipe de las Tinieblas, el Irreductible rebelde. Esmon pronuncia solemne el saludo, un precioso manto de terciopelo negro le cubre los hombros.
No está, se lo ha tragado la muchedumbre, la luz de los reflectores enceguece. Ya nada importa, solo él ¿Donde está?. El reloj da las 18 campanadas. Esmon me tiende su mano suave y acariciante.
- Vuestros ciervos os saludan Señora de la Noche.
Yuen y Wong hacen una reverencia y me entregan El Cetro Impuro, cubren mis dedos de anillos de oro, en el pecho colocan la piedra de jade. Frente a la tribuna en 5000 sillas plegables, los elegidos: Príncipes, Jefes de legiones, Maestros de los pactos, de los conciliábulos, del fuego, del dolor, de la muerte; Presidentes, Tesoreros, Cancilleres, demonios renombrados, destacados satanistas, espantajos millonarios en almas pervertidas etc.
En la tribuna siete Reyes, acompañados de los Demonios mayores. Tobiel coloca en el brazo de Asmodeo la cinta de maestro de ceremonias, en el pecho el sello con el Corazón negro, las tijeras en las solapas. Asmodeo lleva la espada para consagrar el Círculo mágico, una cuerda roja le ciñe la cintura. Tobiel porta el incenciario de cáñamo indio y el látigo de nueve colas. Alexandra, Jane y Sukie, vestidas con túnicas blancas, sirven de ayudantes a Tobiel. Miembros selectos del Pacto conducen a los neófitos a la tribuna, Asmodeo les entrega el carnet color sangre coagulada y los declara miembros de la secta.
Se produce un tumulto al final de las sillas plegables, una sombra colérica acomete.
- ¡Es él!
Asmodeo alza la espada ceremonial y no logra hacer la invocación. La confusión es grande, la guardia trata infructuosamente de detener al intruso. La luna se torna amarilla y enfermiza, el aire es duro e irrespirable.
-¡ Kundry!
Su grito me traspasa. Eleva. Desconcierta. Nada lo detiene, nada pude detenerlo, es él, parece estar hecho de luz oscura, el cortejo de criaturas malignas se postran. Sube a la tribuna. Tobiel, de rodillas, grita con voz cargada de pasión.
- ¡Viva el Adversario!
Apenas logro reaccionar. ¿Quién es? ¿Acaso es él, el esperado? ¿El terrible? Me toca, su contacto es como una herida. Está ante mi, asombrado, confundido, su confusión aumenta de manera proporcional a las reverencias y los saludos de los demonios.
- ¡Viva el Unico!
Grita Asmodeo secundado por la multitud, hay asombro y felicidad en el rostro de los demonios. Es la victoria.
- ¡Es la victoria multitud genuflexa!
Tobiel parece poseído por un extraño éxtasis. Me separo unos pasos de Fagot y le reverencio, así que el dueño de mi cuerpo es le dueño de mi alma, lo contemplo, su aspecto es nada terrible, parece desamparado en medio de la felicidad de los espantajos.
- Dale, toma lo que es tuyo, para lo que naciste, no esperes mas, dale, proclámate.
Le digo con todo el cariño de que soy capaz, el permanece quieto, pasan los minutos que parecen horas y el sigue ahí, confundido, indeciso, sin hacer nada, mira aterrorizado a los que le rodean, mira a la multitud que comienza a dar señales de impaciencia. Dudo ¿ Es este el Soberano? ¿El Señor de la noche? ¿ El Rey del Milenio Oscuro? Esmon no puede disimular el miedo. Se ve tan ridículo, con esa ropa estrafalaria, los brazos largos de simio, el rostro faunezco estremecido por el miedo. No puede ser él, mi pecho se llena de compasión y el amor empieza a cubrir la sorpresa. Asmodeo lo conduce con todo respeto ante los micrófonos, mira hacia mi, sus ojos suplican ayuda. Comienza a balbucear una palabras que nadie entiende. ¿Que mascarada es esta? Sentimientos contradictorios me aturden.
- No seas cobarde.
Le grito y el me mira con la ranura de sus cuencas apagas, la voz le sale cada vez mas débil. El temor circula con fuerza entre los demonios, pero nada pueden hacer. La voz le brota cada vez mas rajada, confusa, comienzan a apagarse los reflectores, comienzan a bajar las banderas. Estas ahí desamparado, ridículo, balbuceando excusas que nadie entiende, el poder es tuyo y lo rechazas, lo pierdes y nos pierdes a todos . Se supone que seas el mal absoluto pero tu cuerpo trasmite desamparo. Todo está perdido, alzas la cabeza y nos miras, siento tu desprecio, tus cuencas brillan por primera vez desde que te condujeron al micrófono y es para expresarnos tu desprecio, cuan lejos estas de nosotros. Asmodeo desespera.
- ¡Toma la espada y proclámate!
Tobiel lleno de temor le increpa, Esmon le pone la corona de zafiros, queda de lado sobre su cabeza, inclinada sobre sus trenzas en forma de cuernos retorcidos. Ridículo. Esmon proclama.
- ¡Viva el Rey del mundo visible e invisible!
Su figura representa cualquier cosa menos majestad real, menos respeto. ¿Es este el Rey? Todo está perdido. Un relámpago ilumina la plaza. Fagot mira a la muchedumbre, ya no hay una bandera, una pancarta, un cartel en pie, silencio, un silencio que no presagia nada bueno hace rato sustituyó a los vítores y los aplausos. Me acerco a Otar, un sentimiento de perdida insondable se apodera de mi, martirizado Fagot, le tomo una mano y se la aprieto para trasmitirle apoyo, el me mira con amor. De pronto un grito terrible, un grito nacido desde el fondo de la Plaza, paraliza a los demonios y lo destruye todo.
- ¡Abrecaminosespantamuertos!
Una pausa que se hace demasiado larga y luego la risa, todo ocurre en pocos segundos, justo a las doce de la noche, pero está en juego la eternidad, risa, primero solitaria, tan solitaria y destructiva como el grito que se repite esta vez mas cerca de la tribuna.
- ¡Abrecaminosespantamuertos!
Se expande la carcajada como una ola que lo barre todo, la hilaridad es general e incontenible. Otar mira y sonríe, suelta una carcajada, Otar mira y se retuerce de la risa.
La risa cubre la Plaza de los Inicios, se extiende por la avenida de Boyeros, se desborda a la ciudad. La risa cubre la Isla. Asmodeo y Tobiel se esfuman en un grito terrible, los demonios desaparecen tragados por la risotada general, por la carcajada absoluta, desaparecen los espantajos y sus acólitos, las pancartas, los reflectores, los carteles, las banderas, los altoparlantes. Miro a Fagot y el me abraza.
Una comparsa sale de la Ciudad Deportiva, vistosa explosión de colores y música, los bailadores ejecutan complicadas figuras. Arroya la comparsa por la avenida de Boyeros, arrastra un río de gentes. Todos van tras la música. Nos quedamos solos en la tribuna, solos entre las sillas derribadas y las consignas olvidadas. No logro comprender lo que paso, quizás nunca lo entienda, pero el esta junto a mi y sus manos me acarician y su boca me besa. Bajamos, nos confundimos con los bailadores entregados a la apoteosis de caderas cimbreantes, embriagados por el ritmo. Fagot me enlaza la cintura, su risa ahora es queda, casi interior y veo florecer sus ojos nuevos llenos de amor hacia la gente que baila, ojos nuevos que contemplan la ciudad con un amor infinito, que miran con un amor limpio, sin limites.
Tengo una cosita
que te gusta a ti
que te gusta a ti
Un negro saca un pañuelo rojo del bolsillo de su pantalón acampanado, sacude el pañuelo al aire y nos mira lascivo, sus dientes brillan a la luz de la luna.
Tu pecho en mi espalda, mis nalgas en tu sexo, ahítos de cencerros y tumbadoras. Comienza a llover. ¿ A quien le importa?. Alguien nos alcanza una botella de aguardiente. El negro del pañuelo rojo lleva ahora la voz cantante, el sudor le corre a chorros por la piel luminosa, su danza es enérgica, le imprime a sus caderas un movimiento inconfundible de cúpula violenta, se amarra el pañuelo rojo a la frente. La comparsa evoluciona obediente a los silbatos del guía, es un caos organizado de ritmo y color. El negro nos hace un guiño cómplice, creo ver ciertos rasgos en su rostro, cierto parecido, mas que un aire familiar en sus facciones. Ríe, ríe divertido en medio de la danza desaforada, nos mira e imita la posición de un violinista, el hombro izquierdo junto a la cara, el brazo derecho es el arco que desliza por el antebrazo violín. La piedra de su sortija resplandece. Ríe se aleja, busca el centro del baile, se pierde en el ritmo, en los cencerros, en las trompetas, en el coro.
Mi madre nació de lima
y mi padre de limón,
y yo de naranja china
mía tu que combinación.
Una cascada de fuegos artificiales ilumina la noche. Fagot me mira. Soy yo, le digo, Kundry.
- ¿Kundry?
Comienza a reír de nuevo, una risa nerviosa, una risa entrecortada, risa que toma fuerza a trancos.
- ¿ No escuchas el violín?
Los bailadores contemplan divertidos al hombre que ríe y se tambalea embriagado en su propia risa.
- Tremenda curda tiene el socio.
El ríe, ríe sentado en el asfalto de la avenida. Llora y ríe a la vez abrazado a mis piernas, mientras la comparsa convertida en un mar de bailadores entra a la Plaza de la Revolución.
fIN
11 de septiembre del 2001.
EL ADVERSARIO
RAUL ANTONIO CAPOTE
jueves, 13 de marzo de 2008
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7 comentarios:
Es lo mejor que he leido en años
No tienes más, me gustaría leer más cosas tuyas, me he divertido mucho
Es una excelente novela, deberían publicarla en papel.
besos
Yordanka
No logro entender mucho de la historia, pero su ritmo cautiva y de alguna forma logra llenarte de él, es como una gran sinfonía, que funciona a nivel sensorial.
Maribel Rosa Flores de Lima
Solo alguien con poca lectura y con perdón de M.Rosa, no puede entender esta lectura, es increíble el mundo interior del autor, es una especie de hermosa locura a la que nos arrastra sin misericordia a traves de las páginas de esta fantástica novela
Romana
wao! hombre donde estás voy corriendo a buscarte ahora mismo adversario....
Chica cubana de Ohio
Ya te dije cubanito, eres fantástico, venite conmigo hombre...
Ariela
ariela_@hotmail.com
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